Capítulo 13

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Todavía disponía de unas cuantas horas antes de que dieran las diez de la noche para aparecer en el puesto de libros clásicos. Pero antes quería asegurarse de que André no tenía nada que ver en todo aquello. Pensándolo pausadamente... ¿por qué concretamente una guitarra? Era demasiada casualidad que después de utilizar una en el cumpleaños de Normani, días después le regalasen la misma pero en distinto color.

Tenía a otra persona en mente a parte del castaño pero estaba segura de que no podría haber sido ella puesto que no tendría por qué hacerlo, no después de aquellas palabras después del beso, no después de todo.

Soltando un suspiro, cargó la guitarra dentro de la funda negra con la que venía y junto con el sobre que la morena le había entregado, salió de su consulta con el bolso colgándole de uno de los hombros.

Nada más salir, se dirigió a la consulta de André la cual permanecía con la puerta abierta. Al comprobar que no se encontraba dentro de ésta, caminó con el peso de la guitarra hasta la recepción donde Bianca seguía programando las citas para el día siguiente como siempre hacía. Estaba concentrada en su trabajo por lo que no notó su presencia. Ahí estaba de nuevo esa mirada perdida que Camila pudo identificar. Realmente le pasaba algo.

- "Bianca" la llamó haciendo que ésta se sorprendiera tanto por el gesto como por verla con una guitarra en sus manos. "¿André ya se ha ido?" preguntó directa.

- "Sí, dijo que tenía prisa por unos asuntos personales" explicó mirando a su jefa lo mínimo posible.

- "Vale, hasta mañana" respondió Camila con su tono neutral antes de salir de la clínica.

A paso ligero llegó hacia su Citroën donde dejó la guitarra sobre los asientos traseros y su bolso junto con el sobre, en el asiento del copiloto. Pensando en las palabras de su recepcionista, se dirigió hacia su pequeña casa mientras marcaba en el volante el ritmo de la radio con ambos pulgares. Asuntos personales. A pesar de que pudiese ser él, la caligrafía no era la misma que la del castaño. La de éste era más elegante y de forma cursiva, la típica caligrafía que cuesta entender.

Sin demorar mucho más en su trayecto, llegó frente a su plaza de aparcamiento bajando del coche junto con todas sus pertenencias mientras se dirigía a la entrada donde el pequeño Dusty la esperaba como cada día. Con cuidado de que el bolso no se le resbalase por el brazo al agacharse, acarició la cabeza del felino dejando un leve beso entre sus orejas.

Todavía tenía tiempo suficiente para comenzar a prepararse para su 'cita', por lo que anduvo hacia su habitación seguida por Dusty y soltó en la cama la guitarra dentro de la funda junto con su bolso y el sobre. El pequeño felino comenzó a olisquear la funda intentando averiguar qué era lo que su dueña había traído, ésta al darse cuenta soltó una pequeña sonrisa.

- "¿Quieres ver qué es Dust?" preguntó cogiendo la funda para sacar la guitarra de ésta. "Ven que te lo enseñe" añadió dirigiéndose hacia el salón.

Notando las pequeñas pisadas de su gato detrás de ella, llegó hacia su sofá beige en el que se dejó caer junto con el pequeño felino. Probó los mismos acordes como hizo dentro de su consulta y notó la mirada intrigante de Dusty. Riendo, probó otras distintas sin apartar la sonrisa. Hacía muchos años que no la tocaba y sinceramente lo echaba de menos. No pudo disfrutarlo en el cumpleaños, pero en aquel momento, a solas en su salón con la única compañía que la hacía feliz, lo estaba haciendo.

Después de pasar la siguiente hora tocando para su gato con éste intentando poner sus zarpas en la guitarra para hacer lo mismo que su dueña, Camila la dejó sobre su cama de nuevo dentro de la funda. Tras haber pasado tiempo con ella, había comprendido que aunque le diese un poco de miedo asistir a dicha 'cita', estaba obligada a ir simplemente para darle las gracias a la persona indicada. Los acordes sonaban maravillosamente.

Cenizas | Camren Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora