7. Extraños Sentimientos

373 32 3
                                    

*dies in chilean**stupid sexy mouth he has* *give me back my innocence*

Una de las cosas que le gustaba a Louis era quedarse solo cuando tocaba el piano: nadie le preguntaba cómo había aprendido ni tampoco lo acosaba preguntándole cuantas canciones sabía tocar, como tampoco lo miraban fijamente hasta ponerlo nervioso.

Louis había pensado que con Charlotte estando allí, tendría que obligarla a callar constantemente. Sin embargo, a medida que pasaban los días, Louis se iba acostumbrando a la presencia de Charlie allí, incluso cuando estaba simplemente mirándolo. No era un incordio; ella sólo se quedaba allí, bebiendo una taza de té o leyendo, nunca preguntándole alguna cosa relacionada a su habilidad con el piano. Si alguna vez hablaba, era sólo para preguntar qué se le antojaba para la cena y después de recibir su respuesta, ella se iba a encerrar a la cocina hasta qué la cena estaba lista.

Harry había estado apareciendo más seguido, sin embargo, y Louis sospechaba que era para volver a salir con Charlie, aunque ella siempre le estaba rechazando. No le bastaba con dos citas, aparentemente.

Un día domingo, mientras Louis tocaba el piano, Harry apareció en la casa, un poco apresurado y vociferando a todo pulmón. Louis perdió un poco la paciencia, pero esta se fue totalmente en cuanto Harry gritó por quinta vez «¡Nono!» en algún lugar cercano al salón donde Louis estaba.

—¡No está, maldita sea!—gritó Louis, enojado, golpeando las teclas del piano, interrumpiendo la canción que había estado tocando.

Harry no tardó en aparecer en el salón, un poco apesadumbrado y tal vez disgustado. Se dejó caer en el sillón donde solía sentarse cuando estaba con Charlotte y dejó salir un largo suspiro.

—¿Dónde ha ido?—preguntó, y Louis frunció el ceño al oír el tono de su voz.

—Creo que a comprar algo—contestó, indiferente.

—¿Sabes a qué hora volverá?

—No.

—¿Y con quien ha ido?

—Sola.

—¿Y tú no...?

—Harry, estaba tocando el piano, y sabes que no le gusta que me interrumpan cuando toco el piano.

Harry guardo silencio unos segundos y luego se aclaró la garganta, como incómodo.

—Lo siento—se disculpó Harry—. Es sólo que me urge hablar con ella.

Louis sintió bastante curiosidad por saber que era lo que tenía que hablar con ella, pero pensó que a lo mejor quería pedirle que salieran (por enésima vez) y su curiosidad murió rápidamente.

—¿No te molesta?—preguntó Harry, antes de que Louis presionara las teclas del piano.

Louis suspiro. —¿Qué cosa?—replicó  girándose cansadamente para mirar a su amigo.

—Me gusta mucho...ya sabes, Charlotte. Voy realmente en serio con ella.

El corazón de Louis dolió, casi como si se hubiese detenido, y su rostro compuso una mueca que debió ser una hermosa sonrisa (al menos eso era lo que Louis quería que fuera) pero terminó siendo una sonrisa fría, forzada y oscura. Harry probablemente lo notó y lo ignoró, porque siguió hablado de sus sentimientos por ella como algún tipo sacado del siglo XIX o algo así.

Louis lo escuchó, demasiado enojado y dolido por aquella traición de su mejor amigo. Él podría aceptar un par de citas (de hecho, se sorprendía de que hubiesen salido dos veces), y el coqueteo cuando tocaba piano, pero el saber que su amigo albergaba sentimientos más profundos de lo que parecían ser era mucho más de lo que podía soportar.

Piano Forte; l.t auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora