Capítulo 5- Tus labios.

384 75 10
                                    

«Jeonghan...»

Oía la voz de Joshua, sabía que era él. Al principio no lo reconocía porque no sabía que existía, pero con dos semanas de haberse conocido sentía que era parte de él.

« Jeonghan, mírame... »

» Yo... No te puedo ver... «

« Abre los ojos... Jeonghan, abre bien los ojos... »

Batallaba por abrir los ojos, pero no podía, todo era oscuridad eterna.

» Joshua... ¡Joshua! ¡¡Joshuaaa!! «

« Tranquilo, estoy aquí... Estoy aquí, no tengas miedo... Jeonghan... »

Jeonghan... Jeonghan...

Jeonghan...

... Jeong...han...

— ¡Jeonghan!

— ¡Señor, por favor, debe salir de la sala de operaciones!

— ¡No! ¡No, no puede ser! ¡Jeonghan!

— ¡Doctor, ha despertado!

— ¡Rápido, se está ahogando!

Ciertamente, Jeonghan comenzó a convulsionar sobre la camilla mientras la mascarilla se presionaba contra su rostro y las luces lo encandilaban, sentía que se ahogaba, comenzaba a toser. Era sangre.

Varias manos fueron de aquí para allá, varias exclamaciones. "Lo estamos perdiendo". Y luego... oscuridad.

* * *

"¿Estará bien?"

Joshua...

"Sí, tuvimos complicaciones en la operación, pero logramos estabilizarlo. Creémos que en una semana estará bien para que descanse aquí, en el hospital, luego podrá volver a casa."

"Muchas gracias."

Lentamente abrió los ojos, acostumbrándose a las luces de la habitación, a los ruidos de su alrededor. Estaba en una sala del hospital. Estaba aturdido, agotado. La puerta se abrió y el pelilargo dirigió su mirada a ella, ahí estaba Joshua... Tenía un brazo enyesado, un ojo parchado al igual que su barbilla (a excepción que este era más pequeño), se acercaba cojeando a la cama del mayor y arrastró la silla más cercana para poder tomar asiento.

— Oh, Jeonghan... ¿Despertaste hace mucho? ¿Cómo te sientes? — preguntó en voz baja, Jeonghan cerró los ojos un momento y respiró profundo, costándole entender las preguntas a la primera, pero Joshua no insistió. Sabía que aún debía estar anestesiado.

— ¿Q-qué... te sucedió...? — preguntó con voz débil y algo aguda. Joshua se miró y sonrió, extendiendo su mano sana a acariciar los cabellos largos de su compañero.

— Tuvimos un pequeño... accidente — respondió, sin dejar las caricias. Su voz era siempre profunda, relajante, era mejor anestesia de lo que sería una real. Jeonghan lo miraba, analizándolo, quería saber qué pasó, no lo recordaba. Y pareciera que Joshua lo comprendió, pues sonrió ligeramente—. Algún gracioso colocó una bomba en la sala de cine... Estalló cerca nuestro, cerca tuyo, en realidad. Estuviste en la sala de operaciones seis o siete horas.

De pronto los ojos de Jeonghan se cristalizaron. Estuvo a punto de morir dos veces. Joshua lo miraba fijamente, el mayor estaba demacrado. Jeonghan comenzó a llorar, hacía mucho tiempo no lloraba frente a alguien, nunca deseaba mostrarse débil ante los demás. "No llores" había susurrado Joshua mientras se levantaba y lo abrazaba, sintiendo el débil agarre del pelilargo.

Duobus lateribusWo Geschichten leben. Entdecke jetzt