Capítulo 10- Frío, lluvia

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— ¿Seguro quieres estar aquí?

— Sí, Josh... Wonwoo estuvo estudiando hasta muy tarde y seguro que ni bien llegar, haré mucho berrinche... y no quiero despertarlo.

Joshua asintió y abrió la puerta de su departamento, dejando que Jeonghan ingresara primero. El de cabellos largos pasó y caminó hasta la sala, donde se sentó en el sofá; sentía enormes ganas de llorar, había sido engañado por su mejor amigo y la traición lo estaba matando. Oía a Joshua ir y venir por la casa hasta terminar en la cocina, sabía qué prepararía...

Jeonghan se puso de pie y fue hasta el balcón que había, abriendo la persiana seguido de la ventana corrediza, saliendo al balcón para poder acercarse al barandal y apoyarse en ella, observando la ciudad. Estaba tan sumido en sus pensamientos que se sobresaltó ligeramente cuando una frazada se posó en sus hombros, girándose apenas para ver a Joshua y sonriéndole en agradecimiento.

— Estás demasiado desabrigado, en las mañanas hace mucho frío — dijo el americano, acariciando suavemente sus brazos antes de apartarse y volver a la cocina.

No alcanzaron a pasar más de cinco minutos y Joshua regresó al balcón para entregarle una taza con café al de cabellos largos, quien lo aceptó gustoso. El americano se sentó en el suelo, dando un sorbo al café mientras veía a Jeonghan acercarse. Creyó que se sentaría a su lado pero no fue así, el mayor separó un poco las piernas y se acomodó entre ellas, apoyando la espalda en el pecho de Joshua, dejando la frazada sobre sus piernas mientras bebían café. Joshua abrazó la cintura del pelilargo con un brazo, mirando el cielo. Estaba amaneciendo.

— ¿Por qué no lo dijiste antes? — murmuró Jeonghan, tomando la taza con sus dos manos para recibir el calor de la bebida—. Que fuiste tú...

— Ya lo dije... Porque me sentí traicionado — respondió Joshua, haciendo que Jeonghan suspirara—. Pero ahora todo está bien, estás usando el collar... Y sabes que fui yo.

Jeonghan sonrió y acomodó su rostro para verlo, notando que Joshua bajaba la mirada.

— Lo siento, Josh — se disculpó él, haciendo sonreír al americano.

— Ya no importa... Todo está bien — respondió Joshua, besando la mejilla del mayor antes de volver a ver el cielo. El silencio reinó y de pronto un golpe fue a parar en su pierna— ¿Ouch?

— ¿¡Por qué besabas a esa chica!? — exclamó Jeonghan, mirándolo con el ceño fruncido. Joshua quedó en silencio y luego rió— ¿De qué te ríes? ¡Respóndeme o te golpeo!

Jeonghan alzó el brazo para volver a golpearlo, pero Joshua lo detuvo, dejando la taza en el suelo y luego hizo lo mismo con la taza de Jeonghan.

— ¡Suéltame y responde! — dijo, batallando contra el menor para safarse. Se giró para quedar de frente con Joshua, haciendo un adorable mohín y aún tratando de soltarse.

Joshua no lo resistió, lo atrajo hacia sí y lo besó. Jeonghan quedó estático, sintiendo como sus labios eran presionados contra los ajenos, su cuerpo se relajó y sus ojos se cerraron, correspondiendo al dulce beso que el americano le daba... Diablos ¿Por qué era tan débil ante él?

El americano ladeó su rostro para profundizar el beso, moviendo sus labios contra los ajenos para disfrutarlos. Jeonghan pasó las manos por las mejillas de Joshua, manteniendo el ritmo que indicaba, disfrutándolo. Era la primera vez que compartían un beso más profundo, y Jeonghan estaba nervioso... ansioso, demasiado emocionado. Joshua lo estaba calmado en demasía.

Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando sintió el ápice de la lengua ajena acariciar sus labios, pidiendo permiso de una forma suave para ingresar a su cabidad bucal, Jeonghan se estaba estremeciendo sin saber cómo reaccionar pero aún así entreabrió los labios para dejarle entrar. La lengua de Joshua era suave, incluso era deliciosa. Para Joshua, Jeonghan tenía un sabor dulce, el más dulce que jamás en su vida haya probado... Era ideal.

Duobus lateribusWhere stories live. Discover now