Capítulo 22

3.3K 188 1
                                    

Maratón 2/3

Dos días después.

Mis manos estas sudando, y no puedo quitar el nerviosismo de mi.

Ross no me a dejado en todo el día, esta preocupado.

Pero y yo, lo estoy aún más, tengo las necesidades de llorar.

¿Qué es lo que pasará hoy día?.

¿Llegare a verlo?.

O quizás no venga a Los Ángeles.

-____ tienes que estar tranquila, por favor.

Lo miro fijamente, su mirada no muestra más que lastima, suplica y pena.

Y Hardin, necesito saber como esta o que está haciendo.

Faltó a el instituto sólo para encontrarse con "papá", para aclarar las cosas.

¿Estarán juntos en estos momentos?.

¿Estarán discutiendo?.

No puedo dejar de hacerme preguntas.

Se me hace imposible.

Y pensaba escaparme del instituto antes de que comience la siguiente clase.

Eso significa ahora, ya tengo la mochila lista con ropa, Ross quiso que me quede con el está noche, no quiere dejarme sola.

Ademas de que Hardin me prohibió que me quede o llegue a casa hasta por lo menos mañana por la tarde,si es que papá ya se fue.

Por que, a pesar de que quizás el no se hospede en casa, puede entrar en cualquier momento.

Aun tiene llaves de casa.

Ross sabe que saldré antes, es mas, el me sacará de aquí sin que nadie pueda verme, pero pesaba pasar por la casa antes.

Tengo que asegurarme de que todo este bien.

*

Miro a Ross insegura antes de bajar de su camioneta.

Niega con su cabeza.

-No bajes, quiero protegerte, y tu hermano también.

-Pero tengo que hacerlo, Hardin en estos momentos puede estar mal, grave y no puedo dejar las cosas así, solo me asomare por la cocina, en teoría no entraré.

Suspira, asiente con inseguridad.

-Ve, pero estaré al pendiente tuyo.

Asiento, dejó un beso corto en su mejilla antes de bajar.

Corro hasta la terraza del fondo, tratando de hacer el menor ruido posible.

Un grito provoca que me estremezca.

Mi piel se eriza.

Muevo tan solo un poco la ventana para poder escuchar algo.

Mis ojos se cristalizan, puedo identificar su voz perfectamente, y la de Hardin también, gritándole el uno al otro.

-¿¡Por qué lo hiciste!?, ¡eres un maldito idiota! ¿lo sabias?.

La voz de Hardin grita.

-¡No me grites soy tu padre después de todo!.

-Gritaré todo lo que quiera, no eres mi padre, tampoco el de ____, solo eres un completo desconocido.

-Basta, Hardin.

-Explícame, no estuviste con nosotros, sufrimos demasiado gracias a ti, crees que es lindo cuidar a tu hermana menor, con sólo catorce años, de que se enferme, de que se drogue, de llorar, de sufrir más de lo que ya ha a sufrido, de que si llega a tener un accidente sea grande o pequeño no sepas que hacer, ¡No es lindo!, perdimos la mitad de nuestra infancia- apretó mis labios callando mis sollozos -Ella también tuvo que protegerme, de hecho, ella tuvo que cuidarme más a mi, por que cometía errores que ella tuvo que ayudarme a corregir, te odiamos, ¿Que no lo entiendes? ¡No te necesitamos!- Exclama -¡vete de nuestras vidas de una puta vez! ¿Cómo puedes ser tan hijo de puta y aparecer como si nada hubiera pasado?.

-Aparezco por que me plazca, por que quieras o no siguen siendo mis hijos, y por que necesito recuperarlos.

-¿Necesitas?, ¿para que?, deja de fingir, todos sabemos que solo somos tu estorbo.

-¡Puedo irme arrestado!.

Abro mi boca sorprendida.

¿Arrestado?.

Eso espero, tengo mucho rencor, y ese podría ser su castigo.

Por muy cruel que suenen mis palabras.

-¡Pues que bien!, pudrete ahí, maldito imbécil.

Limpio mis mejillas húmedas con la mano derecha.

Abro mis ojos a tope cuando siento un golpe.

Hardin.

¿Debería entrar o...

-Estúpido.

La voz de papá suena con dificultad, un suspiro de alivio pero al mismo tiempo de horror se escapa de mi boca, Al menos no es Hardin quien término herido.

No puedo irme, y dejar las cosas así, que ellos sigan discutiendo y golpeándose.

Se que debo entrar, aunque medio mundo este molesto con que lo haga, debo hacerlo.

Suspiro, cierro mis ojos por unos segundos.

Tengo que hacerlo, para proteger a mi hermano, a Hardin.

Abro la puerta trasera que conecta con la cocina, donde ellos están.

-____.

Susurran de un grito detrás mío.

Volteo a ver a Ross, quien me mira con asombro.

-No lo hagas, prefiero entrar yo.

-El no puede hacerme daño, menos obligarme a algo, si no que lo único que haré es sacar a Hardin de ahí.

-No, no dejaré que entres, mejor...llámalo.

Asiento, tiene razón.

Tomó del móvil y marcó su número.

La música del tono del móvil de Hardin llega hasta mis oídos, por favor contesta.

-¿Qué sucede ____?.

Su respiración esta agitada, trago saliva.

-Estoy en el patio trasero, sal de casa por favor, te lo suplico- Mi voz comienza a quebrarse -O al menos vete de ahí, necesito verte ahora.

No escucho respuesta de parte del, ¿Corto?.

Observó el celular, los minutos se siguen contando, por lo tanto no a cortado la llamada.

-¿Hardin?.

-Está bien, saldré ahora, pero tu también sal de aquí ahora mismo, te veré en la cafetería de un par de calles más allá.

-Procura que no te persiga.

-No lo hará, esta tendido en el suelo, inconciente, pero no por mucho tiempo.

-Nos vemos.

Corto la llamada.

Ross me mira intentado saber lo que acabamos de hablar.

-Me juntare con el ahora, en la cafetería, así sabre que paso mientras no escuchaba, fue horrible todo, no podía parar de llorar, pero ya esta todo bien, de una manera u otra ese hombre tiene que entender.

Sonríe.

-Sabía que al fin y al cabo todo puede terminar bien, no estas en peligro, jamás lo haz estado, solo que nadie quiere verte cerca de ese hombre, todos sabemos que no es bueno para ti, pasare por ti en media hora más, aún no te liberas de mi.

Se acerca a mi y deposita un beso en mis labios.

Me guiña un ojo antes de comenzar a caminar hasta su coche.

Mis mejillas se sonrojan.

Muerdo mi labio inferior.

Profesor Lynch | Ross LynchWhere stories live. Discover now