Capítulo 3

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Llegó a su habitación que ahora estaba más limpia y ordenada, Luis siempre aprovechaba cuando Alfredo salía para ordenar el cuarto pues siempre había sido muy organizado. La cama de Alfredo estaba tendida con sabanas limpias, completamente sin arrugas; parecía demasiado cómoda, justo para llegar a ella y dormir profundamente, justo lo que Alfredo necesitaba. Luis todavía se encontraba doblando algunas cosas y llevándolas a las estanterías, a pesar de que todo ya estaba en orden nunca le era suficiente. A diferencia de afuera la habitación estaba en completa calma y hasta algo cálida, Alfredo se sentía extraño, estaba tan acostumbrado a las misiones que hasta le preocupaba tanta calma, en cada misión el hecho de que todo estuviera pacífico era un total precursor para desgracias, pero esto no es la guerra, pensó.

Alfredo daba vueltas y vueltas a su conversación con el jefe, tratando de asimilar que Luis no iba a acompañarlo esta vez. Era un hecho que le partía el alma, siempre estaban juntos en la misión y se cubrían mutuamente sus espaldas, evitaban dentro de lo posible cualquier percance o daño. Por supuesto que los dos eran veteranos de guerra y a pesar de que Luis se movía con fluidez en cada misión, él se desempeñaba de mejor manera en investigación y hackeo de códigos. Supongo que esta vez estoy solo, pensó en voz alta.


— ¿A qué te refieres con eso? ¿Hay malas noticias? — Respondió Luis.


— Esto sonará cruel, yo mismo sigo tratando de asimilarlo, pero esta vez, por decisión del jefe, no vendrás conmigo. Tú estarás ayudando desde aquí — Dijo Freddy con total desanimo.


— Esto no es justo, somos un equipo inseparable, no dejamos hombres atrás ¿recuerdas?


— Lo recuerdo, pero no ha sido mi decisión. Creo que esta vez te necesitan más aquí — Responde Alfredo ya resignado.

— Bueno entiendo, pero ¿quién será mi suplente? debe ser alguien muy bueno si lo pusieron en mi lugar — Lo dijo mientras terminaba de sacudir los muebles del cuarto, tratando de animar un poco la situación.


— Tu reemplazo será Oscar, me han dicho que es un prodigio en esto — Dice Alfredo mientras se sienta en la litera.


— ¿Oscar? — De pronto la cara de Luis toma un aspecto más serio — ¿Te había dicho que no me da buena espina? tiene un no sé qué y no me tranquiliza para nada. En fin, lo hecho, hecho está, sólo asegúrate de mandar datos importantes desde allá, y de vencer el doble de enemigos por mi. — Dice Luis mientras se encamina a abrir la puerta.


— Por supuesto, ¿A dónde vas?


— No he visto a Fanny hoy, quisiera pasar un tiempo con ella, quizás ir a la azotea y ver las estrellas juntos. Tú ya deberías dormir, te veré mañana.

Luis abandonó la habitación dejando a Alfredo solo con sus pensamientos, él sabía que debía dormir, iba a salir muy temprano la mañana siguiente, aproximadamente a las 6 am, por lo que se dirigió a apagar la luz. Una vez apagada tanteó el lugar para no tropezarse en su camino a la litera, a pesar de conocer ese lugar como la palma de su mano siempre le había costado un poco caminar a oscuras. Tan pronto sintió la litera, dio un salto hábil y se recostó, entonces sólo miraba al techo mientras trataba de dormir.

Fue inútil tratar de dormir, cada vez que estaba cerca de lograrlo algo le despertaba: un ruido desde fuera, el ocasional crujido de los metales de algunos muebles, e inclusive sus propios pensamientos; pensaba en lo que Luis había dicho sobre Oscar, aparte de los enemigos ¿iba a tener que lidiar con un posible traidor? No lo conocía demasiado como para confiar en él, nunca estuvo suficientemente cerca como para observar su comportamiento. pero, por algo lo reclutaron, debe ser de confianza, ese pensamiento lo dejó con calma y aprovechando que los ruidos cesaron y la habitación estaba tranquila al fin quedó dormido.

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