Capítulo 7

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Pasaron varias horas antes de que pudieran obtener información. La puesta de sol marcaba el final de la tarde, casi podía decirse que era un día agradable.

La información obtenida rayaba en lo inútil, lo único rescatable era la posible ubicación de los cuarteles centrales. Aparte de ello no había más. Pese a todo, se decidió mantener cautivó a Bernat, bajo cierta vigilancia por supuesto.

Los esfuerzos de reconocimiento no arrojaron mucho. No hubo nuevos avistamientos, casi como si se hubieran esfumado, ¿Estarían planeando algo? La verdad es que no podían estar seguros.

Alfredo ayudó a montar un nuevo perímetro. Se encargó de poner a los soldados correctos en las posiciones adecuadas. Movió a los francotiradores disponibles a las torres de vigilancia e hizo un rol de guardias, él tomaría la guardia en la madrugada, por lo sucedido, prefería dormir lo más pronto posible. Dejó sus antiguas armas y tomó unas nuevas: una metralleta con cargadores de 100 balas y un revólver de alta potencia, además de su clásica nueve milímetros.

Después de asegurarse de que todo estuviera correcto, caminó hacia los cuartos que aseguraron justo después de la captura del prisionero Bernat. Parecían bastante apacibles y no demoró casi nada en caer dormido.

Pero su sueño no duró demasiado.

Lo despertaron una explosiones que sacudieron su cuarto, miró a su alrededor pero no había nadie y las luces estaban apagadas. Se levantó un tanto desorientado y corrió al interruptor de la luz. No funcionaba. Tanteó el espacio a su alrededor buscando sus armas hasta dar con ellas, y se equipó nuevamente; una vez listo buscó la puerta y salió a los pasillos.

Apenas entró a los pasillos, una segunda detonación sacudió el edificio y lo hizo dar tumbos, se detuvo recargándose a la pared más cercana. La visión era casi nula, no había ventanas ni luz, y él no conocía el lugar lo suficiente como para moverse libremente, tuvo que improvisar y avanzar lentamente con la guardia alta.

Fue complicado avanzar. Entre las detonaciones y la falta de luz hacían poco agradable el ambiente, pero finalmente llegó a una puerta. La abrió con cuidado y lentamente. Poco a poco una luz proveniente del nuevo cuarto iluminó su rostro y parte del pasillo en el que estaba. Había llegado a la sala donde Bernat yacía cautivo.

No había ningún guardia, pero al menos estaba iluminado. Tampoco había rastro de Bernat ¿Habría utilizado la confusión para salir, o alguien lo había rescatado? Miró a su alrededor, no había mucho que rescatar, sin embargo, al final de su inspección, encontró una linterna de alta potencia cargada, la etiqueta de instrucciones decía que, en situaciones normales, la batería duraba aproximadamente 8 horas de uso continuo. La guardó en uno de sus bolsillos y continuó su camino.

Finalmente encontró la puerta al exterior. Los ruidos de afuera venían inundando todo el lugar de a  poco, hasta que se hicieron bastante fuertes: detonaciones, gritos, órdenes, balas y demás. Salió con cuidado, con el arma al frente.

Era de noche, había bastante luz iluminando todo, y todo era un caos completo. No veía caras que le importaran, sin embargo, todo el equipo estaba ahí, luchando contra algo que aún no había visto.

Se puso a cubierta, junto a los primeros soldados que vio. La mayoría no notó su presencia, pero el más cercano le hizo un respetuoso saludo y lo reconoció como su superior.

- Cuéntame,  ¿Cómo es que ha pasado esto?

Sin quitar el dedo del gatillo, ni la vista al frente contestó:

- Hemos recibido un ataque sorpresa. No lleva mucho y, por lo visto, no se han reportado bajas. Llega justo a tiempo para unirse a nosotros, he escuchado demasiado de usted.

- Y ¿Cómo te llamas?

- Soy George. Equipo beta. Gusto en conocerlo.

Después de la plática, George siguió disparando al frente. Aunque Alfredo podía haberse quedado a ayudar desde ahí, decidió investigar el estado de Job y, en general, de la misión.

Dio media vuelta y decidió subir a la azotea, pensó de ahí tendría una mayor visión de lo que estaba pasando. Entró por la misma puerta que había salido. A su derecha había escaleras y un pasillo que se extendía tanto que parecía no tener fin. Corrió hacia las escaleras, mientras las subía, sacó su nueva linterna, en una mano empuñaba su nueve milímetros y en la otra la linterna: apuntaba con ambas manos, de manera que si se ponía oscuro pudiera disparar con precisión. 

Subió las escaleras con cuidado. Inmediatamente arriba encontró una puerta y un pasillo pronunciado a la izquierda, según las indicaciones, éste daba al exterior. Avanzó rápidamente a través de él, las ventanas mostraban una lucha feroz entre sus compañeros y sus atacantes. Al fin logró ver la puerta que llevaba a la azotea, entonces dejó de apuntar y comenzó a correr.

Iba a la mitad del pasillo cuando la puerta del lado izquierdo salió volando por los aires, la fuerza de la explosión, a su vez, lo tiró de igual manera. 

Tardó unos segundos en recuperarse. Pensó en qué pudiera haber causado la explosión del interior e hizo algunas teorías, sin embargo todo quedó descartado segundos más tarde. Por la puerta, poco a poco, mientras se dispersaba el humo, iba vislumbrando una figura enorme, mucho más alta que él; cada paso que daba resonaba en el pasillo. La incertidumbre se fue acrecentando hasta que la figura fue completamente visible: era un hombre corpulento bastante alto, lo superaba por al menos 2 cabezas; se veía fuerte y estaba armado con un lanzallamas, en su camisa llevaba un identificador que decía "purificador".

Pese a todo era muy lento, lo que le dio tiempo para reaccionar. Corrió hacia atrás y dio un salto justo para evitar las primeras llamas. Tomó en sus manos su nueve milímetros de nueva cuenta, apuntó y disparó 5 veces a diferentes puntos del cuerpo. Los disparos fueron inútiles, el cuerpo del sujeto estaba blindado y pronto se dio cuenta que balas de bajo calibre no servirían para nada.

Pero quizás una explosión sí.

Lo vió de reojo. El tanque del lanzallamas estaba bien cubierto, sin embargo, una bala de alto calibre a la suficiente distancia podría hacerlo detonar.

Ahora el problema era acercarse lo suficiente sin morir quemado en el intento. O quizás hay otra manera

Disparó tres balas, tratando de dar al mismo punto en el tanque de gasolina. Todas dieron en diferentes lugares, sin embargo, quedaron bastante cerca unas de otras; cada una dejó una abolladura en la protección del tanque, mas no era suficiente para atravesarla.

El purificador se preparó para lanzar una nueva ráfaga. Alfredo apenas logró reaccionar lo suficientemente rápido, pero no evitó algunas quemaduras: su brazo izquierdo quedó con algunas quemaduras. Trató de volver a disparar, con ambas manos para mayor precisión. Notaba un ardor pronunciado en su brazo que optó por ignorar en el momento.

Disparó tres nuevas balas, al mismo lugar que anteriormente, esta vez causaron una mayor abolladura, casi era suficiente para atravesar la armadura. Casi. El purificador parecía ahora haber notado su plan, tomó velocidad y embistió a Alfredo con una fuerza tan grande que lo mandó casi hasta las escaleras.

Alfredo trató de reincorporarse, pero no lo logró a tiempo. Cuando volvió completamente en sí se dio cuenta de lo que ocurría alrededor: el purificador lo tenía agarrado del cuello, sin embargo, no parecía aún querer matarlo: no aplicaba suficiente presión y más bien parecía estar viendo algo en él. 

No dudó entonces en disparar: en un movimiento rápido, Alfredo tomó su revolver (mucho más potente) y disparó a la pierna del purificador. Una sola bala bastó para aturdirlo. Aprovechó esta abertura para correr atrás de él y tener un mejor ángulo de disparo. 

Casi al final del pasillo, dio media vuelta y apuntó. El purificador seguía tratando de incorporarse y buscaba ansiosamente a su presa, pero parecía desconcertado. Alfredo disparó las últimas 3 balas justo al mismo sitio de antes. La armadura hizo un crujido seco con la segunda bala y la tercera detonó el tanque por completo.

Cuando el humo se disipó no quedaba nada. El cuerpo quedó reducido a cenizas y la pared agrietada. Alfredo decidió no mirar atrás y seguir con su camino. Nunca había visto nada parecido pero tenía la sensación de que esto ni de lejos era lo peor... Cosas peores se avecinaban, y no pudo evitar pensar en que esta guerra estaba muy lejos de terminar, esto apenas comenzaba, pero no iba a dejar que ellos ganaran.

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