*POV Camila
Seis meses después, Miami.
Todas las personas hablando a la vez en aquel pequeño cuarto era digno de un manicomio. Risas altas y exageradas sonaban bastante escandalosas. Y mi posición ridícula completa la escena. Los brazos abiertos mientras intentaba, inútilmente, equilibrarme sobre una de las sillas, necesitando la ayuda de Marielle, quien de vez en cuando se le olvidaba que estaba ahí y me soltaba. Varias manos movían mi largo vestido blanco, dándole los retoques finales. Observé a las casi diez mujeres en el cuarto, entre ellas la costurera, mi mamá, mi hermana Sofía, Taylor, Marielle y Sandra.
-por Dios, siéntate. -le mandé a Taylor, a quien casi le va a explotar la barriga, indicando que Jonas, mi ahijado, está a nada de llegar, cuando insistió en ayudar por vigésima vez.
-estoy embarazada, camila! E.m.b.a.r.a.z.a.d.a, no enferma.
Rodé los ojos pero sonreí. Al final, estoy feliz. Observé mi imagen en el gran y majestuoso espejo colocado frente a mí. Tal vez, por primera vez en años, me sentí realmente linda.
A pesar de la tensión "pre-boda" no me siento nerviosa. Sé que ella estará allá y eso me tranquiliza.
-pareces una princesa. -comentó mi hermana, despertándome de mis pensamientos.
-creo que hoy es mi día de ser una princesa, mi bien. -sonreí, con un brillo en los ojos.
-solo mírate...-volví la cabeza en dirección a Marielle, quien hablaba.-...la encarnación de la felicidad.
Y de hecho, eso es verdad. Con toda la certeza del universo, no hay nada que pueda arruinar el día de hoy.
-disfruta tus ultimas horas de soltera. -dijo Taylor.- porque después de un mes con el titulo de esposa vas a querer pegarle un tiro a Lauren. -me reí, negando con la cabeza. Ella sonrió.
La puerta se abrió y Sofía gritó;
-Un hombre! -volví un poco mi cuerpo para ver hacia la puerta detrás de mí y encontrarme con Robert. La costurera exclamó por mi movimiento brusco.
-solamente es Robert. -respondió Marielle, como si esa simple frase lo explicara todo.
Y lo peor es que realmente lo explica.
*POV Lauren
-vas a terminar desmayándote si no te tranquilizas. -susurró Drew, acercándose a mí en el altar. Sonreí, nerviosa.- creo que es un poco extraño ver a dos personas casándose y las dos con vestido de novia, no? -sonrió un poco.
-disculpa, no puedo controlarme. -mordí los labios. Desviando la mirada para ver la puerta de la iglesia...por décima vez en los últimos tres minutos.- sabes, realmente no es todo el día que eso pasa. -bromeé.
-no falta mucho para que ella llegue. -acompañó mi mirada.- Taylor y Marielle ya llegaron hace poco. -asentí.
Corrí los ojos por la iglesia, deteniéndome en mi hermano, quien estaba al lado de Sofía en la primera banca. Les sonreí, recibiendo un saludo.
-Taylor no querrá sentarse? -pregunté, después de un tiempo.- hace rato que está de pie. -vi a mi hermana, quien estaba al lado de Marielle y Robert, nuestros otros dos padrinos de bodas.
-te doy mil dólares si la convences en sentarse. -respondió, con una sonrisa jugando en los labios.
-todavía no es hora? -pregunté, cambiando de asunto, llevando la mirada al inicio de la alfombra roja nuevamente.
-no, mi reina. -puso su mano en mi hombro.- cuando Camila llegue la vas a reconocer. Creo que es ella quien no te reconocerá porque solo mírate, estás usando vestido. -bromeó.
El simple hecho de escuchar su nombre hizo que mi estomago se revolviera y a mi corazón latir rápidamente. Sentí mis piernas tambalearse, en lo que parecía ser el principio de un ataque cardíaco.
-escucha: si llego a desmayarme o algo así, puedes decirle al que realizará la ceremonia que mi respuesta es sí? -le pedí a Drew, quien llevó la mano a sus labios para contener un gran carcajada.
-sin duda estás más nerviosa tú que la otra novia.
-vuelve aquí, Drew. -llamó Taylor. Y entonces, segundos después de él alejarse, comenzó a sonar la marcha nupcial.
Automáticamente mi cuerpo se congeló y mi mirada voló al inicio del pasillo de rosas. Los invitados se pusieron de pie y se volvieron hacia el mismo lugar.
Y entonces...la vi.
Y todo el mundo desapareció para mí.
