Capitulo 5

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*POV Lauren

Observé a Camila disimuladamente cuando nos acercábamos al lujoso hotelKempinski Nile. Ella pestañeó varias veces seguidas y prácticamente pegó el rostro a la ventana para poder ver mejor, arrancándome una carcajada.

Camila: Lauren, nos vamos a quedar aquí? -mordió los labios, cuando nos detuvimos frente a las puertas del hotel.

-por lo que dijo Drew, sí, exactamente aquí. -abrí la puerta, saliendo del auto, siendo seguida por una Camila en shock.

Camila: este hotel es...quiero decir...mira esto. -señaló, sus ojos brillaban y ella apenas podía contener la alegría en su voz.

Un asistente vino a recoger nuestras maletas y nos dirigió hasta la recepción. Mi esposa venía atrás, observando cada lugar, mientras yo checaba todo. Tomé las llaves y le sonreí a Camila, quien aun pasaba una mirada curiosa por el lugar. Subimos hasta el piso indicado, en cuanto abrí la puerta, la tomé en brazos, haciéndola gritar con la sorpresa.

-no es así como entran los novios a las habitaciones? -le sonreí, sellando sus labios, ella envolvió sus brazos en torno a mi cuello y llevó la cabeza hacia atrás, riendo, hasta notar la silenciosa presencia de Joseph, quien cargaba el equipaje y también sonreía con la escena, avergonzándola y haciéndola esconder su rostro en mi cuello.- en fin. -la solté delicadamente sobre la cama tan acogedora, cuando escuché la puerta ser cerrada.- cómo se siente, señora Jauregui? -bromeé.

Camila: feliz. -me respondió y sus ojos mostraban exactamente eso. Aun sonreía cuando rocé los labios contra los de ella, sintiendo el tan conocido dulce sabor jugar con mis sentidos.

-te amo. -le susurré y sabía que esas tres palabras lo demostraban todo.

*POV Camila

Perceptiblemente estamos rodeadas por un aura especial, cada toque, por menor que fuera, se volvía único. Tal vez sea el hecho de ser nuestra primera vez después de habernos casado o por el ambiente diferente al que estamos acostumbradas. No sé. Y la verdad, no importa mucho, yo solo era consciente de que los suaves labios de Lauren recorrían, vagamente, toda la extensión de mi cuello, arrancándome bajos gemidos de aprobación, mientras mis dedos se aferraban a los negros rizos de su cabello. Con la punta de la lengua, ella inició la tortura, distribuyendo delicados besos por esa parte de mi piel ya sensible por la acción de su boca. Supongo que ella no tiene ninguna prisa, una vez que sus cariños son leves y lentos. Como para probar mi "teoría" ella aspiró una pequeña parte del lado izquierdo de mi cuello, y, aun que las caricias eran extremadamente buenas, me comencé a poner impaciente, queriendo tocarla más íntimamente y sentirla sin la barrera que las prendas imponían.

-Lauren...-gemí, haciéndola reír contra mi piel. Perra, ella sabe que me está volviendo loca. Y al parecer eso le gusta.

Lauren: sí, mi amor? -su voz ronca, cargada de diversión, no sonó más alta que un suspiro.

-si sabes que esto tendrá vuelta, no? -ella rió un poco más alto y levantó la cabeza, viéndome a los ojos.

Lauren: estás consciente de lo mucho que me encanta ver como reacciones a mis caricias? -preguntó, rozando sus labios en los míos, lo que, automáticamente, me hizo cerrar los ojos.

-hm...-murmuré, siendo incapaz de responder. Y al parecer ella no esperaba una respuesta, porque luego sentí su lengua adentrarse en mi boca y sus labios moverse con calma.

Eso no tardó mucho, luego la necesidad de estar más cerca explotó en las dos, su mano presionó mi muslo, flexionando mi pierna hasta dejarla alrededor de su cintura, nuestros labios se devoraban con ardor, separándose en algunos momentos, tiempo para conseguir más aliento y entonces seguir el beso. Ninguna de las dos estaba dispuesta a quebrar ese contacto.

Mi mano comenzó a trabajar en sus pechos, realmente necesitaba tocarla, sentir su piel caliente en mis manos... Intenté quitar su sujetador y gemí cuando uno de los ganchos decidió no abrirse, Lauren sonrió, haciéndome gruñir.

-qué pasa? Para qué un sostén así? De ahora en adelante usarás solamente cosas que sean fáciles de quitar. -Impuse. Pero me sentí ganadora al, finalmente, quitar aquella prenda insoportable del cuerpo de mi esposa y poder correr los dedos por sus pechos más cómodamente.

Cielos, cada pequeña parte de mi cuerpo necesitaba del de ella, tal vez hoy más que nunca. Después de tanto dolor, tanta distancia, tanta confusión de sentimientos, tenerla finalmente como mía, es mucho más que el típico felices para siempre. Es algo indescriptible.

Sus manos levantaban mi blusa, que, al contrario de la de ella, rápidamente desapareció del camino. Así como mi sostén. Cerré los ojos sintiendo su piel caliente contra la mía, ajena al hecho de que Lauren estaba hipnotizada con mi cuerpo, hecho del que solo me di cuenta cuando la descubrí viéndome, con un brillo extraño en los ojos y una sonrisa de quien se va a preparar.

Segundos después me quedé sin aliento al sentir sus labios en contacto con uno de mis pechos. Automáticamente la parte interna de mis muslos se contrajo, respondiendo a la caricia que me estaba haciendo estremecer. La sensación era tan buena que sentí que iba a desfallecer en cualquier momento.

Estaba tan ajena a lo que ocurría alrededor que no me di cuenta del momento en el que ella se encargó de terminar de quitar nuestras prendas. Mordí el lóbulo de su oreja cuando ella volvió a rozar su nariz por mi cuello, claramente esperando que me recuperara. Lo que no tardó en suceder, una vez que sentí sus dedos recorrer la parte inferior de mi muslo. Me moví un poco, haciéndole entender que estaba lista.

Mordí su hombro en el frustrado intento de contener los gemidos, entonces busqué sus labios, uniéndolos a los míos. Acaricié sus pechos, era inevitable la necesidad que tenía de hacerla sentir tanto placer como el que yo sentía. Hice un camino por su barriga intercalando besos y chupones, hasta llegar a la parte inferior de su muslo y tardarme ahí. Quería mostrarle como es torturante lo que ella hace.

Lauren: Camila...-susurró entre gemidos.- por favor. -me vio con esos hermosos ojos verdes.

Entonces lo hice. La sentí estremecer, quería darle un placer a la altura del que ella me presenta siempre. Pero Lauren buscó mis labios deteniendo lo que hacía. Nos movíamos al mismo ritmo e increíblemente el placer parecía aumentar cada segundo, la necesidad de estar así con ella no disminuyó en ningún momento. Hasta que con un estremecer violento ella llegó a la cima, siguiéndola.

Nos quedamos incontables segundos en silencio, escuchando nuestras respiraciones volver a la normalidad y los latidos acelerados de nuestros corazones. Me sentí vacía cuando ella quebró el contacto y se acostó a mi lado, llevándome a sus brazos, acurrucándonos en la enorme cama.

Lauren: te amo. -susurró.

Me apoyé en su abdomen y busqué sus ojos, sonriendo. Sellé sus labios varias veces, antes de responderle en el mismo que también la amo. Aunque eso esté más que claro en mi rostro.

The exchange 3 (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora