Capitulo 25

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POV Camila

En un abrir y cerrar de ojos pasó un mes, dejando atrás algunos problemas por resolver. Después de incontables horas sigo sentada sobre la cama con varios papeles a mí alrededor y un folder en los labios. Mi cabello ya fue amarrado hace tiempo, una vez que llegué al punto en el cual ni ellos se salvaban de mi humor.

Detesto toda esa burocracia que envuelve a la clínica.

Aun con la vista en todo mi desorden noté cuando Lauren entró a la habitación, sin embargo, estaba tan absorta con el montón de trabajo que traje a casa que no me di cuenta en el momento en el que ella se sentó detrás de mí, en la cama, cuando me di cuenta estaba entre sus piernas.

-Lauren...-advertí, ya sabiendo que no saldría bien librada de ahí.

Ella ni pestañó, en segundos la sentí besando el costado de mi cuello, erizándome.

-necesito terminar esto, amor...-me quejé, intentando huir de sus labios. Que ingenua soy al pensar que ella va a escucharme.

Su caliente aliento sopló contra mi nuca, antes de que su boca se rozara por ahí, causándome una serie de temblores incontrolables. Cerré mi mandíbula e intenté ignorarla, entrecerrando los ojos y siguiendo con lo que hacía antes. Sin embargo, sus suaves y calientes labios llegaron nuevamente hasta mi cuello, subiendo y bajando por toda la longitud del mismo. Cerré los ojos unos segundos y apoyé la mano sobre su pierna, apretándola suavemente antes de regresar los ojos al papel que debería estar leyendo. Triste ilusión pensar que lo lograría, no pasé de la primera línea.

Suspiré rendida y solté las hojas.

-está bien, qué quieres?

Lauren: yo!? -Dios, no me tomes de ingenua ahora. Cerré los dientes, esperando.

-no me hagas enojar, Lauren. -avisé. Ella contuvo la risa.

Lauren: pues bien...te quiero a ti.

Y qué podía yo hacer sino volverme y darle a ella lo que quería!?

-

Lauren: ya estás lista? -escuché a Lauren gritar.

-ya casi! -respondí, intentando insertar el arete en el agujero en la oreja mientras intentaba ponerme los tacones.

Me vi en el espejo una vez más después de tantas. Acomodé nuevamente el cabello y alisé el largo vestido que elegí para esta cena.

Lauren: linda. -me volví asustada hacia la puerta, en donde ella estaba asomada, con un vestido y una chaqueta. Su sonrisa era de total aprobación a como yo lucía.

-disculpa la demora. -me acerqué a ella, acomodando su chaqueta e intentando cerrar los botones de ella.

Lauren: me voy a sofocar así, amor. -dijo delicadamente cuando me pasé y terminé cerrando todos los botones.

-ah! Discúlpame. -sonreí, sonrojada, abriendo algunos. Dos. Nada más.

Sus brazos se enlazaron en mi cintura y me llevó más cerca de ella, rozando sus labios detrás de mi oreja, causándome leves temblores. Es increíble la manera como mi cuerpo siempre responde a sus cariños.

-Lauren, estamos atrasadas. -recordé, mientras mis ojos estaban parcialmente cerrados y mi cabeza levemente inclinada en su dirección. Ella sonrió.

Lauren: cierto, cierto, pero no se me escapará cuando regresemos, señora.

Media hora después entramos a un bellísimo club que preparó la empresa en la que trabaja Lauren para una fiesta.

-entonces ella es la famosa Camila...-me sonrió, una señor bien vestido y con apariencia simpática.- absolutamente bonita, si me permites decirlo. -miró a Lauren.

Lauren: él es Enrique. -lo presentó, sonreí.- uno de mis compañeros de la oficina.

-un placer. -sonreí, dándole dos besos.

Enrique: el placer es completamente mío. -me sonrojé, abrazándome a Lauren, quien parecía un tanto orgullosa al presentarme como su esposa a todo el que se acercaba.

*POV Lauren

Con una rápida mirada me di cuenta que Camila estaba mortalmente aburrida. Una copa de champagne estaba cerca a sus labios, aunque ella no bebía, solamente mordía discretamente el borde, sus ojos se paseaban por el salón y de vez en cuando se detenían en una u otra persona, a veces frunce la frente como quien no entiende qué diablos está pasando, en otros momentos simplemente levanta las cejas y sigue analizando. Enrique sigue hablando a mi lado, ajeno al hecho que no estoy prestándole atención a nada que no sea Camila, que por cierto está deslumbrante esta noche. Me di cuenta que mientras caminábamos por el salón varias personas se volvían para verla pasar, ella, sin embargo, no se dio cuenta que era el centro de atención. Un sentimiento muy fuerte de pertenencia se apoderó de mí cuando noté alguna que otra mirada furtiva en ella.

-quieres o no? -la grave voz de Enrique me despertó de mis pensamientos.

-disculpa, estaba distraída. -sonreí sin gracia.- qué me decías?

Enrique: que si quieres que te traiga algo del bar?

-ah, no, no, gracias!

Él asintió y se levantó, desapareciendo en la multitud. En el mismo instante puse mi atención nuevamente en Camila.

-cuán desagradable está la noche hoy? -susurré en su oído para que los demás presentes en la mesa no escucharan.

Camila: no hables así, es bastante...-sujetó las palabras que iba a usar por un instante.-...interesante. -sujeté la risa.-...quiero decir, todas estas charlas sobre la empresa y así. -sonreí y acaricié su cabello, antes de tirar de ella, para acurrucarla en mis brazos.

Camila levantó la cabeza e hizo un pequeño puchero, sonriendo puse mis labios en los de ella, manteniéndolos ahí algunos segundos y aprovechando la linda sensación de sentir su sabor.

-aw! Jorge, no son lindas? -escuché la voz de Fátima, la esposa de mi jefe, exclamando al fondo.- tan enamoradas y jóvenes...-alcé la mirada y me encontré con la de ella fija en nosotras.- recuerdo cuando éramos así, no nos preocupaba nada, alegres...-Camila se sonrojó un poco y sonreí.-...hace cuánto tiempo están casadas, queridas? No sufrieron ninguna discriminación?

-hace poco más de un año. Y no llegó a pasar, por suerte hoy el mundo es moderno. Podemos relacionarnos con quien amamos. -respondí, subiendo y bajando los dedos por el brazo de Camila.

-hacen una hermosa pareja. Las dos lindas.

-gracias.- dije, encontrando graciosa su animación.

Después de dejarnos algunos elogios a Camila y a mí ella se distrajo con otra cosa, cambiando el foco de su atención. Nos quedamos un rato más en la fiesta, solamente para no parecer mal educadas yéndonos tan pronto, a pesar de que era obvio que la conversación ya nos había agotado.

The exchange 3 (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora