PRÓLOGO:
¿Pensaste que ya no sentías nada? ¿Pensaste que ya habías superado todo? ¿Pensaste que nunca volverías a revivir esos sentimientos que te hicieron sufrir? El destino se encargará de que eso no se de por hecho, volviéndote la vida tranquila...
Mi control de nervios se estaba yendo con su mano ahí. Lo juró. Y por estar concentrada en eso seguía sin prestarle atención a sus palabras.
-Lo siento, ¿decías? No te estaba escuchando- bien, era estúpida, me había dejado en total evidencia... Piensa, ¡piensa Amber!- Me pierdo cuando empiezo con esto- dije alzando la cámara para sonar creíble.
El hizo ese gesto hermoso que siempre me había encantado de morderse el labio intentando que no se le escape una sonrisa.
Quise poner cara de tonta que esta perdiendo por su flechazo de secundaria nuevamente hasta que me di cuenta para que lado iban mis pensamientos. No, no iba a volver a caer porque justo en mi cabeza estaba la enumeración de todos los porque NO debería volver a caer.
-Decían que eres muy buena en esto.- apunto.
-Si, lo soy- sonreí abiertamente demostrando lo orgullosa que estaba- pero dime, ¿tu que haces aquí?- dije volviendo a mi ceño fruncido.
- Me tuteaste... Aunque te ves adorable con el ceño fruncido, te vas a arrugar- dijo a sacando la mano de mi espalda para alisarme las líneas que se habían formado en mi rostro.
Cuando se dio cuenta de lo que hacia la saco rápidamente como si mi tacto lo quemara. Y carraspeo para volver a hablar: -Estaba aquí porque tengo algo que consultarte sobre los planos, como no te encontré en la oficina vine aquí, hay algo que podríamos mejorar...-
Antes de que pueda responderle una voz de atrás mío le respondió algo hostil:
-¿Que quieres cambiarle a mis planos?-
-Arquitecto, buenas tarde... Solo son unas sugerencias para la señorita Agatello- trato de sonar amable pero algo en su tono no terminaba de convencerme.
-Ingeniero me quedan todavía unos diez minutos con esto, pase mas tarde por mi oficina y hablamos- dije fijando mi vista en mi reloj.
-Ahí estaré, solos si se puede- dijo fijando la vista mas en el que me secundaba que en mi.
-Claro- dije sonando poco convencida, el solo pensar en estar sola con Jetrho ya me ponía nerviosa.
No puedo creer estaba frente al que fue el amor de mi adolescencia y no había sabido ni su apellido. Por eso no pude reconocerlo cuando Lydia me lo nombró. Y de nombre le decía Jet como todos. Que poco lo había conocido realmente...
Este pensamiento solo me afirmaba mas que debía cuidarme mas sino quería salir lastimada.
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Ya estaba devuelta en la oficina.
Estaba agotada.
Y también con hambre, así que no me resistí y pase por mc donalds a compra un mc flurry de oreo. Deliciosa tentación de los dioses.
Así que me tire en mi asiento a disfrutarlo. Cerre los ojos disfrutando del inmenso placer que me provocaba el helado en mi boca. Oh dios, ¿podría ser posible que un helado sea tan bueno como para hacerte gemir? Claro que si, este lo era.
