Capítulo 17

62 6 0
                                    

      El dia laboral culminó, por suerte, estaba exhausta al cabo de tantas emociones.... Últimamente no sabía como iba a terminar mi día, siempre era una montaña rusa de emociones, hoy por ejemplo mi día que había comenzado especialmente bien no sabía si iba a acabar de igual manera.
    En este mismo momento me encontraba estirada sobre el sofá de mi living meditando también como todo puede cambiar de un día para el otro, como negarte a algo no sirve de nada si eso te nace del corazón.

   ¿Nunca tuvieron un tiempo filosófico de reflexión? Bueno, me han atrapado  en uno de esos. Analizando como mi control tembló frente a la reaparición de Jetrho y fue arrebatado totalmente de mis manos con Richard. No me malentiendan, sigo siendo yo, pero ahora soy un poco como mi versión de antes, esa que intente enterrar con todas mis fuerzas y lo logre por un tiempo. Una versión que no intentaba todo el tiempo controlar sus acciones y sentimientos. 

    Hago un enorme paréntesis aquí, ¿cuando me había vuelto tan monótona? Vivía rondando en el mismo tema sin nunca llegar a una conclusión, cuando hace un tiempo que me había vuelto una mujer que tomaba todo el tiempo decisiones como si nada. Había fundado una empresa pero ¡no podía resolver un lío amoroso! Me veía a mí misma completamente atascada en un laberinto de sentimientos que cada vez se tornaba mas complejo y me arrastraba a mi monocromática anterior yo. 

   ¿Hace cuánto me encontraba tumbada dándole vueltas a todo esto? No lo se, así estaba desde que llegué de la empresa. Recostada con mi pera sobre una mano y la otra jugando con mis stilettos que descansaban a un lado de mi sofá sin poder conseguir distraerme, mi celular vibraba sin parar avisando que mis amigas querían salir pero no me encontraba con ánimos de fiesta. 

    Con mi paréntesis cerrado, volviendo a mis reflexiones, ¿Como puede ser que una persona amenace tu equilibrio y otra que apenas conoces lo voltee sin mucho esfuerzo? Es de loco si lo piensas...Desde que conocí a Richard Mooreland me preocupo la fuerza con la que me atraía, pero ahora en este mismo momento me tenía mucho más intranquila como iba a terminar mi corazón en todo esto. Rogaba equivocarme, que este sentimiento que me prevenía en mi interior fuera erróneo, y creer que él lo iba a cuidar...

  Sonó mi celular haciendo que sobresaltara, de antemano como si una fuerza del mas alla quisiera sofocarme antes de que pudiera seguir profundizando sobre mis pensamientos negativos. Mire la pantalla antes de contestar, ¡era Rose! Ya extrañaba a mi hermana.

-Hola cariño, ¿todo bien?- contesté automáticamente, tomando ventaja antes de que pudiera comenzar a parlotear y no pudiera detenerla.

-Sissss, ¡Ya te extraño! ¿Como va todo por alla? Aca no me dejan ni dar un respiro, a penas he tenido tiempo, ahora estoy con papa y mama. Saluden.- chillo, alejando el auricular para que pudiera escuchar al unísono a mis padres darme sus saludos y decirme que me extrañaban mucho. 

  Yo también los extrañaba.

-Yo tambien los extraño- admití en voz alta, acentuando una leve sonrisa nostálgica en mi rostro.  Tomó la delantera el timbre antes que consiguiera continuar hablando con mis padres. Me encamine a abrir la puerta sin alejar el celular de mi oreja. Cuando pude ver quien estaba parado frente a mi puerta, casi se me cae el celular, logre sentir como la tierra tembló bajo mis pies con su sola presencia.

   Lo que solo me recordaba con luces de neón: hombre peligroso para la salud de Amber Agatello.

- Hablamos después ¿si? Llegaron visitas- explique bajito, sin muchas vueltas corté la comunicación previniendo que pudieran oponerse.

   Cuando di por finalizada la llamada, sin demora nuestras bocas chocaron. Mi cuerpo volvió vibrar junto con su boca, todo a mi alrededor regresaba a su lugar. El beso estaba cargado de una necesidad que no había percibido nunca previamente, como si tuviera miedo a que nos quedara poco tiempo juntos... Saboreamos los labios del otro hasta que nos tuvimos que separar porque aun seguiamos en la puerta, no quería montar un espectáculo para los guardias del edificio por las cámaras de seguridad. 

Reviviendo sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora