Capitulo 26

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    Desperté enredada entre las sabanas de mi cama sustituta por lo que estaba de vacaciones. La cual era excesivamente cómoda, debo decir. Me estire a lo largo con una sonrisa extendida por mis labios, mis ojos achinados revelaban que recién me estaba despertando. 

    Ya llevábamos una semana de nuestras vacaciones, para mi sorpresa se estaban pasando desmesuradamente rápido en el autentico paraíso que era la Isla de Elba. 

      La primera de nuestras actividades había sido el museo arqueológico, en fortaleza de Linguella. Forma parte de la fortaleza también la Torre de Martello, algo digno de apreciar a los ojos de la arquitectura con excelentes vistas. Arrastre a mi hermana en un tour por la capital de la isla, Ponteferraio. Incluso visitamos las dos fortaleces que alberga el puerto del lugar, primero Forte Stella, contiene uno de los más antiguos faros de Europa, desde el que se puede disfrutar de unas vistas panorámicas excelentes del puerto que mi cámara aprecio. Por otro lado, estuvimos en el Forte Falcone, situado en el punto más alto de la villa, al que se llega atravesando una tortuosa carretera que hicimos a pie. En este punto mi hermana estaba por asesinarme, pero las vistas panorámicas desde el fuerte lo retribuyeron. Son únicas, parecían auténticas postales. 

   Luego del largo día que pasamos nos sentamos a descansar en el puerto a la espera de que llegaran los barcas con sus pescadores y la pesca del día, moría por comer un pescado fresco en la noche. Italia tenia una gran variedad de pescados de mar, y era una entusiasta de ello. Podía vivir una vida sin carne, pero sin pescado no. 

   Asimismo nos montamos en unas bicicletas alquiladas y hicimos el trayecto hasta el Monte Capanne,  la vista mas alta de las Isla de Elba. No voy a mentirles, casi me muero en los 19 km que hicimos pero desde allá arriba teníamos una vista del panorama singular. Pudimos admirar esas aguas cristalinas del Mediterráneo, playas y calas de arena blanca y luminosa, algo que tampoco pude dejar de fotografiar.

   Mi hermana se aprovecho de mi y hizo que hiciera de su fotógrafa mientras posaba en las paradisíacas vistas, para luego subirlas a instagram. 

    Después de inducir a mi hermana para que me acompañe a todas las atracciones históricas que nos brindaba la Isla de Elba, no pude negarme cuando sugirió con demasiado entusiasmo ir a uno de los parques temáticos. No la pasamos mal, volví a sentirme una niña que hace tanto no dejaba salir. Solo Richard había sacado esa parte cuando jugamos en la cama a las peleas de cosquillas, siempre ganaba el maldito.

    ¿Y Richard donde queda en todo esto? Richie, estaba haciendo negocios por toda Italia, no dejamos de hablar ni un día desde que nos despedimos en la estación.  Todas las noches nos sumergíamos en largas conversaciones, hablábamos por horas contándonos que tal habían ido nuestros días. No era lo mismo que tenerlo al lado mio pero me hacia echarlo en falta menos. 

    Volviendo al presente, por hoy habíamos decidido simplemente hacer día de playa. Cogí mi bata de seda, para taparme ya que dormía en ropa interior únicamente,  así poder ir para la cocina para tomar mi desayuno. Irrumpió a mi hermana que parecía haber madrugado hoy, ya estaba preparando todo.  

-Hola- dije rodeándola con una sonrisa, ella me respondió con una sonrisa tensa. Decidí ignorarla deliberadamente, capaz era mi imaginación.

-Hola, te prepare el desayuno, me estaba por ir... Como dijiste que te ibas a tomar el día para tomar sol, por mi parte quiero ir al spa del centro.- comento mientras terminaba de trozar la fruta.

-Esta bien, por mi no te preocupes, estoy bastante grandecita para cuidarme sola- dije guiñándole un ojo al mismo tiempo que le robaba una rebanada de mango.

-¡Oye! Espera que termine, es todo para ti- gruño. 

-Gracias sis- agradeci cuando me puso sobre la mesada una bandeja con el desayuno de una reina.  

Reviviendo sentimientosWhere stories live. Discover now