Capitulo 25

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    Buscaba la forma de agarrarme de las baldosas transpiradas del baño, estaba recostada sobre ellas mientras a mis pies de rodillas estaba Richard. Dejando suaves besos desde la puntas de mis dedos de los pies hasta donde empezaba mi intimidad, quise gritar cuando lo sentí deslizar su lengua desde la rodilla hasta volver a donde había terminado con sus besos. Si no concluía con esta tortura perdería el equilibrio en cualquier momento. 

     Volví a gemir, ahora lo tenia con la cabeza entre mis piernas, a punto de llegar al orgasmo bajo su lengua experta por segunda vez en el día pero le quería a el en mi. No a su lengua.

-Por favor Richard- me queje, implorando para que me hiciera suya mientras me mantenía firme contra la pared con una mano y otra clavada en su espalda. 

-¿Que deseas gatita?- me miro malicioso desde su posición, sin moverse deslizando un dedo en mi entrada pero solo rozando mi entrada.

-Quiero que me hagas tuya Riri- le susurre inclinando mi cabeza para mirarlo mejor, adoptando la voz seductora que sabía que lo volvía loco y un nuevo apodo que solo le daba en estas situaciones. 

-Lo que desees siempre, recuerdalo Amber, siempre te lo cumpliré- prometió parándose de un salto, para agarrar mis piernas y rodear su cadera al mismo tiempo que me colmaba de una sola estocada. 

    Perdí el hilo de mis pensamientos al paso que nuestras caderas acompasaban sus ritmos, sumergiéndome en el velo del próximo orgasmo que se acercaba. Y de nuevo, como siempre, me hacía flotar en la nubes cuando llegamos a la culminación de nuestro encuentro pasional. Nadie había provocado a mi cuerpo lo que el llegaba a generar, no tenía comparación con nada. Me llevaba a lugares que jamás pensé podría llegar.

    Una vez que acabamos de ducharnos en una sincronía adoptada por la costumbre, como siempre lo hacíamos, debo decir que era una de nuestras partes favoritas del día. Algo tan íntimo que para nosotros se había vuelto algo inevitable en el día, podía hasta decir que seria extraño bañarme y que el no me acompañara. 

      Me quedé embelesada admirando como las gotas de agua adornaban su piel. Se deslizaban todavía por su cuerpo desnudo, que estos días había adquirido un poco de color, era hermoso. Hermoso y mío, pensé mordiendo mi labio inferior esperando que trajera las toallas para secarme como siempre lo hacía. No es que fuera una inútil, nunca lo fui, siempre me considere independiente pero sabía lo mucho que le gustaba hacerlo y no tenía intenciones de negarme a sus mimos. No ahora, no más. Quería abrirme completamente sin medios a ser amada por este bello hombre. 

   Aunque todavía no le había pronunciado las palabras exactas, lo amaba, pero algo me decía que todo era muy reciente para decirlo.

-Nena, deja de morderte el labio, que no quiero llegar tarde al primer almuerzo con mis suegros- observo con un aire juguetón, mostrando su media sonrisa a medida que proseguía con su habito de secado post-ducha. Gozo la obligación de decirles que no hay nada mas lindo que sentir su tacto tan delicado con la toalla mientras lo hace, al contrario de cuando hacemos el amor, cuando me seca parece que soy una muñeca de porcelana con la cual debe tener mucho cuidado.

      No podía resolver que usar para el almuerzo, tenía toda mi maleta y lo que había comprado desparramado por la habitación del hotel. Me encontraba en el piso sentada en ropa interior sin decidirme, estaba nerviosa, quería que todo saliera lo mejor posible.

     Richard salió del baño y se quedó en el marco de la puerta solo observándome detenidamente.

-Sabes, lo que te pongas siempre te queda sexy. Siempre vas a estar hermosa Amber.- murmuró pensativo. 

Reviviendo sentimientosWhere stories live. Discover now