Capítulo 8: "Un gran dolor"

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El rey caminaba junto al equipo de búsqueda que había contratado por los bosques de la montaña Paoz.

Este es el lugar más peligroso de toda la montaña, decía uno de los hombres.

Si, ojala y la princesa se encuentre bien, decía otro.

Mi hija está bien, pronto la encontrare pensaba el rey.

Montaña Paoz:

Un par de jóvenes pelinegros corrían por dentro del bosque, sin ningún tipo de preocupaciones.

¿Ya te cansaste bonita?, dijo el joven de cabello alborotado volteando a ver a la bella jovencita pelinegra que había dejado de correr y se encontraba respirando agitadamente.

¡Sí¡, descansemos un poco por favor, dijo la bella jovencita sonriendo mientras se sentaba al pie de uno de los árboles de bosque.

Está bien dijo el joven de cabello alborotado sentándose junto a ella.

No sé cómo puedes correr tanto y no cansarte, dijo la pelinegra mirándolo a los ojos.

Yo estoy acostumbrado a esto, en cambio tu por lo visto ¿no?, dijo sonriendo el jovencito de cabello alborotado, mientras la miraba dulcemente.

¡Eres hermosa¡ dijo el jovencito mirándola hipnotizado, haciendo sonrojar a la bella pelinegra.

¡Tú también eres hermoso¡ dijo la pelinegra acercando su rostro al del joven que al sentir cerca el rostro de la princesa junto sus labios con los de ella besándose ambos con inmenso amor.

¡Te amo¡ dijo la princesa una vez que se separaron.

¡Yo también te amo¡ dijo el jovencito volviéndola a besar.

Luego de unos minutos ambos jovencitos se separaron juntaron sus frentes hasta regular sus respiraciones y decidieron volver a la cabaña a descansar un poco.

Mientras tanto:

¡Mire su majestad¡ decía uno de los hombres señalando la cabaña.

Nunca pensé que alguien pudiera vivir dentro de las montañas dijo sorprendido otro de los hombres.

Ni, yo, dijo otro del equipo de búsqueda.

Vayamos a preguntar si no han visto a mi niña, dijo el rey acercándose a tocar la puerta de la modesta cabaña.

Parece que no hay nadie su majestad, decía el hombre.

Vuelve a insistir, dijo el rey y el hombre volvió a tocar.

Luego de unos minutos: 

Parece que no hay nadie su majestad, dijo el hombre.

Abra que esperar a que vuelva el dueño de la cabaña dijo el rey sentándose en una piedra gigante a descansar.

Mientras tanto:

Gokú y Milk, caminaban de la mano por el bosque. El jovencito de cabello alborotado en el trayecto cogió una bella flor del bosque y lo coloco en el cabello de la princesa, mientras esta sonreía y se abrazaba a él. Luego ambos jóvenes continuaron su camino hacia la cabaña abrazados. Cuando estaban a escasos metros de la cabaña la bella princesa sintió desvanecerse en brazos del joven de cabello alborotado al ver a su padre sentado sobre una gigantesca piedra acompañado de un grupo de hombres.

¿Bonita que te pasa?, dijo preocupado el joven de cabello alborotado al ver palidecer a la bella pelinegra y a un no haberse percatado de la presencia de las personas a las afueras de su cabaña.

¡Mi papá¡, fue lo único que dijo antes de desmayarse en brazos del jovencito, que consternado empezó a llamarla por su nombre haciendo que el rey y los hombres que lo acompañaban noten la presencia de ambos.

Milk, bonita, respóndeme, decía el preocupado jovencito.

El rey y los hombres fueron al encuentro del joven que sostenía en brazos a la bella princesa.

Dame a mi hija dijo el rey arrebatando de brazos del jovencito a la bella princesa de manera autoritaria.

El jovencito de cabello alborotado al ver a tanta gente extraña en su territorio se puso en posición de ataque.

Déjenlo no es más que un salvaje, dijo el rey mirándolo despectivamente. Vámonos ya, mi hija solo esta desmayada dijo el rey caminando con los hombres hasta dónde se encontraba su helicóptero.

Gokú reacciono al ver que se llevaban a la niña que el amaba, a pesar de su inexperiencia el sabia que ella era alguien muy importante para él, que no podría soportar que se la llevaran, por eso corrió tras del padre de la princesa para tratar arrebatársela.

Devuélvamela, ella quiere quedarse conmigo, decía el jovencito tratando de quitarle a la princesa de los brazos del rey.

Los hombres que eran parte del equipo de búsqueda de la princesa sujetaron al jovencito de cabello alborotado de los brazos, impidiendo su avance, mientras el rey subía al helicóptero con la princesa.

Si quieres un consejo, olvídate de la princesa, ella no es para ti, dijo uno de los hombres con tristeza antes de subir al helicóptero, dejando a un joven de cabello alborotado derramando gruesas lágrimas de dolor.

Horas después:

El joven de cabello alborotado aún permanecía en el suelo con la mirada perdida, pensando en la niña que le había permitido conocer otros sentimientos desconocidos para él. 

¿Cómo podré vivir sin ti?, decía el jovencito sollozando cogiéndose con una mano el pecho.

Castillo-Reino de Fri-pan:

La bella princesa pelinegra despertaba de su profundo sueño, tallándose los ojos.

¡Gokú¡, dijo la jovencita alarmada al despertarse y encontrarse de nuevo en el castillo.

"Inocente Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora