Capítulo 3 | Fiesta y fantasías sexuales

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N/A: Escuchen Smells Like Teen Spirit de Nirvana para vivir el cap a lo loco.

Las fiestas pueden terminar en dos cosas: Desastre como esa noche en el club que terminé en una celda o desastre porque es tan aburrida que te mata.

Bueno, yo era la única a punto de morir.

Eran más de las tres de la mañana. Nick se había quedado hablando con los más populares, me los presentó claro, pero sentía que no encajaba. Ellos se conocían, yo era la nueva. No tenía de qué hablar con ellos, así que me fui. Tyler también se distrajo, pero con una chica en minifalda que se le cruzó en las narices. En conclusión, estaba sola.

Hasta que un chico se me acercó.

—Estás tan sola como yo —me había dicho.

Su nombre era Sean. Sean Vant, iba al mismo instituto que todos. Cuando me sonrió supe que nos llevaríamos bien. Me contó que le habían cancelado y volver era un desperdicio de tiempo porque, al fin y al cabo, ya estaba allí, atorado entre borrachos. Empezamos a platicar, me cayó increíble. Y, además, era muy atractivo.

—¿Quieres otro?

—¿Qué me piensas traer? —Le sonreí, tambaleándome.

—El ponche del barril enorme que está allá. —Sean me tomó de los hombros, intentando que me quedara quieta—. ¿Estarás bien? No te muevas. Seré rápido.

—Estaré bien, pero bien mareada.

Él se fue a traer mi bebida, pero mi risa se cortó cuando mi mirada se cruzó con la de un rubio apoyado en el umbral de un cuarto cerca del pasadizo. Me estaba recorriendo el cuerpo con la mirada, pero solo me provocó asco. Aparté la mirada, buscando a Sean entre la multitud.

Pero no funcionó.

—Hola, guapa —susurró. Intentó acercarse, pero al ver que empecé a rodear personas para perderme entre la multitud, me cortó el camino cuando quise cruzar la sala—. ¿Qué pasa que no saludas? No te había visto por aquí.

—Soy nueva —le espeté, incómoda.

—Puedo darte la bienvenida si quieres.

Hizo una seña hacia el cuarto. Le puse mi mejor cara de asco.

—Ya, lo siento, he venido con mi hermano. —La falsa sonrisa se borró de mi rostro cuando me jaló al ver que intentaba irme—. ¡No me toques!

Listo. Moriré por irresistible.

—Pero no te vayas, guapa.

Sus manos se aferraron a mis caderas a pesar de que intentaba apartarlo. Miré a todos lados, avergonzada, nerviosa y aterrada. No quería llamar la atención del resto. Le aparté las manos de mi cuerpo, molesta, pero el tipo no se alejó. Intentó arrinconarme con su cuerpo.

—Que no quiero, ¿que no captas? —espeté.

Me aterraba la idea de que me vieran así.

—Guapa, me encanta que se hagan las difíciles. En serio, lo fácil aburre rápido, pero no estás tan buena para hacerte una. 

—Que imbécil.

—Lo pasaremos bien.

—Joder, no te atrevas a ponerme ni un dedo encima.

—¿Y si no quiero?

Fue otra la voz que contestó por mí.

—Te partiré la puta cara.

El rubio se puso pálido ante su mirada. Se volvió hacia él, balbuceando.

—¿Que no sabes entender un no? —Tyler lo empujó bruscamente del pecho—. Lárgate de mi fiesta. Ahora.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora