4. El Soldado de Invierno (Parte 1)

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Advertencias: -

Nº de palabras: 5991

Sinopsis: básicamente, los eventos de Capitán América: el Soldado de Invierno.

Quiero aclarar que de aquí en adelante, he decidido dividir los capítulos en dos porque son increíblemente largos. No exagero al decir que a partir de ahora, casi todos los capítulos rondan las 12000 palabras. Bueno, eso era todo. ¡A leer!





El amanecer es un momento del día precioso para correr. El cielo es una mezcla de azul y rosa, a veces enlazado con rojo, morado o naranja. Es hermoso. Es una mañana cálida en Washington, D.C.; el tiempo perfecto para salir a correr. Eso es lo que Bucky ha hecho cada mañana desde que llegó a D.C. a trabajar para SHIELD. Sigue sin fiarse de ellos, pero siente que tiene que hacer algo para honrar la memoria de Steve.

Un hombre está corriendo por delante de él; es el mismo hombre que ha estado corriendo esta ruta de forma diaria durante el último año. Bucky no ha tenido ningún amigo de verdad (aparte de los Vengadores) desde los Comandos Aulladores. Este hombre que corre parece ser decente desde su posición a distancia.

―Por la izquierda ―murmura al adelantar al otro hombre.

Bucky sabe que es más rápido que cualquier otro que pueda haber ahí fuera y por eso decide divertirse un poco con ello. Cada vez que lo adelanta (y son unas cuantas), siempre le dice: «Por la izquierda».

Está corriendo detrás del chico otra vez y Bucky sabe que lo está escuchando venir. Cada vez se acerca más.

―No lo digas. ¡No lo digas!

―Por la izquierda.

―¡Vamos! ―dice el hombre prolongando la palabra, claramente molesto por que Bucky no deje de generar antagonismo.

Sabe que el otro hombre intenta acelerar, pero no sirve de mucho. No puede alcanzar a Bucky.

Tras su carrera, el chico está sentado contra un árbol, tratando de coger aire y con el sudor chorreándole por la cara. Bucky, por otra parte, apenas suda. Decide que ya es hora de presentarse. Steve estaría orgulloso de él por hacer un amigo nuevo por su cuenta.

―¿Necesitas un médico?

Riéndose, le responde: ―Necesito otros pulmones. Tío, en media hora has corrido unos veinte kilómetros.

―Supongo que he ido lento. ―No puede evitar reírse de él. Él y Steve siempre fueron pequeñas mierdas, aún cuando todas las señoras mayores del barrio pensaban que ellos eran los chicos más dulces de alrededor.

―¿Ah, sí? Eso debería darte vergüenza. Ya estás dando otra vuelta. ¿Ya la has dado? Sí, imagino que sí.

―¿En qué unidad estás? ―pregunta cuando nota el emblema militar en su sudadera.

―En la cincuenta y ocho de pararrescate. Pero ahora trabajo para los veteranos. ―El hombre le tiende la mano para que tire de él―. Sam Wilson.

Bucky lo ayuda a levantarse con amabilidad. Es lo mínimo que puede hacer por él por llevarlo alrededor de los monumentos. Afortunadamente, no dice palabra sobre su brazo de metal. Sigue siendo una llaga para él.

―Bucky Barnes.

―Ya me lo había imaginado. Debiste de flipar al volver a casa después de la descongelación.

El Invierno Tiene NombreWhere stories live. Discover now