CAPÍTULO 4

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CAPÍTULO 4

Madrid 2006

Abro la reja de la casa para salir a pasear a Saimon que cada vez está más grande.

Estos meses han sido difíciles, todo ha cambiado tan radicalmente que a veces siento que la cabeza me esta apunto de explotar. Ya han sido tres meses desde que mis padres se fueron. En este tiempo temí que me quedaría completamente solo. Sam ya es mayor de edad por lo que a pesar de que pudo irse con sus abuelos decidió quedarse a mi lado y entró a estudiar derecho para apoyarme en lo que sigue en mi vida. Hernán solicitó mi custodia por los meses que me faltan hasta cumplir los dieciocho y se hizo cargo de la empresa hasta que yo pueda hacerme cargo de ella. Yo jamás había tenido la intención de hacerme cargo de la empresa, pero ahora las cosas son diferentes y es algo que me corresponde. Es mi responsabilidad.

Llego al parque y dejo a Saimon correr por todos lados. Muchas de las personas se sorprenden al ver a un cachorro de su tamaño. El veterinario ya me advirtió de que a pesar que los terranovas eran una de las razas más grandes de perros, Saimon estaba creciendo de una forma anormal, y que era mucho más grande de lo que debería para los estándares y su edad.

—Hola —me sorprendo al encontrarme a James a mi lado de repente.

—Hola —este chico me pone nervioso. A veces cuando me mira creo que le gusto, pero otras parece que mi presencia le molesta.

—Iba camino a tu casa cuando te vi, quiero... que hablemos de algo.

—Claro. Podemos ir allá —señalo una banca que está a solo unos pasos. Saimon ve que me alejo y rápidamente corre hacia mí lo me que alivia, eso quiere decir que las clases de obediencia están funcionando.

Cuando nos sentamos James no dice nada y yo me comienzo a poner nervioso no me gustan los silencios cuando estoy con alguien más porque después de unos minutos estos se vuelven incómodos y me dan ganas de irme. Me remuevo en el asiento esperando que esto lo haga reaccionar y decir algo.

—Lo siento, estoy nervioso —dice soltando una risita—. Yo... no sé si lo has notado, pero hay veces en las que no sé cómo comportarme a tu alrededor y eso es porque... creo que me gustas.

—¿Cómo...? —me sorprende totalmente.

—Yo, no soy gay. Jamás en mi vida me ha llamado la atención un chico, pero... tú. De repente me di cuenta que me gustaba más de lo normal pasar tiempo contigo, solo quería hacerte sonreír no solo porque odio cuando estás triste si no porque quería ver ese brillo en tus ojos —se gira hacia mi—. Perdón por lo que voy a decir, pero en un principio creí que era compasión porque he sido testigo del dolor que pasaste por tus padres, del que aun sientes.

—Tal vez sí lo sea —me pongo de pie—, viste a mis padres morir. Seguro que lo que sientes hacia mí es compasión, tal vez lastima.

—No es eso. Sé que no es eso. Cuando estamos solos me pongo ansioso, ahora mismo mi corazón late desbocado y... ha habido ocasiones en las que me he tenido que aguantar las ganas de abrazarte.

—James... —se levanta como no queriendo escucharme y se acerca. Doy un paso hacia atrás, pero evita que me aleje más cuando sus manos toman mis mejillas y su boca se cierra sobre la mía.

¡Me está besando! Trato de zafarme porque esto no está bien, él se está confundiendo y no quiero que después se dé cuenta de eso y el único que termine sufriendo sea yo. Pero no me deja hacerlo una de sus manos va a mi nuca y la otra se cierra en mi cintura para pegarme más a su cuerpo, sus labios se muevan buscando que los míos hagan lo mismo y solo tardo unos pocos minutos en hacerlo. Respondo su beso y aunque sé que tal vez esto termine mal me dejo llevar.

Todo de mí. PRONTO EN FÍSICOHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin