Golpeada

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Edward POV -

-Pero Bella ¿Por que?- le pregunté desesperadamente, alzando mi mano para acariciar su hermoso rostro. Sentí mi corazón retorcerse del dolor cuando su expresión se transformó en una mascara asustada y se alejó de mi roce. Sus manos volaron frente a ella como si se estuviera protegiendo de un ataque. Protegiéndose de mí. Mi mano cayó pesadamente a mi costado y esperé a que se recuperase, mirándole adolorido.

Lentamente bajó las manos, acomodándolas grácil mente en su regazo. Me miró resignada, me fue imposible esconder el dolor que me había causado su reacción. Su expresión me confundió – se veía mas avergonzada que atemorizada. Fue entonces cuando comencé a darme cuenta de que algo más estaba mal. La forma en que se había protegido había sido instantánea, como un acto reflejo, como una costumbre. Como una mascota que iba a ser regañada por su dueño. Ese pensamiento se repetía en mi cabeza.

Como un animal golpeado.

Golpeado.

Golpeada...

Mis ojos se achicaron mientras recorrí sus facciones, descubriendo cosas que había pasado por alto al encontrarme aliviado por verla nuevamente. Tembló nerviosamente, sus ojos me miraban expectantes mientras la examinaba. Tenía un corte debajo de un ojo y ambos tenían marcas amarillentas. La piel que rodeaba a los mismos estaba sonrosada. Podía percibir el horror en mi expresión, verlo reflejado en sus atemorizados ojos. Ella lo sabía. El lo hizo.

El la golpeaba. El Había abusado de mi delicada, dulce y hermosa Bella. Mi Bella, que no merecía nada más que felicidad y amor. Le había golpeado hasta el punto en que ella se apartaba temerosa ante mi roce. De mis manos. Ante esto, escuché un horrible sonido que ni tenia sentido. Pronto me di cuenta que los sonidos salían de mi pecho, mientras los gruñidos se escapaban de entre mis dientes. Mis ojos no contenían nada más que furia mientras miraba a mi abusado amor, -Bella ¿El te hizo esto?

Su expresión, llena de miedo y preocupación, se desvaneció rápidamente, reemplazada por una mascara tranquila e inocente. Podía ver a través de ella. No importaba que no pudiera leer su mente. No tenia que hacerlo. -¿Qué cosa?

La furia me calaba los huesos y un fuerte gruñido salió de mi garganta cuando le hablé, -Bella.

Su cuerpo tembló ante mi reacción, e instantáneamente me arrepentí de haberla asustado. Aun así, mi expresión no se relajó y mis gruñidos no cesaron. Estaba enojado. No, estaba furioso. Si Mike hubiera tenido la mala suerte de estar aquí, ahora, estaría muerto. Aun si él no hubiera sido el culpable de esto.

Finalmente, Bella habló. Sabia la respuesta, -Si.

Mi rugido resonó en el bosque.

Estaba de pie, yendo de un lado al otro mientras buscaba la forma más rápida de terminar con la vida de Mike. No, no tenía que ser rápida. Se merecía una lenta y dolorosa muerte por haberse atrevido a ponerle sus manos sobre mi Bella. Merecía sufrir por haber pensado en lastimarla. Mis gruñidos eran mas fuerte ahora, escapando de mí furiosamente. Bella me miraba preocupadamente, sin duda preguntándose que era lo que estaba pensando. Le agradecía a Dios que no tuviera mi habilidad. Los pensamientos que tenia ahora mismo no eran aptos para que fueran observados por un ángel.

-¿Edward?- dudó antes de hablar. Mis ojos se fijaron en ella, pero no me detuve. Comenzó nuevamente, -Edward ¿Qué estas pensando?

-Formas de matarlo,- respondí bruscamente, junto con un bufido. Ella tembló ante mi amenazante tono de voz.

-Edward, no puedes –- comenzó, pero rápidamente le interrumpí.

-Solo mírame,- me detuve y le miré. El dolor y la preocupación de sus ojos era demasiada. -¡Como se atrevió! Como se atrevió a herirte. Como fue capaz de atreverse a pensar tal cosa. Merece ser herido. Merece que acabe con su vida.

Curando sus heridasWhere stories live. Discover now