Falacia del helado

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Bella POV -

-¡Me llamo Alice!- Alice canturreó alegremente. Su humor se extendía sobre nosotros tres como una salvaje hoguera y no podía hacer otra cosa más que reír. Allie le miraba asombrada, sacudiéndose en mis brazos en un intento de bajar. Sonreí, dejándola suavemente sobre sus pies.

-Y mi nombre es Allie- Sonrió Allie, corriendo hasta detenerse frente a Alice. Alice le sonrió, viéndose increíblemente interesada. Hacia solo momentos atrás, pero estaba tan ocupada en complacer a Allie que no le importó.

-¿Allie, huh?- Preguntó Alice, con su voz aun cargada de entusiasmo. Se arrodilló así podían estar a la misma altura, -¡Es casi igual a mi nombre!- Alice me sonrió.

-¡Lo se!- Allie seguía riendo cuando me miró, -Mami ¿Sabias eso?

-Si, Allie-bebé,- Dije agachándome a desacomodar sus cabellos. Escuché a Edward sonreír cuando le llamé a Allie de esa forma. -Te puse ese nombre por tus tías Alice y Rosalie.

-¿Tengo tías?- Se sorprendió Allie.

-Pero, obviamente, boba,- Sonreí mientras ella se volvía hacia Alice con asombro.

-¿Puede la tía Alice comer con nosotros, Mami?- No era una pregunta dirigida directamente a mí, ya que Allie miraba a Alice con una enorme sonrisa. Dudé, insegura sobre que contestar. Más que nada por que no podía imaginarme la reacción de Mike, y además Alice no comía. Al menos lo mismo nosotras.

-Lo siento cariño,- Dijo Alice despeinándola. Allie hizo un puchero mientras pasaba su mano por su cabello en un intento de arreglarlo. Todos estaban empeñados en despeinárselo ese día, yo me incluía en la lista. -Tenemos planes para la noche.

Edward las miraba en silencio, con un brillo de emoción en sus ojos dorados. Una sonrisa jugaba en sus labios y sentí mi corazón rebozar de alegría, feliz de que aun seguía a mi lado. Moría por tocarlo. Quería tomar su mano entre la mía, o envolver mis brazos alrededor de su cintura. Estaba desesperada por estar en sus brazos antes de volver a la realidad. Antes de volver a casa, donde Mike estaría esperándome. Sentí mi estomago retorcerse del miedo.

-Quizás mañana,- Murmuró Allie tristemente, sacando su pequeño labio inferior hacia afuera.

-Allie,- La voz aterciopelada de Edward era música para mis oídos. Se arrodilló a un lado de Allie, con una sonrisa torcida en sus labios. Allie le miraba en silencio, con sus ojos bien abiertos. Antes me había dicho que Edward era apuesto, y ahora me daba cuenta de que el encanto de Edward funcionaba literalmente con todos. Le miraba mientras hablaba con Allie, y en sus ojos pude ver admiración y amor. Mí corazón latía alegremente. -¿Te gustaría ir por un helado?

-¿De verdad?- Preguntó Allie, aunque por su alegre tono se voz fue un grito de alegría. Edward sonrió.

-Cualquier cosa por ti, Allie,- Me miró a mí con una pregunta en sus ojos, -¿Te parece? ¿Puede Allie tomar un helado?

Ambos me miraban haciéndome el mismo puchero, aunque el de Edward era fingido. No pude evitar sonreír. Mi sonrisa creció hasta estallar en risas. Se veían tan cómicos los dos juntos. Perfectos. Se veían perfectos juntos. -Si, Allie puede tomar helado.

-¡Helado!- Gritó Allie, lanzando sus brazos al rededor del cuello de Edward. Su cuerpo se puso rígido por unos instantes, y sus ojos se abrieron por la sorpresa. Pero luego pasó sus brazos por su cintura y la abrazó. Allie se alejó un poco, mirando a Edward con la misma enorme sonrisa. -Tu eres mi tío ¿Verdad?

-Edward es un buen amigo de mami,- Respondí por él, luego de ver un grito de auxilio en sus ojos. Allie se giró hacia mi contrariada.

-¿Eso significa que no puede visitarnos?

Curando sus heridasWhere stories live. Discover now