Capítulo 12

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"En otros labios"


Siete días. Una semana. Ya había pasado una semana y no tenía ni una llamada de mi familia, ni un mensaje, ni nada. Eso me dolía, pero sabía que estaba mejor así, sin palabras de súplica que me obligaran a regresar. Tampoco es que mi vida en un nuevo país fuera mejor, a decir verdad, tenía que vérmelas por mí misma para poder sobrevivir, lo único que me brindaban Oliver y su familia era un techo donde dormir. Así que tuve que ir a las clínicas y hospitales que me quedaran cerca de casa para buscar un trabajo, ahora que tenía mi cedula profesional y mi título; además era muy buena en el inglés, eso ayudaba bastante.

Fui a cada entrevista que ofrecían, busqué en internet y Oliver me ayudó a recaudar información con un par de personas que conocía, pero no conseguía un puesto. Jamás imaginé que sería tan difícil, a pesar de que mi trabajo es muy solicitado.

Cuando regresaba por las tardes, alrededor de las tres, encontraba a Nico en el computador y era con quien pasaba el resto de la tarde si no salía por ahí con amigos. Oliver estaba estudiando todavía en la universidad, a las 12 del medio día tenía su primera clase y si corría con suerte, salía a las 6.30PM. Pero eso sucedía muy pocas veces y la mayoría del tiempo llegaba a la misma hora que su papá.

Esos días fueron bastante extraños viviendo ahí, a pesar de que me brindaban todo lo que necesitaba mientras encontraba trabajo. A veces Nicole me invitaba a salir con sus amigos, pero yo me negaba siempre. Oliver no salía mucho y con el horario en la escuela, ocupaba toda la tarde en clases, así que no íbamos a ningún lugar. Su papá era muy amable conmigo, en las mañanas me mostraba el camino que debía tomar para llegar a tal hospital o clínica. Pero yo me sentía realmente sola y con el sentimiento de extrañar. Extrañaba que mis expectativas cada vez estuvieran más lejos de lo que estaba pasando en realidad.

Tenía que dejar de vivir en mis historias y novelas baratas con finales felices. Tenía que dejar de vivir en un mundo de fantasías, así dolería menos afrontar la realidad.

Para el séptimo día, estaba bastante agotada de vivir lo mismo los días anteriores, y para mi magnifica suerte, cuando llegué ahí estaba Nicole.

— ¡Hey! ¿Cómo te fue hoy?

— Lo de siempre: nosotros te llamaremos. –dejé caer mi abrigo sobre el sillón y me dirigí a la cocina para prepararme algo de comer.

Esa mañana había amanecido fría.

— Es una lástima...

— ¿Te preparo algo? –le pregunté desde la cocina, donde saqué de la alacena la barra de pan y el frasco de crema de cacahuate.

— Ya he comido, pero te acompaño si gustas.

Nicole entró a la cocina y tomó asiento en la mesa. Sentí que me observaba mientras me preparaba mi emparedado y tomaba un vaso con agua.

Enseguida me senté en la otra silla de la mesa con los alimentos sobre el plato.

— ¿Te gustaría ir a una fiesta? –me preguntó apenas daba un mordisco al pan. Casi me atragantaba con el bocado, pero bebí del agua.

— ¿Fiesta? –cuestioné luego de tragar difícilmente. La chica notó mi nerviosismo, así que soltó una risa contagiosa.

— Algo tranquilo, en casa de un chico de por aquí. Invitó a pocos chicos, pero se va a poner bueno.

Mientras hablaba yo me concentraba en comer mi comida y beber con tranquilidad, pero el tema de las fiestas me ponía los pelos de punta. No es que mientras vivía en mi país jamás hubiera ido a una, de hecho, hubo un par en las que tomé demasiado y le mandé extraños mensajes a Oliver, pero nunca nada se salió de control. Lo que me asustaba era ir a una fiesta donde apenas conocía a Nicole. Ella es muy social, coqueta y divertida, todo lo que yo no soy. Seguro me deja colgada por ahí con un estúpido que tendré que aguantar, y no.

Modern Fairytale.Where stories live. Discover now