IX

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-Escucha: no te rías cuando me veas

Enviado a las 7:06

-¿De qué hablas? Jamás me reiria de mi mejor amigo.

Enviado a las 7:06

-Mentirosa, te partiste de risa aquella vez cuando me golpeé con la puerta de vidrio de la cafetería

Enviado a las 7:06

-JAJAJA ESO FUÉ BUENÍSIMO.

Enviado a las 7:07

-Me hice mucho daño :(

Enviado a las 7:07

-Jaja sí, yo también me hice daño en el estómago de tanto reír.

Enviado a las 7:07

-Eres un exagerado, seguro que sólo te ha salido un grano en la frente.

Enviado a las 7:07

-No mujer, es aún peor...

Enviado a las 7:07

-¿Dos granos?

Enviado a las 7:07

-Tú calla, ya lo verás

Enviado a las 7:07

-Lo que tu digas, ya estoy llegando.

Enviado a las 7:08

Guardé el móvil y levanté la vista: ya se podía ver la parada de autobús. Localizé a Felix, que estaba sentado con la mirada clavada en el móvil. Llevaba una capucha que no me permitía ver su cara. Me acerqué y le saludé.

-Buenas -dije -. ¿Y bien? ¿Qué es eso que te preocupa tanto?

Yo estaba de pie, delante suyo, mirándole la capucha. Él ya había guardado el móvil pero aún seguía cabizbajo. No quería que le viera.

-Prométeme que no te vas a reír.

-Está bien, te lo prometo -le dije con impaciencia.

Él suspiró y, acto seguido, se quitó la capucha gris que lo ocultaba. Levantó temeroso su cabeza y me miró. Yo le sonreí, haciendo ver que me aguantaba la risa.

-¡No te rías! -replicó.

No pude evitar soltar una pequeña risa. No para burlarme de él, si no por su reacción. Le despeiné cariñosamente con mi mano, pero él la apartó y cruzó sus brazos con enfado.

-Era broma Felix, no es para tanto.

Cogí sus gafas y me las puse. Tuve que quitarmelas enseguida para evitar hacerme daño en los ojos. Él me las quitó de mis manos y se las volvió a poner.

-Te quedan bien.

-Ahora parezco un nerd -se quejó.

-No tiene nada de malo ser un nerd.

Nos subimos en el autobús y tomamos nuestros asientos favoritos. Aún se veía preocupado.

-Ya te he dicho que te quedan bien. La montura negra resalta tus ojos.

-Ya claro -dijo sin creerme -. Ayer estuve toda la tarde escogiendo gafas sólo para que mi madre decidiera comprarme estas.

-¿Así que esos asuntos que me dijiste que tenías pendientes...?

-Sí, se trataba de esto -contestó antes de dejarme terminar mi pregunta -. ¿Ayer ya pudiste estudiar sin mí?

-Eso es lo que yo debería preguntarte a ti, no tú a mí. Y sí, sí que pude, aunque por la noche fuí a la pizzeria con unas amigas.

-Lo sé, yo también estaba allí -dijo una voz masculina ajena.

Al entrar en el bus no nos dimos cuenta de la presencia de Damien, que se había metido descaradamente en nuestra conversación. Ya no pensaba en que ahora debíamos compartir el mismo autobús todos los días. Vi cómo sonreía levemente. Yo ya sabía lo que significaba esa sonrisa. Me lo veía venir.

-¡Hola Gan! -dijo con su expresión más inocente.

Realmente ese maldito lo hizo.

-Espera, ¿qué significa esto? preguntó Felix. Se lo veía muy desconcertado.

-Ya te dije aue no me llamaras así -intenté decirle al chico con calma.

-Ups, se me ha escapado, perdón.

Damien se tapó la boca y se marchó hacía los asientos de atrás sin siquiera despedirse de nosotros. Parecía que solo se hubiera metido para molestarnos.

No.

Eso era justamente lo que había hecho.

Realmente no le quise contar a Felix lo que había ocurrido la noche anterior, pero ahora por culpa de ese idiota le debía una explicación.

-Gan, ese tipo no me gusta nada -me susurró después de haber escuchado mi historia.

A mí tampocó me gustaba. Ayer supe perdonarle su comportamiento, pero el hecho que volviera a repetir lo de anoche delante de Felix me molestó mucho.

Pensé que él no era ese tipo de persona.

MorganWhere stories live. Discover now