Capítulo diecisiete

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—¡Charly! —alcé la voz recibiendo a mi primo menor con gran abrazo.

—Paula, tenemos menos de dos semanas sin vernos. —mencionó el chico de pecas en el rostro.

Se trataba del hijo del hermano de mamá, habíamos crecido juntos y siempre fue mi compañero de aventuras. Se que había dicho que es mi primo menor, pero solo le llevo un par de meses.

—Solo dame un abrazo, Carlos. —reclamé y lo abracé con mas fuerza.

—Creí que traerías a tu amiga. —mencionó mientras íbamos de regreso en el auto.

Carlos pasaría algunos días en Madrid, María me había dado la oportunidad de recibirlo en el piso. Aunque yo tenía un plan mas grande del que ellos se imaginaban, quería hacer de cupido con ellos. Que mi vida amorosa no esté funcionando, no significa que la de mis amigos y familiares no deba de hacerlo.

—Se quedó en casa, pero ya la verás en personas. Estoy segura de que os vais a gustar. —le guiñé un ojo.

Manejamos a casa entre platicas, mi primo conocía mi vida entera; incluida la etapa de Antoine Griezmann. Recuerdo que cuando le conté lo que había pasado a mi regreso a Sevilla, me había regañado, puesto que no podía creer que me había liado con uno del Atleti; es hincha de los merengues.

—Hemos llegado. —dije mientras me estacionaba.

Bajó su maleta y entramos al edificio, subimos por el ascensor y en unos minutos ya estábamos entrando a mi piso.

—¿Aquí has traído a un futbolista profesional? —cuestionó haciendo una mueca de disgusto.

—Justo se lo ha tirado en el sofá donde estás sentado. —respondió mi mejor amiga apareciendo en la escena.

—¡Que asco! —de un solo salto se puso de pie.

—Es mentira. —declaré mirando a mi primo, pero luego le guiñé un ojo a mi mejor amiga.

—Se cuidadoso, he olvidado la cuenta de todos los lugares del piso donde Paula se tiró al francés. —continuó María y fue inevitable no reír con ella.

—Mi pequeña prima se convirtió en una promiscua. —bromeó Carlos.

—No soy una promiscua. —repliqué lanzándole un cojín del sofá.

—¿Segura? —ahora habló la morena y le levante el dedo medio.

—Además grosera. —dijo Carlos.

Sonreí, porque aunque fuera en un ataque masivo en mi contra, ese par se estaba uniendo y eso es lo que quería lograr.

—¿Ya le contaste sobre tu cita a ciegas? —cuestionó María escondiendo una gran sonrisa—. Dile que te cuente, Charly.

—¿De que habla? —preguntó al instante primo.

María salió de la habitación complacida por hacerme enojar, yo miré a Carlos y negué.

—Nada, una cita que salió mal. En la vida uses Tinder, la gente es mentirosa. —mencioné caminando por la habitación dispuesta a salir.

—Cámbiate para salir. —declaré mirando a mi primo antes de salir de la sala y dirigirme a mi habitación.

Una hora después Charly y yo ya estábamos saliendo del piso, María tenía otros planes y al parecer no estábamos incluidos en ellos.

—¿Que quieres hacer? —le cuestioné, no me apetecía salir a bailar, no quería encontrarme a alguien indeseable, nuevamente.

—Estoy exhausto, vamos solo a cenar. —pidió el de pecas y agradecí internamente, me relajaba saber que no tendría que llevarlo al lugar donde todo había comenzado.

—Conozco un restaurante cerca de aquí. —señalé un par de calles adelante.

Ambos comenzamos a caminar, pero no esperaba que en nuestro camino se nos apareciera el restaurante italiano al que el francés me había llevado a cenar.

—¿Podemos entrar aquí? —preguntó mi primo.

—Carlos, aquí vine con Antoine. —expliqué intentando que cambiara de opinión sobre entrar a ese restaurante.

—Pero ya lo has superado, ¿no es así? —levantó una de sus cejas y quise golpear su perfecto rostro.

—Si, pero...

—Nada, no hay problema. —me tomó por la muñeca y me obligó a entrar al restaurante.

Después de todo, tenía razón. Si yo ya no sentía nada por Antoine, venir a este lugar ya no me debía ocasionar nada.

—Tenías razón, ya lo he superado y los recuerdos ya casi ni existen. —me hundí de hombros y sonreí relajada.

Se sentía bien, me sentía orgullosa de mi misma por estar ahí. Esa era una de las pruebas, de que él ya no era nada mas que una memoria para mi, una muy mala de hecho.

Pronto un mesero se acercó a tomar nuestra orden y pedimos. Para después envolvernos en una relajada charla.

—¿Que te ha parecido María? —cuestioné esbozando una gran sonrisa, segura de la pareja que podía formar.

—Es muy guapa. —murmuró y vi como sus mejillas se volvían rojizas.

—Han hecho click, haciéndome bullying, pero eso no me importa mucho. —respondí restándole importancia.

—¡Paula! —escuché una voz bastante conocida, pero decidí ignorarla al no encontrar a la persona que emitía el sonido.

—Tranquila, no te pongas nerviosa, pero el idiota de Griezmann viene hacia la mesa. —mi primo me miro con los ojos completamente abiertos, su nerviosismo hizo que yo también me pusiera de la misma manera.

—No puede ser. —murmuré a mis adentros.

Tomé un gran respiro para llenar mis pulmones y en ese justo momento apareció el rubio. Dibujé una sonrisa en mi rostro y lo miré como si nada hubiera pasado mamás, ¿después de todo ya está superado no?

—Hola Antoine. —respondí intentando ser cordial.

—¿Como has estado Paula? —cuestionó sin dejar de verme, había una media sonrisa en su rostro y me hacía detestarlo mas.

—Bien. —fue lo único que atiné a decir.

—Hola. —dijo mi primo mientras aclaraba la garganta, se que intentaba salvarme de esta situación, pero prefería que no lo hiciera.

Antoine dejó de verme finalmente, pero ahora le dedicó una mirada a Carlos. Levantó una ceja, pero le ofreció la mano en forma de saludo.

—Antoine Griezmann. —se introdujo.

—Lo se. —mi primo hizo un ademán.

—¿Tu novio? —preguntó en mi dirección.

—Si. —asentí y miré a Carlos para que no abriera la boca.

—Oh. —murmuró el francés—. ¿Enhorabuena?

—¿Es pregunta o felicitación? —cuestioné complacida por el cambio en la expresión de su rostro, había pasado del ligón al sensible en segundos.

—Felicitación, de corazón enhorabuena. —su tono de voz también había cambiado—. Nos vemos.

Levantó la mano en forma de despedida y lo vi alejarse. Sentí un vacío en mi interior, se supone que no debía de sentirme así. 

Wonderland | Antoine GriezmannWhere stories live. Discover now