5. Invitados.

25.5K 1.4K 34
                                    

Invitados


Cuando Halle puso un pie dentro de la mansión Price tenía las manos tan frías como un cubo de hielo y llevaba su bolso, con la ropa que había usado la noche anterior en la fiesta de Zoe, guindado en el hombro, inclinada hacia un lado como si le pesara mucho.

Todo parecía estar tranquilo, demasiado tranquilo, como cualquier día.

El chófer la había saludado cordialmente como siempre al irla a recoger en la residencia de los Terrence y el guardia había inclinado la cabeza hacia adelante en forma de saludo cuando el vehículo había atravesado la gran entrada. Incluso las mucamas, que siempre parecían contentas de verla, acudieron a ella en ese instante para llevarse sus pertenencias y le regalaron una suave sonrisa.

—Bienvenida a casa, Señorita Halle —musitó una de ellas en voz baja y sumisa.

Halle estaba tan nerviosa que con suerte logró esbozar una ladina sonrisa para ella.

Se preguntaba una y otra vez si sus padres se habían enterado ya de la fiesta de Zoe, si habían visto las noticias y estaban furiosos con ella. Pensó que tal vez habían armado un escándalo y todos estarían al tanto de lo que le esperaba, pero no parecía ser así.

Aún no sabía si dejar de sentir miedo. Aunque todo se veía extremadamente tranquilo, no se quiso confiar, menos cuando vio al Sr. Price atravesar el marco del recibidor con aire imponente.

Inmediatamente fijó su vista en ella. Halle no vio nada distinto en su mirada, además de lo de siempre. Joel Price nunca sonreía en casa, llevaba todo el tiempo el ceño levemente arrugado, los labios unidos en una fina línea y los ojos fríos e inescrutables.

Joel señaló con la cabeza el pasillo que daba a su despacho, invitándola, y sin esperar por ella, se encaminó. Halle le siguió con pasos apresurados y torpes, jugueteando con sus manos frías.

Viendo su espalda mientras caminaba, sintió el sudor frío deslizarse por su frente. Mientras más cerca estaba la puerta del despacho, los recuerdos venían a ella velozmente.

Miró las manos de Joel, grandes y gruesas. Duras.

Los nudillos.

El caro cinturón que llevaba.

Quiso recordar la hebilla, cómo era, el material, el tamaño. Y se frustró de no haberse percatado.

Y cuando estuvo a punto de echarse a llorar, vio cómo Joel pasaba de largo el despacho y abría la sala de reuniones que se encontraba a unos metros después de su oficina.

Él la esperó desde adentro, con la puerta de madera abierta de par en par parra ella. Halle le dedicó una mirada entre consternada y aliviada antes de apresurarse a entrar y encontrarse con Mindy, la asistente de su padre, su madre y dos trabajadores y mano derecha de los Price.

—Halle, siéntate —ordenó Joel apenas cerró la puerta tras ella.

Ella obedeció rápidamente y tomó asiento en el lado derecho de su madre, puesto que generalmente le pertenecía.

Mandy inclinó la cabeza hacia ella.

— ¿Cómo estuvo el cumpleaños de Zoe? —preguntó.

Halle vio que sus ojos la escrutaban , buscaban algo fuera de lo normal, algo en lo que se hubiese equivocado, algo en lo que culparla.

—Bien.

Paralelos (#1 Líneas)Where stories live. Discover now