HUN

5.6K 458 217
                                    

La habitación vacía/Beso de buenas noches.

—¿Vas a matarme?

El eco de mi voz resuena en la habitación vacía, no, claro que no, no está vacía, él está ahí, observándome, riendo frente a mi, burlándose.

Ese demonio.

—Por supuesto que no, ¿Por qué me desharía de un juguete tan divertido como tú?

Se burla, se burla de mi, sigue haciéndolo, se ríe en mi cara. Su risa burlona, sus carcajadas están atoradas en mis oídos, no salen, sólo dan vueltas y vueltas dentro de mi cabeza, su horrible y espantosa risa.

—No soy tu juguete.

Su risa paró y me miró con fastidio, ¿Dije algo malo?, no dije nada malo, espero no haber dicho nada malo, si dije algo malo va a irme mal, muy mal, demasiado mal.

—Recuerdo bien esas palabras.

Sus pies tocaron el suelo para caminar desde el otro lado de la habitación e hincarse frente a mi, sus penetrantes ojos azules partían mi alma a la mitad a la vez que derretían cada parte de mi ser.

—Yo repetía eso cada día, "no soy un juguete, no soy tu juguete, Dipper Gleeful, no soy un juguete" —su mano pálida se posó sobre mi mejilla, sus mano son tan cálidamente frías—, ¿Cuál fue la respuesta que obtuve?, dimela.

—William...

—Siempre serás mi juguete.

Se levantó y volvió a reír, no otra vez, no la risa, esa horrible risa, es horrible, me tortura, la odio.

Lo odio.

—Esa es tu respuesta, Dominic, no te mataré pero tampoco te dejaré en libertad, vive lo que resta de tu eternidad con ello.

Desapareció, se fue, me abandonó, no puede abandonarme, él no.

Me siento tan sólo




(...)




Él regresa a verme todas las noches, comprueba que siga vivo, que siga cuerdo. Paso mis días en soledad en este enorme cuarto blanco, vacío, horrible.

Extraño tanto a Mabel, a Ford, a Stan, incluso a Pacífica, extraño tanto a mi familia. En momentos como ahora me pregunto, ¿acaso siguen con vida? Estábamos en prisión cuando el Raromagedon azotó Reverse Falls, corrí y corrí, intentando encontrarla entre tantos presos escapando y empujando.

No la encontré.

Para cuando todo se calmó me di cuenta de que estaba solo, todo estaba abandonado y destruido, en un sepulcral y tenebroso silencio.

¿Qué le pasó al mundo? ¿Dónde están todos? ¿Qué rayos sucedió?

—Supuse que vendrías —rió el demonio sentado en su trono frente a mi, tan imponente, tan majestuoso.

—Estabas esperándome.

—Claro que lo hacia, eres Dipper Gleeful, la persona más desconsiderada e insensible que conozco, un gran mentiroso, se que aceptarás mi oferta.

Un mentiroso, insensible, desconsiderado, ¿Soy yo todo eso?

—¿Qué oferta?

—Unete a mi.

Una ligera brisa movió mi cabello, teletransportándolo a mi lado, demasiado cerca, me sentía tan vulnerable. Supongo que es tan poderoso como Will decía, poderoso y peligroso, ¿me matará si digo que no?

—Veo que estás tomandote tu tiempo —bufó frustrado. Al parecer notó que no me agradaba su idea—. Dipper, piensa, siempre has querido ser el dueño de este estúpido pueblo y te lo estoy dando en bandeja de plata, ¿por qué no aceptas? ¿Qué te está frenando?

Fue en ese momento en que entré en razón. ¿Enserio quiero esto? ¿Quiero que mi vida siga por este rumbo? ¿Acaso no he hecho suficiente daño? Le rompí el corazón a todas la personas que me amaban, les mentí y los traicioné, ilusioné a Pacífica y después la rechacé con crueldad, humillándola frente al pueblo entero, y lo más importante no es eso.

El más importante es William Cipher. Oh, Will, ¿qué te he hecho?

—No.

—¿No? —la sonrisa se borró de sus labios, dejando en su lugar una mueca de auténtico asco y fastidio—. No, de acuerdo , no voy a obligarte a ser el rey del universo.

El viento sopló nuevamente y el demonio apareció sobre su trono, molesto, al parecer nadie se había negado a los tratos de Bill Cipher, el ente más poderoso en todas y cada una de las dimensiones.

—Ya no me sirves.

—¿Vas a matarme?

—Ya no me sirves a mí pero si a alguien más.

Una pequeña risa se escuchó detrás de mi, esa pequeña, delicada y hermosa risa.

—Will, ¿quieres a este humano? Te advierto que es una basura pero de algo ha de servir.

El lindo demonio de cabellos azules apareció frente a mí con una gran sonrisa dibujada en el rostro, una sonrisa que nunca había visto.

No, este no es Will.

¿Qué le hicieron al Will que se robó mi corazón?

¿Qué le hicieron al Will que amo?

—Tranquilo, hermano, es perfecto.

Esas sonrisas que me da no hacen justicia a la monstruosidad de su persona, tan dulces y adorables en el cuerpo de un terrible demonio. Lo extraño, lo extraño tanto, ¿dónde está? ¿dónde está mi Will? Quiero verlo, mi Will, mi corazón, mi mundo.

—¿Delirando otra vez?

Volteé la mirada hacia él por enésima vez esta noche pero fue la primera vez que lo vi, su rostro demacrado por el cansancio y la fatiga, por los golpes que recibió de mi familia por años, por las torturas de mi hermana, ese rostro fue reemplazado por uno aún más hermoso, rasgos finos y delicados, piel pálida y ojos grandes y penetrantes. Quiero ser absorbido completamente por él.

—Responde, Dominic.

—Si, soñaba contigo.

Mis palabras provocaron que una pequeña sonrisa que borró al instante se formara en sus labios, lo hice sonreír, eso significa que aún me ama, ¿cierto?

—¿Qué soñabas?

—Raromagedon.

—El mejor día de mi vida —se levantó de la cama y se giró hacia mí con una sonrisa, con esa horrible sonrisa—. Hora de dormir, Dominic.

Cada paso lento que da en mi dirección es una tortura, más deprisa, por favor, bésame.

Sus labios chocaron con los míos de forma brusca y agresiva, me aferré a él buscando que se quedara a mi lado, si es posible para siempre. Se alejó dejándome tirado en el suelo, sonrojado y jadeante, rogando por más que un beso, roces y gemidos ahogados.

—Buenas noches, Dominic Gleeful.

—B-buenas noches... Amo.

Prisionero (Willdip)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant