WAXAK

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Tyrone

—No van a creérselo, es una completa estupidez.

—Vamos, querido, será divertido.

—Si alguno intenta hacerme algo voy a apuñalarlo.

—Puedes despellejarlo vivo si gustas.

—Por cosas como estas es que te amo.








—¿Ha dicho algo desde que llegó? —pregunté apenas entré a la sala de interrogatorios improvisada, cruzándome de brazos para luego mirar a nuestro invitado.

—Nada, ni una sola palabra —Pacífica estaba sentada frente a él, con su habitual ropa corta y con los brazos cruzados sobre la mesa—, no asiente, no niega, apenas y pestañea.

—Quizá... —hice una pausa, jalando una silla para sentarme al lado de mi novia— necesite algún tipo de persuasión.

Sonreí al ver el cambio en la expresión de mi versión alterna, aún en silencio, pero con una mirada llena de curiosidad.

—Tu universo está regido por la violencia, ¿cierto? —no obtuve respuesta—. La información que recuperamos de Ford es suficiente como para hacerte hablar y... creo que esa expresión dice mucho.

"Ford", inmediatamente que ese nombre había salido de mis labios la sonrisa de Tyrone se había vuelto una mueca de auténtico odio, casi llegando al asco. Miré a Pacífica y ella me sonrió, vamos por buen camino.

—Ford de Fight Falls —revisé unos papeles y luego volví a mirarlo—, encontrado muerto de una forma desagradable a mitad del bosque, ¿querida, te gustaría que la describa?

—Es información vital para el plan. Continúa, cielo. —su sonrisa divertida me daba gracia.

—La cabeza fue encontrada un miércoles por la mañana, clavada en la estatua del fundador del pueblo —cada vez que hablaba Tyrone se removía en su lugar, lucía incómodo—, como si fuera un juego de buscar pistas, manchas de sangre y notas escritas en lo que parecía ser pedazos de la ropa rasgada del hombre llevaron a la policía al resto del cadáver.

—Pero que lástima —Pacífica se echó para atrás, borrando su sonrisa al notar como el otro le miraba el pecho, inmediatamente se cerró la sudadera—, mi más sentido pésame, Tyrone.

—Ese cerdo merecía todo lo que ocurrió, y si no cierras la jodida boca —se hizo hacia enfrente, señalándome con molestia. Hice una mueca, desafortunadamente no podía enterrarle un cuchillo en la mano por siquiera osar señalarme— te pasará exactamente lo mismo, o peor.

Después de eso nadie dijo nada, tragué con dificultad y cambié mi expresión, me pasé, debo admitirlo, pero eso no significa que voy a disculparme. Miré a Pacífica y le hice la seña de que saliera, obedeció de inmediato.

—¿Mataste a tu tío?

—No —inhaló mientras cerraba los ojos, abriéndolos después de exhalar—, tampoco fue Mabel, ni siquiera soy tan indiferente sobre ello como parece.

—Se nota que no eres indiferente, con tal mueca de odio.

—Dominic —dejé los documentos sobre la mesa e hice una mueca, aún no me acostumbraba a que desconocidos me llamaran así—, se supone que no debías hablar de esto, él me prometió que no se meterían con mi vida privada.

—Te negabas a hablar, me orillaste a ello.

—¿Creíste que hablaría frente a la pechugona? —soltó una carcajada seca para luego echarse para atrás, comenzando a tambalear la silla—, me subestimas si pensaste que haría eso. ¿Sabes? Siempre me dio curiosidad conocer a mi versión de Reverse Falls, Maison es un tipo realmente genial, joder, es un jodido demonio, y creí que tú serías igual pero... —hizo una pausa, su sonrisa llena de burla y superioridad me dio nauseas— al parecer me equivoqué.

—Puede que no sea un demonio pero soy notoriamente mejor que tú, déjate de tonterías y colabora, ¿vale?, da igual que tengas quince, mientras sigas proclamándote un adulto compórtate como tal.

Me levanté y salí de ahí. Fuera de la habitación había un grupo de personas junto a Pacífica, riendo como si no estuvieran a mitad del Apocalipsis, suspiré y sonreí, quizá ignorar el exterior por un momento sea buena idea.




(...)




—Oye, Dipper.

Abrí los ojos con dificultad, ya me estaba quedando dormido cuando Gideon decidió romper el bello silencio que reinaba en la habitación. Hice un pequeño quejido para que supiera que estaba escuchando, mientras, volví a cerrar los ojos y comencé a acariciar su brazo que rodeaba mi estómago.

—He estado pensando en la relación que llevamos y la que llevas con mi hermana. Antes de que mal interpretes lo que digo, no me gustas ni nada, esto sigue siendo puro sexo sin compromisos, ¿de acuerdo? —asentí, esperando a que siguiera hablando e intentando no dormirme a la mitad—. Sé que te acuestas con ella, es obvio, y eso me ha formado una enorme duda: si por alguna razón Paz quedara embarazada, ¿qué harías?

—No dejaría de acostarme contigo, si esa es tu preocupación —musité, restándole importancia—. No lo sé, supongo que hacerme cargo. O sea, es mi novia y la amo, ese niño sería mío y no me gustaría que creciera sin un padre, sé lo que se siente.

Me giré para quedar cara a cara, su rostro mostraba una enorme preocupación, suspiré y acaricié su mejilla derecha, sonriéndole en un intento de animarlo.

—No planeo dejarte solo, somos amigos, ¿no?

—Sí... —cerró los ojos y pegó su mejilla a mi mano, refugiándose en ella, volvió a verme cuando la calma llegó a su corazón, mostrando una sonrisa— Amigos.

Horas después tomé una ducha, me vestí y salí de ahí, mostrando sonrisas falsas a las personas con las que me cruzaba. El eco de mis pasos rebotaba en las paredes mientras caminaba sin rumbo alguno, me detuve al llegar a la salida de la cueva, mirando el bosque con nervios, mi corazón comenzó a acelerarse al dar el primer paso fuera, mi respiración se hizo pesada cada vez que daba otro.

Mis pisadas eran silenciosas a comparación con la cueva, el aire era fresco y sentía como entraba con facilidad por mi nariz, llenando mis pulmones para luego volver a salir. Mis ojos se encontraban cerrados y mi cuerpo estaba flojo, vulnerable, el pasto se colaba entre mis dedos al mismo tiempo que se metía a mi ropa.

Abrí los ojos.

—Hola, Dominic.

Y se me cortó la respiración.

Prisionero (Willdip)Where stories live. Discover now