Capítulo 1

33.9K 930 35
                                    


Allegra

El sonido de la alarma suena con insistencia y los gritos de mi hermano me despiertan de mala gana.
Escucho la puerta abrirse de golpe y como aparece Marlon gritando mi nombre y acercándose hacia mi cama. Pero antes de que consiga decirme nada, me cubro con la manta hasta la cabeza para ignorarlo, pero no pasan ni dos minutos cuando el bruto y pesado de mi hermano intenta quitarme las mantas y se tira encima mío aplastándome, consiguiendo que salga de las asfixiantes mantas y de su pesado cuerpo. Frunzo el ceño y le miro con los ojos entre cerrados.

El sonríe triunfante y se levanta colocándose de pie y tirando del bajo de mis mantas dejándome descubierta.

Voy a matarle.

—¡Venga, levántate!
–grita con una gran sonrisa en el rostro.

Ruedo sobre la cama hasta llegar al extremo del colchón, agarro mi móvil para ver la hora que es; las diez de la mañana.

Fin de semana y mi hermano me despierta a las diez de la mañana. ¡Las diez! Los fines de semana es para despertarse tarde, los únicos dos días que no tengo que madrugar.

—Te recuerdo que tienes que ir a ayudar a Megan con su mudanza, ayer me dijiste que te despertara pronto.

¡Mierda, es verdad! Se me había olvidado por completo.

Cuando tengo algo importante que hacer al siguiente día y tengo que madrugar, siempre pongo la alarma pero también se lo digo a Marlon ya que soy pésima para despertarme por las mañanas con la alarma del móvil. Siempre termino por apagarla y seguir durmiendo, y siempre se me hace tarde para todo.

—¡Me lo podías haber dicho antes! ¿Te ha llamado Megan? –pregunto levantándome a toda prisa de la cama y andando hacia el armario.

Saco lo primero que encuentro y entro directa al baño para vestirme lo más rápido que pueda.
Ayer quedé con Megan a las diez en punto y son casi y media, debe estar esperándome en su antigua casa y estará preocupada y enfadada por no haber llegado aún.

Cuando estoy lista, agarro el móvil y marco el número de Megan. Al segundo tono toma la llamada;

—¿Piensas venir algún día? ¡Llevo esperándote más de veinte minutos!

—Me había quedado dormida, ya voy de camino. Espérate ahí un par de minutos, enseguida llego.

Se escucha un largo suspiro por la otra línea; —Vale, date prisa.

Asiento y cuelgo la llamada.
Miro a Marlon, quien está mirándose en el espejo de la pared y retocándose el pelo con sus manos mientras tararea alguna canción de esas que él suele escuchar.

—Vámonos París Hilton, llego tarde.

Marlon frunce el ceño y se da la vuelta observándome directamente.

—¿De verdad me acabas de llamar París Hilton?
–pregunta casi en una carcajada.

Ruedo los ojos y salgo de la habitación antes que él.
Lo escucho murmurar algo pero no llego a alcanzarlo, sin embargo, comienza a cantar la misma canción que antes estaba tarareando.
Nunca entenderé cómo mi hermano siempre se despierta con tanta energía, tan feliz y tan contento, yo soy todo lo opuesto a eso. Me despierto de mala manera, cabreada con el mundo y con el cabello hecho un auténtico nido.


[...]

Después de una larga mañana y tarde en casa de Megan, he vuelto a casa con un horrible dolor de pies y bastante cansada.
Olvidé lo agotador que es irse de mudanza, desde que me vine a vivir con mi hermano hace ya casi un año. No hay cosa más agotador que eso.

Entre el cielo y el desastre Where stories live. Discover now