Capítulo 54

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Después de haber visto dos películas de dibujos –que Billy ha escogido– de devorar palomitas de maíz y después haber jugado por un buen rato, se me había ocurrido la idea de tomarnos batido de chocolate,
–algo que ha sido un total destrozo y la peor idea– y donde ahora me encuentro fregando el suelo lleno del batido que a Billy accidentalmente se le ha caído, y Brayden está limpiando el batido de chocolate que ha caído encima del sofá con un trapo lleno de agua y frotando.

Cuando termino de limpiar el suelo y dejarlo decente, llevo la fregona hacia su lugar y vuelvo al salón donde Brayden sigue a lo suyo y Kei está junto con Billy en la alfombra sentados jugando entretenidos.

—Por suerte está empezando a desaparecer –dice Brayden espaldas a mi– el chocolate suele ser difícil de quitar.

Me sorprende que él sepa de tantas cosas de niños y también me sorprende que se lleve bastante bien con ellos. No parece ser un chico que le gustan los niños, pero me ha sorprendido.
En esta hora que lleva aquí conmigo cuidando de los pequeños ha sido realmente encantador y tierno con ellos, cosa que jamás me esperaría.

No sé, son de esas cosas que al ver a un chico tan duro, frío, que se lleve tan bien con niños pequeños y los entienda, siempre sorprende a una. Y literalmente, ha sido y es demasiado tierno con ellos, es demasiado bonito ver a un chico ser tan tierno con los niños.

Asiento con la cabeza y agarro en brazos a Keisha para cambiarle de camiseta la cual está llena de chocolate. Y una vez que está limpia, le vuelvo a dejar sobre la alfombra cuando de repente comienza a llorar y vuelvo a alzarla, pero sigue llorando y llorando. Intento darle el chupete pero no quiere, le muevo entre mis brazos para dormirla pero tampoco, sigue llorando y llorando.

—Anda dámela.
–dice Brayden acercándose hacia mí.

Estira sus brazos hacia la pequeña agarrándola en brazos y moviéndola despacito mientras que camina por la casa y le canta una canción infantil, y consigue en menos de dos minutos dormirla.
La duerme así, como si lo hubiera hecho con un truco de magia al instante. Mientras que yo la tenia habían pasado más de ocho minutos y no se había dormido.

Me mira y alza las cejas con una sonrisita en su rostro como si dijese: "ha sido fácil, aprende" y camina hacia el sofá dejándola sobre éste muy despacio para que no despierte.

—¿Cómo lo has hecho?
–digo sorprendida dejando mis brazos caer a mis costados.

–Tenía sueño, y, los niños me adoran.
–dice con sonrisa triunfante.

—Jamás lo hubiera pensado...

Brayden me mira alzando una ceja y cruzándose de brazos, mirándome fijamente;  –¿Por qué?

—Porque no pareces ser el típico chico al que le gusten los niños y me sorprende.
–respondo encogiendome de hombros.

—Te sorprenderías de las cosas que sé hacer y que aún no sabes de mí.
–murmura y camina hacia el sofá, en el sitio libre sentándose.

Hago lo mismo pero sentándome en el sofá individual, mirando hacia la televisión.
Cuando a los minutos noto el 'Click' del mechero, y en seguida desvío la mirada hacia Brayden quien tiene el cigarrillo posicionado entre sus labios y el fuego apunto de dar contra el cigarro para prenderlo.

—Aquí no se fuma, y menos delante de los niños. Es malo.
–digo antes de que lo prenda y su mirada choca con la mía.

Aprieta la mandíbula, se aparta la mano y el cigarrillo de la boca, sonriendo. Una sonrisa de labios apretados y eleva una ceja hacia arriba, mirándome fijamente.

Entre el cielo y el desastre Where stories live. Discover now