Capítulo 12

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Me separo de él avergonzada y ríe.

No sé por qué me ha tenido que agarrar y tirar a la piscina de esa forma, ni si quiera sé porque lo ha hecho. Bueno sí, para molestar únicamente.

—No hagas estas cosas, luego tu tira-amiga se cabrea y la paga conmigo.
–digo llegando hasta el borde de la piscina para salir.

Pero antes de que pueda hacerlo, su mano agarra mi antebrazo tirando de mi cayendo de nuevo al agua.
Su cuerpo se acerca al mio acorralándome contra sus brazos, con una sonrisa llena de suficiencia.

—¿Mi qué? –dice riendo– ¿estás celosa porque me la follo? Puedo hacerlo contigo también, pero... es que no eres mi tipo.

Está un poco borracho, no tanto hasta ese punto que no sabe lo que dice. Sabe lo que dice y lo que está haciendo perfectamente. No está como los demás que están borrachos totalmente.

Le tiro agua con la mano y frunzo el ceño.

¿Ha dicho celosa? Já.

—Eres un cerdo. Puedes hablar bien sin decir groserías –digo haciendo una mueca de asco– y no, no estaría celosa jamás de alguien a la cuál utilizas sólamente para acostarte con ella y usarla como un juguete.

Brayden sonríe con suficiencia sin decir nada.

Acerca su rostro al mío quedando a solo centímetros y vuelve a sonreír, elevando una ceja y mirándome con mirada pícara.

—Me gusta tu sujetador azul, te favorece con el tono de tu piel.
–dice con su boca pegada a mi oreja, con voz ronca y susurrante.

Frunzo el ceño al no saber el por qué lo dice, cuando recuerdo que hoy precisamente llevo puesta una camiseta blanca algo fina, y obviamente, al estar en el agua está pegada a mi cuerpo totalmente y se debe ver y notar el sujetador. ¡Mierda!

Se supone que en seco no se nota, pero jamás pensaría que un idiota me tiraría a la piscina y pasaría justamente esto.

Siento mis mejillas arder y en seguida me tapo con las manos, aunque ya no tiene sentido que lo haga, ya me ha visto. Le empujo hacia atrás y hago fuerza para salir de la piscina con sus risas detrás de mi. 

—¡Eres un idiota!
–digo al salir completamente de la piscina.

Las risas de Brayden invaden mis oídos pero le ignoro y camino hacia Alissa, quien está sentada en el balancín sobre una toalla que ha puesto para no mojarlo.

Agarro la camiseta quitándomela y tirándola al suelo. Voy a por la toalla antes de que me vea alguien más que Alissa –aunque muy seguramente Brayden me haya visto, pero lo he hecho de espaldas– cuando un brazo tatuado va más rápido que yo y agarra la toalla colocándosela alrededor del cuello, sonriendo.

Alle, piensa antes de actuar.
Tu idea de quitarte la camiseta es tan tonta como tú lo eres.

—¡Dámela!
–grito.

Ladea la cabeza y niega lentamente.

Una enorme sonrisa llena de malicia y suficiencia ocupa su rostro, y no me gusta nada.
Camina –o más bien– corre hacia la otra parte del jardín lejos de mi, secándose con la toalla el pelo mojado y riendo desde la otra punta. Corro hacia él para alcanzarlo, pero era de esperar que él es mucho más rápido que yo y consigue escapar fácilmente.

Voy sin camiseta, en sujetador, enseñando casi todo a un idiota mujeriego y chulo que por mala suerte, ya ha visto más de la cuenta.

Mi intención era quitarme la camiseta y ponerme la toalla alrededor, antes de que agarre un resfriado sin que el idiota de Brayden haga alguna estupidez como la que ha hecho. No era ir corriendo semidesnuda detrás de él a por mi toalla.
Aunque cabía esa posibilidad de que hiciera lo que ha hecho, pero jamás pensé que iba a salir tan deprisa de la piscina.

Entre el cielo y el desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora