CAPÍTULO 33 | El clavo que todos evitan golpear

5.3K 597 99
                                    

En verdad creo que no tengo palabras para agradecerles por los comentarios que dejaron el el capítulo anterior, creo que todos se merecerían la dedicación, pero hay que hacerlo especial así que este capítulo voy a dedicárselo a ChicaRaraYEnana porque CHICA, ME HICISTE LLORAR Y NO DE TRISTEZA CON TU COMENTARIO ♥


PERRIE

Desde hace ya un tiempo, la mayor parte de mi vida la paso viendo fijamente la nuca de alguien, sea quien sea, y es eso lo que estoy haciendo ahora. Algo está ocurriendo y en el fondo sé que es importante, aunque no tenga claro con exactitud de qué se trata.

Es similar a pararse en una calle en la que no dejan de pasar coches, luces, vidas que desconozco. Y te quedas quieto porque no formas parte de nada de eso. No te altera, no te afecta, no te condiciona.

Avanzo algunos pasos y rodeo a Zayn para poder ver la escena. Descubro que, al parecer, han dejado entrar a Aarón. Intento ver un poco más allá y veo, también, a Esther, o a una chica que debería de ser ella. Sus cabellos, despeinados y castaños, caen sobre sus hombros y le cubren parte de la cara. Sus ojos no se mueven, sino que se mantienen fijos en él, en quien al parecer está reconociendo. Sus dedos tiemblan y, de repente, comienzan a sangrar.

Él también lo hace, o, mejor dicho, sigue haciéndolo. De todas formas, ninguno parece darse cuenta o al menos no parece importarles demasiado. Se miran como si no existiese nada más y algo parece estar ocurriendo sólo entre ellos dos, quizás la droga esté fallando o, en el mejor de los casos, dejando se ejercer algún efecto negativo sobre ambos.

Antes de que pueda esperarlo, pierden la consciencia y caen al suelo. Tanto Maia como Zayn se apresuran a acercarse a ellos para levantarlos. Chase se acerca y les indica que los dejen sobre el suelo.

Coge la mano de la chica y le toma el pulso. Repite el mismo proceso con Aarón.

—Es la droga, o más bien sus efectos secundarios—advierte, haciendo una mueca que me resulta cómica y consigue sacarme una sonrisa. Chase me echa una mirada rápida al notarlo antes de seguir hablando—, se supone que cuando despierten tendrían que recordarlo todo.

Mi hermano clava sus ojos en la chica rubia, Maia. A esta le tiembla el labio cuando habla.

—Se supone—repite ella.

Chase asiente.

«De todas formas, no es probable que así sea» me contengo de agregar.

—Podría ser—digo, en lugar de mi pensamiento—que sólo dejen de desconfiar o, no sé, que pierdan ese miedo que los hace reaccionar bruscamente de manera irracional.

Chase se incorpora, clavando sus ojos en mí. Veo aprobación en un porcentaje no tan bajo como esperaba. Ahora recuerdo. Sé lo que no debería saber. ¿Eso me convierte en alguien como Chase?

¿Siquiera me hace ser alguien todo lo que creo saber?

—Que dejen de tener miedo no hará que no intenten matarlos si Richard todavía puede controlarlos—dice Chase, contradiciéndome.

Victoria, quien se encuentra recostada sobre la pared, habla por primera vez.

—¿Richard puede controlarlos?—pregunta, a lo que Chase asiente—. ¿Puede hacer eso conmigo?

Mi hermano vuelve a hacer una mueca. Ha dado justo en el clavo al que nadie quería golpear, pero supongo que es bueno saberlo.

—Probablemente—decimos al mismo tiempo.

AlevosíaWhere stories live. Discover now