Contaminado

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Aquel era un día más en el infierno. La nieve caía perezosamente sobre la ventana, acumulándose en un pequeño montículo, el viento acariciaba las ramas de un árbol decorado de forma irónica, en algún lugar, alguien estaba demostrando su AMOR.

Al final de aquel extraño pueblo, un monstruo miraba el techo con cansancio. Otra noche sin poder dormir, atormentado por los fantasmas de sus pecados que se arrastraban bajo la cama y sobre las paredes, manchando indiscriminadamente todos sus recuerdos. Sans emitió un bufido, deseando poder quedarse en la cama todo el día, pero los fantasmas comenzaron a acurrucarse a su lado como fieles perros de compañía que nunca lo dejaban solo.

-Otro día de mierda en mi mierda de vida...

Él volvió a bostezar, sentándose en la cama. Sus pies desnudos tocaron el frio suelo y un fantasma juego entre sus pies un segundo. Como un reloj suizo bien calibrado, su hermano golpeo la puerta fuertemente para despertarlo, acompañado de varios insultos y amenazas, él gruño suavemente como respuesta, los buenos perros son educados. Las medias, los zapatos, su chaqueta... aquel patético circulo que se repetía todos los días sin falta. Abrió la puerta y salió de su habitación, observando fantasmas que no podía ver, pero que estaban ahí, él los sentía, arrastrándose por las noches, acurrucándose en su espalda, arañándole los huesos...

-¡Sans! ¡Muévete y ven aquí ahora! Es hora de ir a trabajar pila de huesos flojos...

-seguro jefe...

"Buen día" era algo que nadie decía en ese lugar, la cordialidad estaba fuera de la mesa; y ellos no eran la diferencia... no, ellos no eran diferentes de ningún modo. Sans había dejado de intentar solucionar los extraños problemas que tenía con Papyrus mucho tiempo atrás, incluso antes de que los fantasmas comenzaran a atormentarlo.

-Más te vale no dormir durante el trabajo pequeña pila de mierda, o realmente vas a arrepentirte.

Él levanto una mano como señal de que había escuchado la amenaza, pero no respondió. Cuando abrió la puerta, el frió le dio un cálido abrazo de bienvenida. Sin duda, otro día de mierda. Sans comenzó a caminar hacia su primer puesto del día, cerca de la salida de las ruinas, quizás ese día, la vieja cabra loca estaría ahí para continuar con la charla que habían dejado pendiente "mil y un uso para los huesos" ella era bastante escalofriante, incluso para él, asesinar humanos estaba perfectamente bien ¿pero comerlos? Sans se estremeció del asco, él prefería quedarse con su preciada mostaza.

Mientras Sans se alejaba del basurero al cual llamaba casa, dejo de mirar hacia el frente, fijando la vista en el suelo. Jamás terminas por acostumbrarte a una mirada de desprecio, ser el hermano de uno de los monstruos más violentos tenia bastantes ventajas, y unas pesadas cadenas que arrastrar por el resto tu jodida existencia. Los fantasmas comenzaron su tarea, agregando con dedicación un eslabón a las cadenas por cada mirada que se clavaba en su espalda deseándole la muerte. Él agacho los hombros, y continúo su camino, dejando suaves huellas en la nieve.

Su puesto estaba vacío, aquel trozo de madera vieja con olor a humedad no le dio la bienvenida, el suave crujido resonaba como un reproche "¿otra vez tú? Pesado" Sans se sentó en su puesto, preparado mentalmente para dormir hasta que su hermano lo descubriera y él tuviera que desviar su atención para no recibir una paliza. Cerró los ojos, suspirando y dejando que su aliento bailara unos segundos antes de desaparecer.

-Otro día de mierda en el basurero... ­

Y el sueño lo arrastro lejos hacia la oscuridad de su mente, donde él no podía mentir u ocultarse.

El sabor de la nieve en la boca hizo que su cerebro reaccionara. Atrapado.

-¡Sans! ¡Despierta miserable pedazo de mierda perezosa! ¡Te dije que te arrepentirías si te encontraba durmiendo en el trabajo!

Él no contesto, su cara estaba siendo aplastada contra la nieve por el pie de Papyrus con fuerza. Los leales e inexistentes perros comenzaron a morderse unos a otros, provocando un huracán de emociones en su pecho, haciendo que su cerebro se volviera completamente inútil. Sans adoraba ser despreciado, humillado, insultado y maltratado por su hermano, aquella cadena de deseo pecaminoso se había enredado con la fibra más delgada y vital de sus emociones, estrangulando y contaminando sus sentimientos, convirtiendo la disfuncional relación con su hermano menor en una serie de obscenos pensamientos nocturnos y gemidos ahogados contra la almohada.

-¡Sans! ¿¡Estas escuchándome pequeña mierda!?

-s-si jefe

Él agradeció inconscientemente tener la cara contra el suelo, de esa forma su lasciva expresión no podía ser vista. Sans no se resistió mientras su hermano pisoteaba una y otra vez sus dañadas costillas, degradándolo; quizás ¿el terrible Papyrus se comportaría amablemente si supiera que aquellos maltratos lo hacían caminar al borde del abismo hacia un infierno lujurioso?

Pero el pago por aquellos cortos periodos de placer estaba acabando con la cordura del esqueleto; Papyrus se marchó, dejándolo sobre la nieve, con una erección en sus pantalones. La culpa, siempre presente, extendió su manto sobre él. Sans se levantó del suelo, escupiendo la nieve que se había transformado en agua.

-joder...

Él se refugió dentro de su puesto, la madera y los clavos crujían "¡pecador!" pero su necesidad gritaba con fuerza, resonando silenciosamente contra sus oídos. Su aliento irregular duraba unos segundos en el aire y se esfumaban para siempre. Su mano temblorosa se metió dentro de sus pantalones y acariciaron su pelvis, no había tiempo para pensar o saludar a la culpa. Cerro los ojos, utilizando su magia para crear algo similar a una vagina; varias gotas de sudor comenzaron a caer por su cráneo mientras sus dedos se deslizaban dentro de él, acariciándose donde más placer sentía. Los jadeos brotaban de su boca "Eres una puta Sans... ¡deja de hacer esos patéticos sonidos!" su otra mano se deslizo hacia el collar en su cuello, manipulando la hebilla y estirando el cuero, estrangulándose a sí mismo y silenciando los sonidos de aquel perverso placer. Un dedo más se deslizo dentro de él, "¡pecador!" su lengua colgaba fuera de su boca y su mirada estaba perdida, arrastrado dentro del mar de sus corrompidos deseos, donde su hermano lo follaba una y otra vez, repitiendo lo patético que era. Cuando el orgasmo golpeo su cuerpo su espalda se encorvo y estuvo a punto de perder la conciencia debido a la presión del collar sobre su cuello. Quizás eso hubiera sido lo mejor.

Sans respiraba dificultosamente, una mano en sus pantalones, la otra inerte sobre la nieve. Su pecho subía y bajaba en intervalos irregulares, él se había masturbado pensando en su hermano menor, otra vez. Él estaba contaminándolo todo, arrastrando a Papyrus hacia un infierno del cual no había salida. La culpa se sentó a su lado, observando como la nieve caía perezosamente sobre los árboles. La inexistente compañera de Sans deslizo una mano por sus hombros y él comenzó a llorar sin derramar una sola lagrima

-Joder...

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¡bueno! es la primera vez que voy a escribir algo con mas de un capitulo... ¿cuantos? no lo se... solo espero que alguien lea esto~

Pronto (aunque no se cuando) cambiare la portada del fanfic... por que me parece copado hacer tus propias caratulas... ¡aunque seas medio manca para dibujar! positividad ante todo...

si quieres puedes revisar mi [ http://araarisato.deviantart.com/ ] deviantart No soy la mejor dibujante, pero me gusta dibujar para la gente, quizás mas que escribir... ademas es un método de que me griten como una manada de lobos hambrientos por la segunda parte si me olvido de escribirla ( y estoy segura que puedo olvidarme, así que rompanme las pelotas sin culpa, pero con respeto... si eso tiene sentido)

¡Nos vemos en el próximo capitulo! o en sus mensajes de odio por olvidar la historia...

Tengan un buen día, tarde o noche~

Mi pecado [UF!Fontcest]Where stories live. Discover now