Sueños

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Sus ojos se abrieron con lentitud, pero su mirada fue incapaz de enfocar algún objeto. A sus oídos llegaban trozos de información, sonidos sin conexión aparente entre ellos. Sus sentidos estaban cubiertos por una densa niebla, manteniéndolo deambulando entre la conciencia y la inconciencia. Acunado por los brazos de la nada, Sans no quería apartarse de su nuevo refugio, aquel lugar ubicado en alguna parte, donde los sentidos perdían su razón de ser, donde podías dejarte llevar a la deriva y olvidar, el dolor, el pasado, el presente, en ocasiones el futuro; tus recuerdos, tu identidad, incluso tu nombre, entregarlo todo para permanecer en ese lugar, una eternidad llena de nada, donde simplemente existías imperturbablemente, dejando de existir. "Sans" Ese simple sonido desenmascaro a la nada, revelando la muerte, quien dejó caer las sobras, los trozos que habían formado parte de un ser viviente, dentro de un negro agujero. Y todo volvió a él. Todas aquellas cosas que él había estado dispuesto a abandonar para permanecer en aquella comodidad absoluta; su dolor, su pasado, su presente, sus recuerdos, su identidad...

"Sans" ahí estaba de nuevo, sus sentidos entendían lo que sucedía, pero él estaba confundido, porque no podía, no quería pensar en nada. ¿Por qué renunciar a la paz de la nada? ¿Qué cosa podía valer tanto la pena para una acción tan altruista? "Sans" Aquel sonido, aquellas cuatro letras insignificantes que formaban esa palabra ¿Por qué alguien insistía tan descaradamente en romper su precioso espacio vacío? Y a pesar de eso, él no se enfadó, las emociones en aquel lugar no tenían razón para existir y la extraña sensación de alivio que lo recorría, fluyendo a través de él, como agua cristalina hizo que todo quedara en silencio. Un precioso silencio. Ya no había voces, y él comenzaba nuevamente a abandonarse a la nada... no, a la muerte, quien lentamente se había acercado, negándose a abandonarlo. Ahora que no necesitaba mentir, u ocultarse tras una máscara vacía, extendió su lúgubre manto sobre él, arrebatándole todo lo que alguna vez le pertenecía y todo lo que estaba destinado a ser suyo. Sus manos, inalterables al paso del tiempo, comenzaron a deshacerlo; y él no puso objeción, el alivio que fluía comenzó a llevárselo todo, lejos de él.

Y todo se rompió.

Algo golpeo contra él, una fuerza violenta y primitiva que no le pertenecía. La muerte se negó a dejarlo ir, comenzando desesperadamente a deshacerlo, intentando robarle su futuro tanto como fuera posible, terminar el trabajo que se había visto interrumpido. Pero aquella fuerza, aunque sin dudas menos fuerte que la muerte, no se hizo para atrás. Un nuevo golpe, más fuerte que el anterior, ya no había letras en algún orden que él no conocía, pero aquella palabra aun resonaba; una mano lo arranco del lado de la muerte, y la blanca luz se hizo presente, en silencio, absolutamente abrazadora. El dolor se extendió por todo su cuerpo, arrastrando hacia él todo lo que le había sido arrebatado.

Todo se desvaneció.

Sans abrió lentamente los ojos, su cuerpo se sentía indudablemente más pesado, como si una gran fuerza estuviera haciendo presión contra su pecho. ¿Qué había sucedido? Él cerro los ojos nuevamente, las formas eran demasiado borrosas y la migraña que había notado apuñalando su cerebro no ayudaba en absoluto.

-no te atrevas a dormirte de nuevo...

Aquella voz, Sans abrió los ojos de nuevo, buscando al dueño de aquellas palabras, pero su cerebro no logro procesar la información tan rápido como él hubiera querido.

Varias horas atrás, cuando la comida estuvo terminada, Papyrus comenzó a perder la paciencia debido a que Sans aún se encontraba en el baño, ignorando descaradamente sus llamados y sus órdenes. Preparado para darle una lección de modales, cruzo la sala en grandes zancadas. Sus palabras fueron la última frontera verbal que iba a usar, una amenaza. No hubo respuesta. Cansado por la actitud de su hermano, Papyrus intento abrir la puerta, pero fue en vano, estaba cerrada con seguro. Aquello lo sorprendió, Sans sabía que JAMAS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA debía cerrar las puertas de la casa en su presencia, él era el terrible Papyrus, y nadie le impediría caminar con libertad en su propia morada, mucho menos aquella patética escoria de Sans. Varios huesos atravesaron la madera como un cuchillo caliente en mantequilla; una patada y la puerta se desplomo hacia el interior, provocando un sonido seco al golpear contra los azulejos del suelo. Pero él no pudo gritarle a nadie, lo que vio al caer la puerta, fue a su hermano, desplomado en el suelo, descansando su cabeza sobre el inodoro. Aquella escena ya la había visto antes, en un pasado que ahora se le hacía muy lejano. Dejando de lado su irritado temperamento, se acercó a Sans, moviendo su cuerpo con el pie para comprobar una idea. Desmayado. Él dejo escapar un bufido y se arrodillo junto al cuerpo, tal como esperaba, Sans había perdido sus puntos de vida, los cuales continuaban bajando. En silencio, tomo a su hermano entre sus brazos, tan frágil, tan inservible; y lo llevo al sillón. Papyrus dejo al esqueleto entre los almohadones y se arrodillo para comenzar a restaurar la energía perdida. La magia fluyo de sus manos, bañando el pecho de Sans. En el más absoluto silencio, continúo con aquella tarea, pero no obtuvo una respuesta. El rostro del esqueleto continuaba sumido en la más absoluta calma, lo cual comenzaba a irritarlo. Con el paso de las horas aquella sensación no desapareció y los recuerdos de una fogata, un bosque y la impotencia no ayudaron a calmarlo. Él no le había ordenado morir, por lo tanto, Sans no podía morir, esa pila de huesos aún tenía que recibir su castigo. Sin cuidado abrió la chaqueta de su hermano y levanto la remera. Una ola fría recorrió su cuello unos segundos, mientras observaba aquellas costillas dañadas. Quemaduras, cortes, cicatrices que él estaba seguro de no haber ocasionado, sus castigos, aunque sorpresivos, siempre estaban bien calculados; aquellas burdas heridas no tenían la calidad de su trabajo, sin duda Sans tenía más secretos de los que él conocía y la vida secreta que estaba llevando su mascota no le gustaba en absoluto. Antes de proceder, lo llamo por su nombre, obteniendo en cada ocasión una respuesta negativa. Y procedió. Su mano desnuda se apodero del alma, descargando en la misma una parte de su magia. Sans se estremeció, soltó un leve gemido y no hizo nada más; pero mientras su magia y el alma de su hermano compartían ese momentáneo vínculo, simplemente lo supo: Sans no quería despertar. Pero él no le había ordenado morir. Papyrus invoco su propia alma, acercándola al pecho de su pila de huesos. La magia hizo el resto; la cercanía de ambas almas provoco un choque entre ambas energías, ocasionando que él perdiera el equilibrio y cayera sentado en el suelo. Aquello fue evidentemente más efectivo, un gruñido de dolor provino de él mientras abría los ojos para luego cerrarlos.

-¿Boss?- Su voz estaba ronca y débil, como si su garganta estuviera gravemente lesionada. Su mirada encontró a Papyrus, debido a la migraña, no pudo descifrar la expresión en el rostro de su hermano, pero era mejor así, por el momento.

-No te he dado autorización para morir... -con agilidad, se levantó del suelo, cruzándose de brazos y acercándose a él- más tarde hablaremos, por ahora tienes que recuperar fuerzas así que te permito dormir en el salón... Iré a mi habitación, me has hecho usar demasiada magia y necesito descansar... por tu culpa he perdido mi valioso tiempo y mi patrulla matinal, estas en problemas.

Y sin más, se retiró. Sans no comprendía del todo lo que había dicho Papyrus, pero dormir le parecía una muy buena idea. Cerró los ojos y se acomodó entre los suaves y desgastados cojines. ¿Qué había sucedido? Intento recordar algo, pero su cerebro se negó, dándole otra oleada de dolor, finalmente se rindió, quizás Papyrus explicaría todo luego, cuando tuvieran aquella charla.

Cuando se rindió ante el cansancio y Morfeo lo reclamo, Sans tuvo sueños que no lograría recordar, sueños con bellas y letales sirenas que lo arrastraban hacia las profundidades con falsas promesas, sueños con lugares oscuros y luces blancas, con Papyrus, y una vida mucho mejor.

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Voy a aprovechar para informarles algunas cosas....

1- Para aquellas personas que realmente estén entusiasmadas con esta historia (que personalmente estoy disfrutando muchísimo hacer) abrí una sala de chat en la pagina de Discord ( Usualmente usada para hacer llamadas online, similar al skype pero mejor~) en donde pueden hablar conmigo. No solo del Fanfic si no también de otros temas. Para quienes se interesen, es una pagina totalmente gratuita y te puedes registrar sumamente fácil~ https://discordapp.com/channels/274176776916172800/274176776916172800 <- ese es el enlace del grupo

2- Quiero comenzar otra historia después de esta, un Sans x Reader quizás. La idea no me emociona al 100% debido al tema, pero me gustaría romper con la historia genérica que hay en esta clase de Fanfics~ Me gustaría saber que opinan mis lectoras y lectores frecuentes sobre esto

3- En breve estoy por retomar mis estudios, así que quizás me cueste mas actualizar, pero haré todo lo posible para no estancarme y hacer un hiatus. Pero si no puedo actualizar, les pido por favor que tengan paciencia, no es grato para mi la idea de no poder actualizar, se los aseguro.

Y sin nada mas que decir, gracias por leer, y nos vemos pronto.

Tengan linda mañana, tarde o noche~

Mi pecado [UF!Fontcest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora