CAPÍTULO 3: El tatuaje

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Me despertó el molesto despertador. Moría de hambre. Me levanté fuí al baño e hice mi rutina. Cuando me bañaba note algo en mi brazo. El tatuaje de lobo y el... alfa.

No. No. No es posible. No puedo ser loba. Mucho menos alfa. Las chicas apenas somos lobas. No ha existido una alfa.

¿Y mi padre? ¿Y mi hermano? El tendría que ser alfa.

Por otro lado al menos él ya no tiene ese peso.

Ok, lo ocultaría. No puede ser tan difícil. Busque el botiquín. Por suerte mi ventana daba al bosque. Aunque estaba en el segundo piso. Ojala ya tenga agilidad de lobo. Salté. Y... no me hice nada. Con mi súper visión encontré un pájaro muerto. Sea dicho de paso la súper visión y audición, me revientan la cabeza. Agarré el pájaro y de un salto entre a la habitación. Agarré una venda y unte un poco de sangre del pájaro. Por más asqueroso que suene, no sentía asco. Es más quería comerla. Note que mis ojos se volvieron amarillos. Típico de lobos. Antes de que pudiera perder el control la arroje por la ventana. Puse la venda sobre el tatuaje y la selle con cinta. Parecía que me había cortado. Me puse algodón en los oídos y gafas de sol para frenar los sentidos. Me puse el uniforme y bajé a desayunar con una sonrisa como si nada pasara.

-Hermana. Última noche. No hay que temer.

-No. -Lo abracé. Claro que no, ya salió. -¿Papa?

-Tuvo que ir temprano a trabajar. Te desea feliz cumpleaños 18, princesa.

-Siempre preferí a la guerrera.

-En mi cabeza imagino una loba. Como mamá.

-Ese fue mi peor cumpleaños. -Susurre. Me abrazó más fuerte y unas lágrimas se escaparon de mis ojos.

¿Una chica Alpha?Where stories live. Discover now