Capítulo 17: Lágrimas

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Me desperté. Me duche, me vestí y me maquille. Baje a desayunar. Como me quedé con hambre, pase por una tienda y compre 5 paquetes de galletas. Fui a recoger a algunos de los chicos. Incluyendo a Adam, excluyendo a Rex. No me juzguen. Harían lo mismo.

*No, no es verdad.*

Cállate.

*Lo resolvería como personas adultas *

Ya entendí.

Fuimos a la escuela. Cuando nos reunimos yo estaba adelante. Obvio por ser alpha. Y Rex estaba detrás. Pero estábamos a un metro.

—¿Pasa algo entre ustedes? —Dijo Steven.

—No. —Dijimos al unísono Rex y yo.

—No parece. —Insistió. Me gire y lo mire a los ojos. Mis ojos se volvieron violeta, creo.

—Deja el tema. —Le dije firme. Asintió. Me fui a mi clase. Biología. Me senté en mi lugar. Nunca hablaba con mi compañera de banco. Nunca tuve mucho trato con ella.  Luego entraron Tristan, Ryan y Rex. Después llegó el profesor.

—Chicos hoy haremos trabajo en pareja. —Todos aplaudieron y gritaron. —No festejen. Yo haré las parejas. —Todos abuchearon. Realmente no me importaba. —El mejor promedio está con el segundo, el tercero con el cuarto y así. Yo digo todos y después se ponen en pareja.

No. No. Yo soy la primera. Por favor que él no sea el segundo.

—White y Black… —Mierda.

—Profesor, ¿No se puede cambiar? —Pregunté.

—No señorita White. Me extraña de usted. —Dijo el resto de los nombres. Cuando terminó, me dirigí a él. Estaba dispuesta a usar la hipnosis.

—Bree. —Me dijo Rex. —Por favor. —Me pidió. Pude escuchar que me lo decía enserio. Accedí.

Me senté a su lado.

—Yo puedo hacer el trabajo.

—Hablemos. —Dijo. —Debemos hablar de lo que pasó.

—Es simple. Lo que pasó es que tuviste un impulso. Luego lo tuve yo. Aceptemos lo que pasó y como si nada.

—Eso dijiste ayer. Miranos hoy. Bree. No es tan simple.

—Lo es. Es tan simple como reprimir algo. Se puede hacer mediante hipnosis. Sólo olvidarlo.

—¿Y te parece bien? ¿No afrontar tus problemas y simplemente olvidarlo? Cada decisión, error y dolor, te hacen quién eres. Al igual que la victoria y felicidad.

Iba a replicar pero recordé lo que dijo mi madre. Una parte de mi se fue. De mi esencia. No lo creo bien. Y sí. Tiene razón. Es olvidar los problemas. Esquivarlos. ¿Pero qué puedo hacer? El beso de se repite una y otra vez en mi cabeza y no sé  porque. Y no estoy segura de querer saberlo.

—Rex, tengo miedo, ¿sí? No puedo sólo olvidarlo sin hipnosis. Tengo miedo de… —No pude terminar porque volví a sentir el fuego en mi brazo. Un grito salió de mi garganta. El dolor fue tanto que caí al piso. Seguí gritando. Era consciente de que todos estaban a mi alrededor. Más cerca estaba Rex, Tristán y Ryan. Ah, y el profesor. Me intentaban calmar. Me preguntaban que pasaba. Pero todo parecía lejano. Creo que Rex pensó en el temita del Alpha. Arremango el saco. Y sí. El Alfa estaba al rojo vivo. Rex me miró a los ojos. Sus ojos se tornaron violeta.

—El dolor pasará.

Pero esta vez no tuvo efecto. El dolor seguía ahí.

—Cortalo. —Logre decir. Recién notaba la cantidad de lágrimas derramadas por mi mejillas.

—No. Lo siento.  No puedo. —El empezó a llorar también. Yo no podía parar de gritar. Una de sus lágrimas cayó en mi brazo. En el Alpha. El dolor finalmente paró.

—Gracias. —Le dije a Rex. —Gracias. Gracias. —Dije mientras lo abrazaba. El me devolvió el abrazo. Me apretó más fuerte contra el.

—Lo siento. Lo siento. —Repetía. En realidad no sabía que sentía. Pero sólo quería llorar. Y creo que él igual.

Los chicos se unieron a nosotros. Luego de un rato, nos separamos. Todos nos miraban y murmuraban.

—Los hipnotizare.

—Bien. —Me dijo Rex.

Me tomé el trabajo de ir uno por uno. Lo hipnotizaba y le decía que aprobó. O en el caso del profesor que todos aprobaron. Luego les dije que se activará cuando yo chasque los dedos y nunca se valla. Luego de decírselo a todos chasque mis los dedos y me sostuve de la mesa para no caer. Estaba débil.

—Debes descansar. —Dijo Rex. —Has hipnotizado mucho hoy.

—Estoy bien. —Dije. Quise caminar y alejarme. Sólo para que viera que estaba bien. Mala idea. Hubiera caído a los dos pasos si Rex no se adelantaba y me tomaba de la cintura.

—Te llevaré a la casa. —Dijo firme. Con una voz que no aceptaba réplicas. Sólo asenti. —Luego avisenle a los demás.

Nos escapamos por un agujero en el alambrado.

—Rex, tenemos que ir a mi casa. Tengo que buscar mis cosas.

—Bien. Pero no estás en condiciones de saltar.

—No hace falta. No hay nadie en casa.

Llegamos a mi auto. Rex aún me sostenía de la cintura. Abrió la puerta del copiloto y me metió. Cerró la puerta y fue al otro lado. Se subió.

—¿No que no sabías manejar?

—La teoría la sé.

Me abroche el cinturón.

—Sólo no nos mates.

—Haré lo que pueda.

¿Una chica Alpha?Where stories live. Discover now