Capítulo 5: el entrenamiento

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—No, no es posible. Eres mujer.

—Sí, yo lo sé. Dicelo al tatuaje. A mi no me hace caso.

—Te lo tatuaste.

—Ayer no lo tenia y si me lo hubiera hecho hace poco estaría rojo.

—Lo escribiste.

—Caín, ¿Traes los cuchillos?

Asintió y los fue a buscar. Rex no despegó los ojos del tatuaje.

—Rex, por más que lo mires, no se irá.

Me miró a los ojos.

—Lo siento. Sé que no lo querías.

—Al menos no le tocará a mí hermano.

Llegó Caín con los tres cuchillos. Me los entregó y le agradecí. Los puse sobre la mesa.

—Hierro. No daña a los lobos. —Tome el cuchillo de hierro. Corté mi brazo y al instante sanó. —Oro. No daña a los alfas y betas. —Tomé el de oro y repetí la acción. —Plata. Sólo no daña a los alfas. —Lo tomé corte y…

Y… sanó. Mierda. Tenía la esperanza de que no sanará. —Soy alfa.

—Bien, “alfa”, debes tener poderes con la naturaleza. Práctica. Todos a practicar al patio. —Grito. Nos dirigimos al patio trasero. Los 9 se pusieron a hacer distintas cosas.

Me concentré y extendí mi mano. Una chispa salió y se convirtió en llama. Sonreí victoriosa. Con la otra mano, saqué agua del suelo, dejándolo reseco, y envolví la llama en ella. Luego la alejé como a un metro. Ya que tenía las manos ocupadas, pise fuerte y una roca salió del suelo. Deposite con cuidado la esfera que había formado. Sople y un viento envolvió todo. Con cuidado deje de usar una mano y controle todo con una. Empecé a hacer girar las cosas. Despacio quite la otra mano y lo mantuve con la mente. Sonreí victoriosa, de nuevo.

Mis instintos se activaron porque una flecha me venía a la cabeza por detrás. Rápidamente me giré y la sostuve a centímetros de mi cara. Al perder la concentración todo se cayó.

—Buenos reflejos. —Me dijo Rex que había lanzado la flecha. La partí y la tomé con una mano. La incinere. —Pero perdiste la concentración.

—Claro que sí. Era eso, o me dabas con la flecha.¿Puedo practicar arquería?

—Mejor un cuerpo a cuerpo. —Me puse nerviosa. No peleé en mi vida. —Con Adam. Ya que es el menor y tu… eres niña y nueva.

Rex nos observó mientras Adam se ponía frente a mi.

—Lo siento si te lastimó.

—No importa.

Me embistió y en 2 segundos estaba en el suelo. Rex se rió.

—Lo siento. —Adam me tendió la mano. La acepte y me levanté.

—De nuevo.

—Que no se te rompa una uña. —Dijo el tarado. Le mostré mi dedo medio. Por lo cual rió.

Esta vez me concentre. Esta en mi  sangre, sólo debo sacarlo, me dije. Esta vez en un segundo él estaba en el suelo. Mis instintos me obligaron a correr a él.

—¿Estas bien?¿No te dañe?¿Te duele algo?¿No te pasó nada?

—Tranquila, estoy bien. —Me dijo.

—Wow. Sólo lo derribaste. No lo mataste.

—No sé qué pasa. Es como un instinto. Es… raro.

—Quizás el resultado de la mezcla de instintos. Dijo Nigel.

—Maternal y alfa. Cool. —Añadió Ryan.

—Muy cool. —Dije sarcástica.

¿Una chica Alpha?Onde histórias criam vida. Descubra agora