Una vez he salido de mi trance, veo que todos están sentados en los sillones dispuestos en forma de U. Hago lo mismo y me sitúo al lado de Marizza. Doña Agatha permanece de pie junto al jefazo, sin dejar de observarlo mientras sin disimulo alguno babea por él.
El Señor Lawler se pone justo delante, donde todos lo veamos bien. La verdad es que ahora que lo veo mejor y que no me ciega la furia, me fijo detenidamente en él, he de admitir aunque me cueste reconocerlo, que es el hombre mas sexy que jamas he visto en mi vida. Se ha cambiado y lleva un traje gris oscuro con una camisa blanca y una corbata gris plata.
<<Mm... le arrancaría ese traje a bocados>>
Joder... ¿De donde ha salido eso?
<<Supongo que será de la sequía que tienes desde hace... ni idea ya perdí la cuenta>>
Dice un vocecita en mi cabeza.
Una vez he inspeccionado su cuerpo, subo para admirar su rostro. Ha de tener entorno a los treinta años mas o menos, su piel es bronceada como si acabara de estar en el Caribe tomando sol por dos semanas seguidas y su pelo es negro como el carbón. Me fijo en su mirada, en esas dos hermosas esmeraldas que en estos momentos carecen de emoción alguna. Estar frente a él es como estar delante de un tigre, nunca sabes cuando puede arrancarte la piel a tiras.
Observo sus manos a ver si hay algo que me diga que tiene pareja o que esté casado, pero no hay nada que indique que así sea. A fin de cuentas, dudo mucho que a un tipo como él le falte una mujer distinta cada noche en su cama que desee satisfacerlo.El jefazo comienza con su presentación y dejo a un lado mis pensamientos.
—Buenas a todos, en primer lugar me gustaría presentarme personalmente. Mi nombre es Brett Lawler —dice con la mirada clavada en mí mientras pronuncia su nombre.
Dios, este tío me pone la piel de gallina solo con mirarme. Agacho la cabeza un poco avergonzada al recordar el percance de esta mañana. Sin poderlo evitar, suelto una pequeña pero no disimulada risita al pensar en como estaba allí desparramado y revuelto en ropa en el suelo.
—¿Señorita De La Rosa, que le causa tanta gracia, es mi nombre, mi ropa...? Digame. —Pregunta con voz neutra.
¡La madre que lo parió! este quiere joderme a como de lugar, pero se va a dar con un canto en los dientes. Levanto la cabeza y ahí está otra vez esa mirada que echa chispas ¿es que este hombre se pasa la vida cabreado o será que le falta que le echen un buen polvo?
<<O quizás deberías dejar de buscarle las cosquillas>>
Ignoro a la voz de mi conciencia y repondo a su pregunta.
—Disculpe si lo he interrumpido señor Lawler, solo recordé algo muy gracioso que me ha sucedido esta mañana con un cliente del hotel.
Sonrió como si una niña buena pidiera un dulce, ignorando las miradas curiosas de mis compañeros y la mirada furibunda de la directora.¡Toma ahí la llevas moreno! Para chula yo bonito, así que como dice el dicho, donde las dan las toman.
—Le agradecería que ponga un poco de atención, si es que puede claro, a no ser que padezca de déficit de atención, en ese caso se lo puedo pasar por alto. —Me observa fijamente desafiandome. ¡Maldito sea! ¿Me acaba de llamar tonta con buena letra o me lo ha parecido a mi? Se acabó el juego, este va a saber lo que es la furia cordobesa, te vas a enterar cretino.
—No señor Lawler, mi capacidad de atención es extremadamente buena. Si usted lo desea, una vez acabe la reunión, se la puedo rememorar palabra por palabra.
¡Toma! otro home run para mí machote. Total, cuando le vaya a doña Agatha con la queja de lo que pasó con mi supertiro de esta mañana, iré a la calle así que no dejaré que un mindundi, por muy jefazo que este sea, me trate así por el simple hecho de estar forrado en dinero.
—Me parece una idea estupenda señorita, la veré tras la reunión entonces —cuando termina de decir eso sonríe con suficiencia.
Y con esa última frase da el tema por zanjado. Su mirada continua fija en la mía al igual que la mía en la suya, ambos desafiándonos y con los ojos echando chispas, es como si fuéramos dos volcanes a punto de explotar.
Él prosigue con su diálogo como si nada, diciendo que aunque él no esté aquí presente, esta al tanto de todo y nos felicita por el trabajo y trato que le damos a sus clientes y bla bla bla...
Marizza toma mi mano y la aprieta, volteo a mirarla y me dedica una mirada de comprensión, me encojo de hombros a modo de respuesta. Sé que me he pasado siete pueblos pero este hombre saca lo peor de mí, haciendo que pierda los papeles en un nanosegundo.
Tras finalizar la reunión, doña Agatha se pega al jefazo como una lapa, de seguro estará deseando hincarle el diente y que él meta su cara entre sus tetas plastificadas, eso la haría la mas feliz del mundo, ya que a ella solo la mueve la ambición. Sería capaz de acostarse con un anciano de ochenta años sólo por sacarle algo de dinero, y aquí el prepotente lo tiene, el ser un tío muy sexy es solo un extra.
Como diría mi abuela: Dios los cría y ellos se juntan. Además ¿quien no quita que ellos se junten y él se la lleve a vivir a Inglaterra? Pensándolo bien, no sería mala idea... por el contrario, eso sería mejor que si me tocase la lotería.
<<¡Eso es Fabi! positividad, siempre positividad>>

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No te daré mis alas (RESUBIENDO)
RomanceComo entregarte de nuevo a algo que ya te destruyó en un pasado. Fabiola De la Rosa es una chica; alegre, alocada, divertida y con un caracter un tanto fuerte. Pero detrás de toda esa alegría hay un pasado bastante doloroso, el cual cree que ya ha q...