Capítulo 9

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Una vez salgo de allí, me dirijo a la salida del hotel como alma que lleva el diablo ¿Por qué ha tenido que venir ese imbécil aquí? ¿Que voy ha hacer ahora que me quedaré sin trabajo?

<<Joder, por qué no me podré quedar calladita>>

Avanzo a paso rápido, una vez llego a la puerta me encuentro con Marizza y Aura. Sé que me estaban esperando porque su hora de salida fue hace un rato. En el momento en que ven mi cara saben que la cosa no ha pintado nada bien, o más bien que no he cerrado la boca.

—Vamos a ver Fabi, dime que has cerrado esa boquita que tu madre te hizo tan bonita —comenta Marizza con gesto serio.

—Pues siento decirte que esta boquita tan bonita no se ha cerrado —digo dándome toques en la boca —es más, además de la boquita, le he enseñado el dedito —Le saco el dedo medio para que vea a que me refiero. Por su cara de sorpresa, sé que no se esperaba eso para nada.

—¡La leche que te dieron de mamar! ¿Le has echo la peseta al jefazo? ¿Pero qué demonios a pasado allí dentro? —me mira con sorpresa y enfado a la vez.

—No ha pasado nada, él se ha puesto en el nivel más alto de prepotencia y yo simplemente le he demostrado que a prepotente no me gana ni mi padre.

—Pero Fabi ¿y el trabajo? Sabes que ese tipo va a hablar con la directora y va a hacer que te eche del hotel a patadas ¡lo sabes no! —ahora es Aura la que me grita.

<<Vale, se ve que hoy es el día de gritemos a Fabi>>

—Sí lo sé, pero ya me da igual, no dejaré que me traten como si no fuera nadie. Pues no va y le digo que si me acusará de mi supertiro, y el muy imbécil me dice que ya vera lo que hace... Que eso no es de mi incumbencia, que sólo le repitiera la reunión ya que me había comprometido, ¿pero ese quién se cree que es para tratarme así? — empiezo a subir la voz —Él estará acostumbrado a ordeno y hacen, pero conmigo se ha dado en los dientes porque ni loca me rebajaré ante alguien así. Es un creído, prepotente, chulo, gilipollas que se cree el ombligo del mundo ¡¡¡aaarrrggggggg!!! Lo odiooooo ¡maldito inglés! —grito con todas las fuerzas que tengo. Marizza me observa medio riendo ya que no se atreve a reír libremente, porque con el cabreo que tengo no sabe por dónde saldré.

—¡Arsa pepe! Te has quedado descansando ¿eh? pobrecito de Lawler, no me gustaría estar en sus zapatos.

—Ni en sus oídos, ha de tenerlos a punto de explotar con todos los sapos y culebras que ésta ha echado por la boca —suelta Aura, y ahora ya no puedo hacer nada más que reírme...

—Pues sí hija, que me he quedado muy a gusto. Por cierto ¿echamos un cigarro? Creo que este será el último que eche con vosotras en este hotel.

—Nos apuntamos. —Contestan al unísono.

Nos encendemos el cigarro y empezamos hablar de todo en general menos de lo que pasará mañana conmigo o del señor Lawler.

Después de despedirme de las chicas, llego a casa, me ducho, pongo mi pijama y llamo a Laila. Necesito desahogarme con alguien y quien mejor que ella, que es como mi hermana la que nunca tuve.

Ding-dong, ding-dong...

—¡Voy! —contesto mientras bajo las escaleras para abrir la puerta. Una vez abro, me la encuentro sonriente como siempre, aunque esa alegría le dura poco al ver mi cara.

—¿Que te ha pasado lucero? porque tienes esa cara, no me digas que él, él....—dice con voz temblorosa.

—No, él no tiene nada que ver en esto, como ya sabes él esta encerrado y por lo que sabemos sera por muchísimo tiempo—suelta un suspiro de alivio ante mi aclaración—es solo que creo que he perdido mi trabajo—digo con la cabeza gacha y apenada.

—Ainss, dime que ha pasado....

Mientras nos atiborramos de dulces y batido puleva, le cuento todo lo transcurrido en el día de hoy y desde que llegó ese hombre al hotel. Le cuento como fue mi supertiro, hasta terminar con mi dedo corazón.

Como siempre ella me abraza y me dice que todo estará bien que no he de preocuparme, que ella me ayudara a echar mi currículum por todos lados. Aparte de volver a reñirme diciéndome que debería de trabajar en lo mío, no de limpiadora en un hotel. Sé que parecerá raro, pero tengo mi titulo y un máster en dirección de empresas, pero solo eso nada de experiencia, por eso nadie me coge para ningún empleo, todos buscan personas con experiencia sin necesidad de aprendizaje.

—Fabi tu no te preocupes que todo se solucionará, ya vas a ver. Oye he quedado con David el chico del que te hable ¿te acuerdas?—Yo solo asiento con la cabeza. Si que me acuerdo, su ligue de la disco—Le diré que no puedo y lo dejaremos para otro día, no pienso dejarte así hoy, como ya sabes tu estas antes que nada bonita.

—No no no, ni lo sueñes, yo estoy bien de verdad, solo necesitaba desahogarme—me mira con desconfianza—Laila te irás con tu ligue, además yo estoy muy cansada y me iré a dormir pronto, por lo que no vas a jorobar tus planes por mi, no me lo perdonaría.

—¿Segura? de verdad que sabes que no me importaría.

—si lo sé, pero enserio estoy bien—me obligo a sonreír para parecer más convincente— mañana me levantaré e iré al hotel a que me paguen mi finiquito y listo, de verdad vete y pasalo bien que yo estaré genial lo prometo.

—Esta bien pero cualquier cosa llámame y vendré en diez minutos te lo aseguro...—me da un beso en la mejilla— bueno guapa, dame un beso, te veo mañana ¿de acuerdo?  Y no lo olvides llámame. Te quiero fea.

—yo también adiós. Vete ya que llegarás tarde y el chico va a pensar que lo dejastes plantado...

Y así se dirige a la puerta y se va.

Miro el reloj, son las diez y media de la noche, así que me subo a mi habitación y me dirijo a dormir, pensando en que mañana seré una desempleada más a la que apuntar en las listas de desempleo, que vuelvo a estar un paso atrás en mi meta, pero también sé que esto solo sera un mal bache del cual tarde o temprano volveré a levantarme. Con esos pensamientos empiezo a quedarme dormida sin ni siquiera darme cuenta de cuando el sueño me vence...

No te daré mis alas (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora