Capitulo 8

1.8K 268 130
                                    

Cuando al fin me giro,lo que veo me deja patitiesa. Se ha cambiado y ahora lleva un pantalón vaquero con una musculosa negra, que por cierto no veas que tabletita tiene el jefazo, madre mía esto tenía que estar prohibido, tanta sensualidad y hermosura junta.

No me doy cuenta de que me estoy relamiendo hasta que subo la mirada para poder verlo a la cara...  lo observo y lo que veo no me gusta nada, me está mirando con una sonrisa pícara, haciéndome saber que sabe lo que estoy pensando ahora mismo.

Avergonzada bajo la mirada, pero no esperaba la sorpresa que iba a encontrarme. Abro los ojos como platos al ver un bulto en su entrepierna. Vaya, vaya... parece ser que el niñito tiene un gran problema debajo de sus pantalones. Esta vez soy yo la que le devuelve la mirada mientras en mi boca aparece una sonrisa burlona aunque él ni se percata.

—Buenas tardes señor Lawler, como ve he sido puntual, ya estoy aquí para solucionar su problema. —Me tapo la boca apenas la ultima frase ha salido de mi boca, si señor estoy siguiendo el consejo de Marizza que te cagas,me dice que no lo provoque y yo lo hago en la primera frase que sale de mi boca.

<<¿Enserio, a solucionar su problema? El problema a sido mio al mirar el enorme bulto en sus pantalones.>>

—Señorita, tome asiento por favor— dice tomando asiento en uno de los sillones que hay frente a la chimenea, mientras me señala el otro sillón.

Me fijo que ha cruzado las piernas y se remueve incómodo. Si señorito, sé el por qué de esa postura, sé que le están apretando los pantalones.

Tal y como el me ha dicho, tomo asiento y me coloco justo delante de él. Cuando ya estoy colocada, observo que esos ojos esmeralda, tienen la misma intensidad que cuando ocurrió el accidente de esta mañana. Es como si quisiera devorarme, pero también hay algo mas en ellos, algo que no puedo descifrar.

—Disculpe ¿podría al menos ser capaz de prestarme atención por una vez en su vida? —Gruñe con los dientes apretados.

—Si claro, me decía...

—Le decía que cuando usted desee, puede empezar a rememorar todo lo dicho en la reunión y como usted dijo señorita, palabra por palabra. —Suelta con chulería.

En ese momento pienso en lo de esta mañana y lo que habrá hecho él, si me habrá acusado o no con la directora. Así que sin pelos en la lengua le pregunto directamente.

—Por supuesto que lo haré, pero ahora responda me a una pregunta ¿que hará usted después de esto? —Lo miro con decisión

—A qué se refiere, explíquese, como vera no soy un hombre paciente.

—Me refiero a lo de esta mañana ¿hará usted que me despidan? — se queda serio y no dice nada mientras los nervios me carcomen por dentro.— Mire le propongo un trato, yo le rememoro la reunión y usted olvida lo de esta mañana, ¿qué le parece? dígame.

Abre los ojos con sorpresa y creo que incluso ví un amago de sonrisa, pero de inmediato vuelve a mostrar su gesto serio. Sólo han pasado unos segundos, que a mi me han parecido horas, cuando por fin se digna a hablar.

—A ver señorita, lo que yo haga después solo es asunto mío y de nadie más. Está aquí porque se ha comprometido usted misma por nada más —este hombre esta loco, si piensa que le haré caso —así que déjese de tratos tontos que parece una tabernera con esa actitud y empiece de una vez por favor que no tengo todo el día.

Vale ahora si que agotó mi paciencia ¿me acaba de llamar tabernera? ¿Que me he comprometido? Mas bien él me ha obligado.

¿Pero este tío es tonto o se ha caído de un nido? Se acabó, si me quiere despedir que me despida pero no le voy a consentir ni una chulería mas. Me da igual quién sea o el dinero que tenga, joder estoy muy cabreada pero quién se cree que es. A mí nadie me va a pisotear de nuevo, eso sí que no, y mucho menos un inglés engreído de tres al cuarto.

Alzo mi cabeza y enderezo mis hombros para así parecer mas imponente, aunque eso es imposible debido a que hasta sentado me saca una cabeza por encima.

—Mire señor Lawler ¿sabe qué? Que me voy, porque lo mismo que me he comprometido, ahora no me da la gana de cumplirlo así que ahí se queda. Le evitaré el mal trago de estar frente a una tabernera, y le digo más, prefiero ser eso y feliz, a tener dinero y ser un amargado, creído, prepotente con mirada de bullterrier que parece que quiere comerse a todo el mundo.—siseo apuntándolo con mi dedo —¡ah! una última cosa, haga lo que crea conveniente pero a mí nadie me vuelve a pisotear jamás.

Cuando reacciono, me doy cuenta que me había levantado, estaba hablándole a unos centímetros de su cara y mi dedo le estaba dando en el pecho. Estoy tan cerca que incluso puedo oler su aliento mentolado y su perfume, ¡Dios que bien huele...!

<<Mmm, sí, cómetelo enterito de pies a cabeza,y saborealo como un rico caramelo>>

Me retiro rápidamente al ver que mis sentidos y pensamientos me traicionan y me dirijo a toda velocidad hacia la salida, necesito salir de aquí ya o explotaré como una bomba atómica.

—Señorita, si usted se va, aténgase a las consecuencias —dice con la mandíbula apretada y los ojos echando chispas. Como ya no aguanto más y mi nivel de enfado ha rebasado el tope me limito a responder con bravuconería.

—Está bien, aceptaré las consecuencias de mis actos pero al menos me quedaré tranquila, así que váyase usted a la mierda señor Lawler —termino por decir mientras levanto mi dedo medio.

Y con eso me dirijo hacia la puerta contenta porque lo puse en su sitio, y triste sabiendo que mañana no volveré a trabajar mas aquí.

No te daré mis alas (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora