Capítulo 11

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Saco mi teléfono móvil para ver qué hora es, y me doy cuenta de que ya son las doce de la mañana.
La verdad es que siempre me pasa igual, entre risas, charlas y trabajoel día se pasa volando. Pronto tendré que ir a hacerle al niñito de papá su habitación, por lo visto a salido, y mejor que la tenga antes de que regrese si no, no me quiero ni imaginar como se pondrá el señorito.
Estoy escuchando música en mi auricular, como siempre, cuando siento que alguien toca mi hombro, y al girarme encuentro a Marizza.

—Fabi vete ya y hazle al señor Lawler la habitación. Ya sabes que más vale no tener problemas, mientras tanto Aura y yo continuaremos con el resto de las habitaciones.

—Está bien, iré ya y en cuanto acabe me reúno de nuevo con vosotras —doy un largo suspiro— no sé por qué el señor Lawler se empeña en hacerme la vida imposible, aunque supongo que es porquele tiré ropa sucia encima de su carísimo traje de Armani.

Rompo a reír, la verdad es que cada vez que lo recuerdo no puedo evitarlo. Marizza y Aura que están junto a mi ríen también.
Es cierto eso que dicen de que cuando se lo hacen a otro causa gracia, pero cuando te lo hacen a ti...

El señor Lawler es la prueba de lo que pasa, sigo riendo mientras me encamino hacia la suite superior.

Al llegar llamo a la puerta un par de veces y como era de esperarse, no hay nadie, así que saco mis llaves y abro la puerta para adentrarme en la habitación. Me pregunto si el señorito será un desordenado pero a medida que miro por toda la habitación, veo que es un tiquismiquis de loz pies a la cabeza. Miro en el armario y veo que hasta tiene ordenados los trajes de más claro a más oscuro, increíble...

Yo me pongo la ropa y cuando me la quito la suelto donde pillo. Por eso Fabi el día que ordenas te pegas más rato qur si dieras una jornada laboral, me digo a mí misma. De todas formas a mi me gusta mi desorden y punto, cono decía mi abuela, yo no cambio.

Empiezo a hacer la cama mientras escucho mi música y cuando escucho la canción "deja que te bese" de Marc Anthony y Alejandro Sanz, me pongo el otro auricular, canto y bailo mientras sigo limpiándolo todo.

—Tu eres una necesidad, y solo con un par de besos, tu puedes derretir mi  cuerpo puedes incendiar mi mar, si no me das un beso yaaa, tu boca se la lleva el viento y cómo le digo lo siento a este cuerpo que quiere amarr, na na naa...

Canto a pleno pulmón y bailo mientras que el cepillo de barrer me sirve de micrófono. De repente no sé por qué, levanto la vista y como el karma no me puede dejar tranquila me encuentro nada más y nada menos que con esos ojos verdes mirándome finamente. De golpe me sobresalto, se me escurre el cepillo de las manos y pego un grito que han debido de sentir hasta en Roma.

—Ahhhhhh —joder, qué susto me ha dado este hombre.

Poco a poco normalizo mi respiración, y me quedo mirándole. Esta de brazos cruzados, con su traje impecable y los labios apretados, aunque ahora que me fijo bien creo que mas que enfadado lo que está es intentando retener una sonrisa.

Voy a agacharme a recoger el cepillo del suelo cuando con los nervios, tropiezo con tan mala suerte que piso el extremo del cepillo y el palo sube hasta pararse en...

—¡Joderrrr! —boquea el señor Lawler como en un último suspiro y doblándose hacia abajo cuando sí, definitivamente el palo le ha dado en todas las joyas de la corona.

¡Madre mía, madre mía! Que golpazo le he dado. Me va a entrar la risa, y como me ría esta vez si que me despide. Pero en un intento inútil al final mis nervios ganan y rompo en carcajadas.

—Lo... lo sien... tooo señorr —digo balbuceando entre risas.

<<¿Porqué siempre los nervios me dan por reir?>>

Ya no puedo más, las lágrimas caen por mis ojos, incluso me duele el abdomen de lo que estoy riendo, es que parece una escena de esos programas graciosos que echan por la televisión.

—¡Maldita sea, Fabiola! ¿Se puede saber por qué ha hecho eso? no dudo que me haya dejado sin descendencia.

Por lo que veo debe de dolerle bastante, su cara parece un tomate de roja que está, además ni se ha enterado de que me ha llamado mi nombre en vez de señorita o señorita De la Rosa.

—Le he dicho que lo siento, a sido un accidente —digo ya mas calmada.

Él me observa, tiene la mandíbula apretada y estoy segura de que si pudiera saltaría a mi cuello, pero la verdad es que ha sido su culpa ¿a quién se le ocurre asustar así a la gente? Debería dar gracias de que no haya soltado un puñetazo o algo peor. Una vez creo que el dolor le está remitiendo se vuelve a poner recto y me mira con furia.

—Mire señorita, de verdad no se si usted lo hace a propósito o simplemente es la mujer más torpe, despistada y sin vergüenza alguna que he conocido en mi vida.

¿Torpe y sin vergüenza yo? Inspiro y espiro rápidamente, lo mejor es relajarse Fabi que nos conocemos, me dice una vocecita o quizás sea mi conciencia, la verdad que ya ni idea.

—Mire le he pedido disculpas, usted mismo ha visto que ha sido un accidente, de todas formas usted también ha tenido oarte de culpa ya que entra como si de un fantasma se tratase.

—¡¡NO ME LO PUEDO CREER!! Usted no ha pedido disculpas, se ha dedicado a reírse nuevamente de mí y nada más. No solo me lanza un bulto de ropa sucia no, me falta al respeto, me saca su dedo medio, me patea las bolas y encima no teniendo bastante con eso, me dice ¿fantasma?—Vaya se ha quedado descansando, sí que tenía cosas guardadas dentro —debería de haber alguien que le enseñe un poco lo que es la vergüenza y la educación.

—Desde luego que si que hemos vivido momentos en pocas horas... —pienso, pero al percatarme de su cara de sorpresa y enojo me doy cuenta de que no lo he pensado, si no que mi bocaza ha expresado muy bien mi pensamiento en voz alta, oh, oh...

—¿Perdón? Dígame que esto es una maldita broma ¿se está volviendo a reír de mi o qué? —sisea de una manera que me hace temblar de miedo, ¡ay, me va a matar! de esta no salgo viva, moriré con un cepillo de barrer en la mano. ¡Que muerte mas triste! Siempre creí que moriría de una manera mas interesante, creo que mejor voy a intentar arreglarlo, sí, será lo mejor.

<<Dios si solo me quieres un poquito no permitas que la cague de nuevo, por favor, aunque esté que me hierva la sangre por este troglodita>>

Levanto mis hombros, respiro hondo, expulso el aire y allá voy.

—Lo siento muchísimo señor, de verdad que lo siento. No sé que me pasa últimamente, no me despida, en verdad necesito el trabajo —junto mis manos como en un rezo para dar mas credibilidad a mis palabras. Agacho mi cabeza y espero que mi carita de angel haya surtido efecto o ya si que sí, no me salvo del desempleo, una vez dicho ésto lo oigo suspirar pesadamente.

—Está bien, pero sea mas cuidadosa y menos torpe o el mejor día la encerraran por homicidio al paso que va. Yo mejor me voy, sólo venía por mi teléfono que lo dejé olvidado, continúe con su trabajo.

Y sin más se da la vuelta, baja las escaleras y al sentir la puertaes cuando por fin respiro tranquila porque sé que ya se ha ido.

Desde luego este hombre ha venido a joderme la existencia, ni más, ni menos.

Cuarenta minutos más tarde termino la habitación, cierro la puerta y me encamino para seguir haciendo habitaciones pero ya, con mis compañeras.

No te daré mis alas (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora