Capitulo 26

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Hola queridos lectores

Por que ustedes lo pidieron el lemon continua por cierto olvide mencionar que estamos ya en el 29 de Junio de 1729. La razón por la cual están las flores xxx es por que me gustaría que imaginaran las flores que mas les gusta.

Sin mas que lo disfruten.


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-Por que? Si eres hermosa-


Pudo ver el rato de duda en la maestra tierra pero al final quito las manos dejando ver su cuerpo. El aire abandono los pulmones del peli negro al ver a la hermosa chica debajo suyo no solo había quitado sus manos si no también el sujetador de seda que cubría aquellas apetecibles montañas níveas.

La maestra metal se estaba arrepintiendo de su demente acto de valentía y sentía como todo el valor que había tomado se esfumaba por un hueco al no tener respuesta por parte de su novio. Estaba a punto de abrir la boca para llamarlo cuando el chico de ojos ámbar beso sus clavículas y viajo hasta sus pechos amamantándose como bebe hambriento.


-Chispitas...-soltó un suspiro y en contra de toda su voluntad su espalda se arqueo.


El chico de la cicatriz sintió como las manos de la peli negra se enredaron en su cabello apretando su rostro contra ella, sonrió como imbécil y decidió darle el mismo trato al otro seno. Se separó para verla sus ojos verde grisáceo estaban entre abiertos, del abdomen parra arriba desnuda, los rosados labios hinchados y el cabello negro esparcido por todas las almohadas rojas. En aquel momento fue consciente de que no era justo él podía verla y ella no. La abraso y la giro en la cama dejándola sobre su regazo. La ciega pego un grito y se aferró a él por el brusco movimiento al menos para ella y sus súper desarrollados sentidos.


-No es justo-soltó Zuko de repente causando una gran confusión a la chica-No es justo que yo pueda verte y tú no-Toph sabía a lo que se refería después de todo ella le había dicho como veía y efectivamente el Señor del fuego tomo su mano poniéndola sobre un lazo que mantenía su camisa su lugar.

-Zuko yo no sé qué hacer-

-Toph tu puedes hacer lo que quieras conmigo soy todo tuyo-le susurro el maestro fuego al odio-tócame-pidió casi en una súplica mordiendo el lóbulo de su oreja.


La maestra metal quedo hipnotizada por sus palabras y busco sus dulces labios, entre besos y maldiciones logro deshacer todos los lasos de su camisa. Realmente odiaba su ceguera en esos momentos, le había resultado condenadamente difícil. Extendió sus manos en el abdomen de él y las subió hasta encontrar su pecho en él pudo notar una cicatriz diferente a la de su rostro y se tomó su tiempo para recordar la textura de ella. Subió hasta llegar a sus hombros y saco la camisa mientras acariciaba sus fuertes brazos. Por temor a acabar incendiando el lugar ya que no tenía forma de saber si las velas seguían prendidas. Dejo la camisa roja aun lado de ellos en la cama y acaricio la suave espalda de él hasta llegar a su cuello acaricio su rostro y su cicatriz y peino su suave cabello negro asía atrás.

El chico de ojos ámbar se recostó en el colchón, viendo como la larga cabellera negra caía a un lado suyo como cascada. Cerró los ojos esperando un beso de ella pero llego en su frente y no en los labios; por un momento pensó que se había equivocado de lugar a causa de su ceguera y no estar sobre tierra pero si fue así lo supo aprovechar. Sintió sus besos recorriendo su rostro.

Tal vez no podía recorrer con sus ojos verde grisaseco el rostro de su novio pero bien podría hacerlo de otra forma. Beso su frente, su cienes, el puente de la nariz y la punta; beso sus parpados y los sintió temblar como hoja al viento; beso sus pómulos, su mandíbula, beso la comisura de sus labios para acabar sobre su cicatriz que tanto le gustaba con un beso sonoro. En otro arranque de valentía y ganas de ver a pesar de su ceguera, beso el cuello de Zuko encontrando un punto bastante sensible que lo hizo suspirar. Sonrió con plena satisfacción al ver que le podía provocar las mismas sensaciones que él a ella. Acaricio el cuerpo del Señor del fuego sintiendo todos los cambios de textura en su piel. Los músculos bien definidos parecían estar hechos de mármol y su espalda era suave y cremosa sumada a su cicatriz recién descubierta por ella era una combinación hermosa.

El maestro fuego cerro los ojos y ladeo la cabeza para que Toph pudiera besar mejor su cuello. Sus manos parecían estar en todos lados y siendo honestos quería que llegaran más abajo de su pantalón que comenzaba a estorbarle bastante. El peli negro soltó un gruñido de frustración cuando las caricias de la maestra tierra desaparecieron. Abrió los ojos y la vio con una encantadora sonrisa en la cara.


-¿Te gusto?-pregunto la maestra metal con sorna. Sus ojos ámbar se abrieron sorprendidos hace un tiempo atrás estaba completamente avergonzada y ahora jugaba con él. No le dio tiempo de reaccionar se abalanzó sobre ella apresándola con su cuerpo a la cama.

-Me gustó mucho-declaro el chico de la cicatriz susurrándole al odio-pero no es justo que solo tú te diviertas-dijo con una voz condenadamente sensual y su mano viajo a un ritmo lento hasta la intimidad de la mujer de cabello negro.


Los ojos verde grisáceo se le abrieron como plato y todo el aire se le atoro en la garganta cunado un dedo se movió sobre su intimidad encima de la tela de seda. Zuko la tenía apresada con su cuerpo así que lo unció que pudo hacer fue cerrar los ojos y gemir suavemente por aquellas caricias que estaban volviendo loco a sus sentidos.

El maestro fuego no estuvo muy seguro el por que lo hacia pero sujeto las caderas de Toph y bajo besando su vientre cuando llego a su ropa interior de seda, sin el mas mínimo pudor desato los lazo con los dientes y la arrojo lejos. "¿Pero que hace?" se pregunto la maestra tierra y la respuesta le llego una oleada de placer que la hizo gemir y por un momento ver puntos azules como se ve la tierra en el metal "tal vez así son las estrellas" pensó con la poca conciencia que tenia.


-Por favor-pidió aunque no sabia exactamente que pedía ¿que parara, que siguiera?

El peli negro subió gateando y acaricio su mejilla con su nariz-¿Puedo seguir?- y ella asintió. Con sumo cuidado entro en ella y lagrimas comenzaron a correr por las mejillas de la maestra metal-¿Estas bien?-

-Si-


La miro de una manera muy dulce con sus ojos ámbar rodeo su cintura y la sentó en su regazo. La pelinegra se abrazo a el, iba a desfallecer no podía con tanto las dulces palabras de amor al oído, su amado príncipe dentro de ella, ni siquiera sabia que existía una parte tan profunda de ella. El chico de la cicatriz estaba que rosaba el cielo, ella era mas cálida que el sol; en una parte de su subconsciente se dio cuenta de que la chica de ojos verde grisáseco no le arañaba la espalda, la apretaba para no dejar cicatriz. Sonrió ella nunca lo iba a lastimar y perdió la consciencia.  Cuando reacciono estaba entre los pechos de Toph y ella le acariciaba el cabello, podía morir feliz. Para no aplastarla se quito la tapo y se durmió abrazado a ella con su aroma a jazmín.


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Zuko defendiendo los derechos de las mujeres al placer jajaja. Gracias a mi amiga Esmeralda que sugirió eso.


Toko: El Señor del Fuego (P.1) [#Wattys2017]Where stories live. Discover now