capítulo 25

1.7K 123 27
                                    

Después de tantos sucesos terminamos siempre encontrándonos, el destino no nos quiere dividir y eso me hace pensar que estamos conectados de un modo espiritual, más allá de la vida y de la muerte.
Dejo a mi padre de lado y abrazo con fuerza a mi amada, a klanformin.
No contengo las ganas de llorar y a la vez de reír, jamás me había sentido tan feliz, tan completa y amada. Klanformin me abraza con fuerza y de repente me alza desde la cintura, chillo de la sorpresa y río como tonta mientras lo veo directamente a los ojos.
Mi risa desaparece y lo que antes sentía se había esfumado; sus ojos siguen siendo los mismos pero hay algo que me pone los pelos de punta, están más oscuros y sin vida que de lo normal. No parece ser él.

- Disculpa mi intrusión pero debemos bajar a comer o ya han comido? - nos pregunta mi padre.

Como si la magia desapareciera, klanformin me deja en el suelo, y luego rueda su brazo a mi cintura.

- creo que mi sahara no ha comido o si cariño? - ahora ambos hombre me miran esperando una respuesta.

- no he comido- susurro evitando sus miradas acosadoras.

Escucho un suspiro de parte de mi padre. Jamás le ha gustado que sus hijas no coman, le hace pensar que somos pobres y bavagundos.

- bueno entonces bajen ustedes mientras yo arreglo mi habitación - señala mi padre su cuarto.

- Entonces nos vemos en la cena, bajamos sahara? - asiento a su pregunta, dejamos a mi padre y la habitación.

El camino a la sala fue en silencio, tengo tantas preguntas que decir, necesito saber como salió vivo de la pelea pero tengo miedo de decirlo, miedo a saber su respuesta.

Aun sigue sujetando mi cintura, no es que no me guste tenerlo cerca, es solo que no es propio de él hacer estas demostraciones de afecto.

Todo el mundo actúa extraño.

Una vez que llegamos a la sala, veo que calía se a puesto en mi asiento, su cara se frunce de solo verme aunque a diferencia de pamela me sonríe con gusto y ni que se diga de mi madre que aún no cambia su semblante de molestia.

- pensamos que jamás iban a llegar- dice mi madre en tono tierno y cambiando su cara a una sonriente. Hipocrecia.

Ambos no decimos nada y nos sentamos lo más lejos que podamos de mi "familia".
Después de unos tortuosos minutos de silencio, aparecen cuatro sirvientes con grandes bandejas de plata, cada uno se planta en cada familiar, mi madre por supuesto es servida por un hombre mayor de edad, a calía le tocó un hombre muy joven con cabello café y ojos miel, a klanformin le tocó se servido por una joven más adulta al igual que a mi.
Una vez que cada uno tiene su respectivo plato, los sirvientes destapan estos y nos deleitamos al ver carne de vaca muy bien cocinada, ensalada de tomate y lechuga acompañada de un trozo de pan y de jugó de maraculla. Al ver toda esta comida mis órganos rugen de hambre; tomó el tenedor y el cuchillo con suma delicadeza y empiezo a comer.

Después de unos minutos escucho el rechinar de los cubiertos caer en la mesa, alzó la mirada y veo que son los cubiertos de calía.

"No otro vez"

- Dios, ¿quien cocino esta cosa?- pregunta mi hermana mirando con irá a la servidumbre.

- tiene algo de malo la carne calia?- le pregunta pamela a calía.

- si, esta toda asquerosa y quemada! - chilla calía frunciendo el ceño.

- no parece estarlo- defiende pamela a la carne.

- no me importa tu opinión - dice calia fulminado la con la mirada.

De hay se desprenden una pelea absurda por la comida y por ellas mismas, no les presto atención a su disputa y como con tranquilidad hasta que escucho entre el bullicio de mis hermanas que de la cocina se escuchan pasos y estoy casi segura que es el chef de nuestra casa.

#1 DivididosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora