CAPÍTULO 20

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                       SARAH

Entramos a la casa sin decir nada, Sam me tomó de la mano y me jaló por las escaleras hasta su habitación, donde estaba con llave y todo obscuro.

— ¿Tienes traje verdad? —pregunté recordando cuando me vio besar a Augusto. Quería volver a verlo con eso puesto, se vio tan jodidamente sexi.

— No —balbuseo tirándose en la cama.

— Mmm...buscaré en el armario —dije y Sam gruño, dándome la señal de que estaba allí, busqué hasta encontrarlo, lo coloqué a un lado de Sam, quien tenía los ojos cerrados, tomé una almohada y se la arroje.

— Ten cuidado con quién te metes niña —dijo para devolvermela.

— Lo mismo digo niño condón —dije con una sonrisa arrojandole otra.

— ¿Quieres guerra? La tendrás —dijo y se levantó, tomó una almohada y me la arrojó.

— Recuerda que yo también juego sucio —le arroje una almohada, pero él se escondió bajo la frasada.

— ¡Ja! fallas... —no logró decir la frase porque le estampó una en la cara, comencé a reír y él me alzó como una bolsa de papas y me arrojó a la cama. Me encantaba éstos momentos con él, sólos y libres.

Almohadas volaban por el aire ,risas y gritos inundaron la habitación, cuando escuchamos que golpearon la puerta, paramos de reir, pero no pude evitarlo cuando Sam cayó al piso de espaldas al querer levantarse.

— ¿Estás bien? —le pregunté intentando de no reir.

— Si tranquila ,solo quise acompañar al piso, se ve tan solitario aquí —habló sarcástico.

— Bueno si es así , pues disfruta esos pequeño momentos así que los dejaré sólos —dije bajando de la cama y ambos reímos, lo ayudé a levantarse y la puerta de la habitación se abrió dejando ver al padre de Sam.

— CUANTAS VECES TENGO QUE REPETIR LAS COSAS, NO ENTRES A MI PUTA HABITACIÓN! —le gritó Sam a su padre con fuerza.

— Lo siento, es que ya está la cena —dijo con pena y miró la habitación con las almohadas por todas partes— ¿qué fue lo que pasó aquí? —preguntó divertido y yo sonreí.

— Nada que te importe —le dijo Sam de mala manera y fue cuando interviene.

— Solo fue...una guerra de almohadas, enseguida bajaremos —dije timidamente y él me sonrió.

— Bien, entonces los veo abajo, los esperamos —dijo el hombre y salió de la habitación. Miré a Sam y él solo puso los ojos en blanco, tomé el traje y se lo di.

— Pontelo —le ordene y Sam lo dejó caer al piso, se acercó y me besó salvajemente, le seguí y mi cuerpo entró en calor— Sam, no —dije jadeante y el solo siguió basándome, lo empuje y vi labial en su boca, me toqué y noté que el labial estaba disperso, gruñi molesta y él rió, entré a su baño y me miré en el espejo, vi todo el labial disperso como lo creí, estaba algo molesta por eso pero ese beso me hizo sentir de otra forma, fue un beso muy salvaje y delicioso, un beso que nadie me lo había dado, fue como si en verdad me deseaba, me estremeció pensar eso. Comencé a buscar algo con que limpiarme, lo primero que abrí fue un cajón negro, encontré unos servilletas de papel y también unos cuantos frascos de pastillas ¿pastillas? ¿por qué? Escuché que algo se cerró fuertemente asustandome, cerré el cajón de golpe y me arreglé el labial. Al salir del baño vi a Sam arreglarse la camisa blanca que llevaba puesto con unos jeans negros y unas vans también negras. Dios que bombón , estaba para comerlo entero. Si lo sé . Sarah creo que se te cae las babas jajaja. Dejé de escuchar a mi subconciencia y me acerqué a él, le acomode el cuello y él solo me miró, lo tomé de la mano, salimos de la habitación y bajamos riendo a lo bajo bajo comentarios de Sam por la guerra de almohadas, entramos al comedor con estilo clásico con la mesa llena de decoraciones, si que se esforzaron para preparar eso. Nos sentamos y nos sonreimos entre nosotros.

— Bien... —dijo Gabriela rompiendo el silencio, soltó un suspiro y todos la miramos— ¿hace cuánto están saliendo? —nos preguntó, ambos nos miramos, a Sam no le agradó la pregunta, en cambio yo le sonreí a Gabriela.

— No mucho —dije con relajación aun que el ambiente estaba tenso, ella me sonrió y yo a ella.

— Que bien, aún están conociéndose y ¿cómo se conocieron? —preguntó y yo volví a sonreir forzada.

— ¿Vinimos a hablar de nosotros? —preguntó Sam molesto.

— En la preparatoria —respondí ignorando a Sam, no quería que él ambiente empeore— hicimos un trabajo juntos, bueno él hizo la mayor parte —bromee sonriendo, vi a Sam sonreirle a su regazo.

— Me lo imagino, cara culo y cerebro de nerd —bromeó Beatriz y todos la miramos, reí y luego ellas, Sam solo nos miraba no queriendo sonreír. Cenamos mientras charlamos sobre diversos temas y debatimos con humor, debí admitir que eran personas muy bondadosas, Gabriela era divertida y se reía de todo, estaba todo el tiempo alegre y con una sonrisa, lo de que Sam la encontró semidesnuda en la cocina me pareció algo incrédulo en esos momentos, Alonso, el padre de Sam, era un poco serio con carácter pero también era divertido, Beatriz era como Gabriela, siempre alegre, me esperé una chica cómo decirlo¿zorra? Algo así. Pero era todo lo contrario me pareció una persona muy honesta y con mucho entusiasmo. Sam no había dicho ninguna palabra en toda la cena, solo jugaba con el tenedor o con las servilletas.

— Me alegro que estemos reunidos y cenando como una familia —dijo Alonso, Sam lo miró de golpe con mucho enojo apretando la mandíbula.

— ¿Crees que vas a recuperar cuantos malditos años en tan solo una noche? —le preguntó Sam con descaro— ésta no es mi familia, es la tuya, la de reemplazo claro está pero tú y yo jamás en lo que resta de la vida seremos eso, solo soy un empleo vip y vine aquí solo por Sarah así que ahorrate esos estúpidos comentarios —aclaró. Eso me dio mala espina.

— Hijo yo solo... —comenzó a decir su padre y Sam reventó.

— NO ME LLAMES ASÍ CARAJO! —le gritó sobresaltando a todos incluyendo a mí— tú solo eres un peón en mi vida —dijo serio ,yo tragué saliva y Sam se fue escaleras arriba. Dejándonos a todos pasmado, no sabía que hacer, no debí meterlo en esa situación.

Mi Amor PeligrosoWhere stories live. Discover now