22-confeciones...

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                       SARAH

Desperté por la luz del sol que entraba por la ventana, sentí un aire cálido en mi cuello, cuando me di cuenta Sam tenía su rostro hundido en el, con sus brazos alrededor de mi cuerpo, era la primera vez que un chico dormía conmigo en mi cama ,se sentía tan bien despertar al lado de la persona que siempre quieres ver primero en el día.
Sus hermosos y silenciosos ronquidos me hicieron sonreir como tonta, me dio tanta ternura, pero recordé lo que pasó anoche y me volví a sentir culpable. No debiste hacerlo. Pero es que me dio tanta pena ese pobre hombre que se veía trizte por el desagrado que mostraba su hijo hacía él. Ese hombre es una basura para golpear a una mujer, recuerda lo que dijo Sam. Claro que lo recordaba fue algo que me sorprendió ,ahora sabía los motivos por lo que Sam no lo quería.
Me levanté tratando de no despertar a Sam, quien dormía profundamente, logré hacerlo y me quedé mirándolo un momento, se veía tan lindo en su vulnerabilidad, sonreí y le di un beso en la frente, el se removió y abrazó la almohada provocando que  sonriera aun más ,me metí en el baño y me quite con dificultad el vestido que aún llevaba puesto, una vez desnuda me metí bajo la ducha tibia ,la cual me relajó bastante. Salí del baño con una bata, Sam aun seguía dormido, Dios era tan tierno cuando dormía.
Una vez vestida cepille mi cabello y lo dejé mojado, bajé las escaleras algo descansada dejando a Sam en mi cama, entré a la cocina y vi el desayuno preparado y a mi madre dejando unos panqueques en un plato, me miró y me sonrió.

— buenos días, no quise despertarlos —dijo con alegría, notoriamente falsa.

— buenos días y gracias, me vino bien  descansar un poco de mas —la observé con una sonrisa forzada. Ella dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró justo a los ojos.

— ¿y Sam? —preguntó y yo sonreí tímida recordando su hermoso rostro dormido y su torso desnudo entre mis sabanas.

— aún duerme —le respondí indiferente y tomé una tasa de café, lo bebí y me relaje completamente— ¿tú le pediste que se quede verdad? —le acuse.

— sip —lo aceptó entusiasta y yo la miré— debiste ver como te miraba cuando estabas dormida —dijo y yo sonreí como tonta— ese chico tiene una vida complicada —agregó con seria. Destruyendo todo sentimiento positivo.

—si la tiene, pero siento que debo ayudarlo y tratar de ayudarlo a resolverla y verlo sonreir me hace sentir que hago un buen trabajo —dije mirando el piso y mi madre me abrazó y yo se lo devolví.

— eso significa que te importa y estoy segura de que tú a él también —dijo comprenciva y yo le sonreí

— si, me lo ha demostrado, hizo muchas cosas cursi a pesar de ser tan arrogante y serio, y las hizo por mi, además es mucho más de lo que yo creí y eso me gusta —hablé sincera. Mi madre sonrió de una forma tierna.

— por eso digo, quédate con el que te llevé de compra y le gustes con todo puesto, aun que te quedé horrible —soltó una carcajada la cual seguí.
Subí hasta mi habitación con una taza de café en mi mano, abrí la puerta y vi a Sam aun dormido, debió tener el sueño pesado por lo de anoche, me acerqué a él y dejé la taza de café en la mesita de luz, me senté a su lado y acaricie su frente y su cabello, el gruño y hundió su rostro en la almohada. Sonreí.

— Sam despierta —le ordene y él solo gruño de nuevo, reí y comencé a acariciar su espalda ya que estaba boca abajo.

-— mmm... —soltó haciéndome reír nuevamente, se removió y me miró parpadeando fuertemente un par de veces para acostumbrarce a la luz— ¿qué hora es? —fue lo primero preguntó con su voz ronca y adormecida, miré el reloj de la mesita de luz.

— son las 10 y media de la mañana —le contesté y él saltó de la cama.

— ¿qué? —preguntó incrédulo.

— no te sorprendas por la hora, recuerdo que anoche te fuiste a dormir a las dos de la mañana —le dije y acaricie su hermoso rostro, tenía el cabello alborotadamente tierno y entonces, noté que tenía un moreton bajo su labio inferior, el cual me tiró abajo, me sentí de nuevo culpable, si no lo hubiera desafiado  y metido en sus problemas familiares la pelea no se hubiera presentado ni ese moreton, pero solo quería ayudar a resolverlos, pero no medi las consecuencias.
Acaricie su mentón y él solo se me quedó mirando ,alce la mirada a sus ojos los cuales brillaron de una forma hermosa, al instantes que me sonrió, las cosquillas en mi estómago aparecieron.

— ¿cómo dormiste niña esgrima? —me preguntó coqueto y yo sonreí.

— muy bien y ¿tú niño condón? —bromee y él rió adormecido.

— como un bebé —soltó arrojandose en con mi almohada provocando mi risa.

— eso explica la hora —dije y él miró el reloj, se pasó las manos por la cara y soltó un suspiro— ¿que pasa? —le pregunté preocupada al notar su cambio de humor, el me miró.

— nada —dijo indiferente y se levantó, se puso su camisa, me quedé sentada en la cama mirándolo.

— Sam quiero ayudarte debes decirme que es lo que pasa, no quiero que siempre termine como anoche —dije haciendo que él me mire, alzó los brazos hacía arriba y los dejó caer, lo miré seria— ¿confías en mi? —le pregunté seria, él soltó un suspiro y se sentó en la cama frente a mi, casi dándome la espalda.

— me sorprende de que haya dormido mucho tiempo —cuenta mirándome a los ojos.

— ¿por qué? ¿No puedes dormir? —pregunté y negó con la cabeza.

— tengo pesadillas —confesó sin mirarme— nunca me dejan dormir mucho tiempo —terminó mirándome a los ojos.

— ¿y qué hay con los frascos de pastillas que encontré en tu baño? —pregunté recordando el momento, Sam desvió su mirada a las sábanas.

— los tomo a veces para mantenerme despierto y no dormir —contó en un suspiro y me miró a los ojos.

— ¿tan horribles son tus pesadillas como para que no quieras dormir?—pregunté en un hilo de voz y él asintió, haciéndome sentir mal por él y preocuparme aun más .

— pero sé que fue por ti que anoche dormí como un bebé con los pañales secos —dijo y yo reí forzada al igual que él , nuestras miradas se encuentraron de una forma distinta ,me incline para unir nuestros labios, ese chico despertó todo tipo de sentimientos en mi.

— me algro de haberte ayudado en algo... —dije despegando mis labios de los suyos y apoyando mi frente en la suya— ...y perdon por lo de anoche yo mo creí... —comencé a disculparme, él sonrió y me besó cortando las palabras. Sentí que algo muy fuerte nos unía, sus ojos ya los había visto antes pero no lo recordaba, su sonrisa tan sencilla y especial para mi, sus ojos azules profundos que me himnotizaban.
Cuando terminamos de besarnos él se colocó sus vans y se arregló la camisa,mientras yo lo miraba con mucha concentración, viendo cada uno de sus movimientos, él me miró y sonrió, se acercó y me volvió a besar pero lento y con pasión, haciendo que mi temperatura subiera y la electricidad se apoderó de mi cuerpo en cuanto acarició mi muslo.

— está bien, fue mi culpa, no logré contenerme —dijo acariciando mi mejilla— pero no se lo digas a nadie sobre las pesadillas y las pastillas —me pidió y yo asenti desconfiada, no quería cometer la misma mierda y él termine golpeado o que golpee a alguien, supe que era capaz de cualquier cosa, era un poco violento pero me sentía muy protegida en sus brazos— será nuestro secreto —suspiro— debo irme —dijo levantándose y tomando las llaves de su auto el cual estaba en la mesita de luz, yo le sonreí forzada y me dio un beso en la frente asiendome sentir una niña— te veo luego mi niña esgrima —dijo en un susurro seguido de una sonrisa.

— te veo luego mi niño condón —dije y reímos, me besó levemente y salió de mi habitación, unos minutos después entró mi madre , me miró con el ceño fruncido y yo le sonreí.

— ¿qué pasó?¿no se quedará a desayunar? —preguntó.

— nada , solo tiene cosas de hacer —la miré a los ojos recordando lo que me dijo Sam de que no les contase nada sobre nuestros secretos. Pero sonreí cuando sus palabras retumbaron en mis oídos "mi niña esgrima". Dios estaba perdidamente enamorada de él y no quería hacer otra cosa más que estar a su lado.

Mi Amor PeligrosoWhere stories live. Discover now