Capítulo 1 - Primer contacto

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He adelantado la fecha de publicación una semana porque soy una chula y porque puedo.
¿Sorpresa?

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- Vamos, deja eso y ayuda con las cajas. - Me regañó Grayson desde la puerta de la habitación.

Le sonreí, sintiéndome algo culpable por ser la única sin ayudar y guardé el diario, el cual utilizaba para desahogarme.

- Voy a utilizarte más a menudo. - Susurré observándolo. Al fin y al cabo era el único con el que podía desahogarme plenamente.

Me levanté de la silla e hice un improvisado moño en mi cabeza.

Me asomé tímidamente por la ventana, evitando que los pocos rayos del Sol tocaran mi piel y observé el camión de mudanzas justo en frente de la casa.

Hoy sería el último día que pasaríamos bajo estas paredes, y el cambio era tan gratificante como aterrador. Siempre viene bien un cambio de aires, pero estas paredes han sido mi templo y mi mejor aliada en la dura misión de evitar a Ryan, y un cambio de terreno podría significar mi destrucción.

Acabé de guardar mis cosas en las últimas cajas que quedaban y las cogí a duras penas, saliendo de la habitación. Apenas veía nada por culpa de las cajas, aunque aún así intenté avanzar por el pasillo. Me apoyé en la barandilla y me acerqué a las escaleras, haciendo lo imposible por poder bajar. ¿Dónde demonios está la ayuda cuando la necesitas?

- Te vas a caer. -Murmuró una voz detrás de mi.

Pegué un salto, provocando que casi se me cayeran las cajas.

- Joder que susto. - Exclamé.

- Lo siento, no quería asustarte. - Se disculpó.

Sus ojos azules se clavaron en mi como alfileres, como lo llevaban haciendo todo este tiempo, porque cada mirada suya era una apuñalada a mis ojos.

- ¿Te ayudo? - Sus manos se dirigieron hacia las cajas, con la mala suerte de que rozaron mi piel.

Instintivamente me eché hacia atrás, y mi cuerpo chocó contra la pared violentamente.

Me miró confuso por unos segundos.

- Claro, sí, gracias.- Dije aparentando normalidad.

Asintió, cogió dos cajas y se giró rápidamente, bajando las escaleras.

Cerré los ojos y suspiré lentamente, aún apoyada contra la pared. Cada encontronazo con él me dejaba completamente sin energías.

- No te preocupes Jayce, lo tengo todo controlado. - Apareció Jayce por el pasillo, mientras reía y imitaba mi tono de voz, simulando la conversación que habíamos tenido días antes.

Le saqué el dedo medio, agarré bien la única caja que me había dejado y bajamos juntos las escaleras.

- Si no llegamos pronto se van a quedar las mejores habitaciones. - Murmuró mientras nos acercábamos al camión de mudanzas.

Atravesamos el salón y el recibidor, con cajas por todos lados.

- Las habitaciones ya están distribuidas, Jayce. - Murmuró Anna llevando un par de cosas mientras nos adelantaba.

Al menos no tendríamos que matarnos por la habitación más grande.

- ¿Cómo es de grande la casa? - Era la única que no la había visto, y la curiosidad me mataba.

- Tres plantas, seis habitaciones, cuatro cuartos de baño, piscina privada ... - Contestó Jayce.

- ¿Cómo coño vamos a pagar todo eso?

Aleación [SANGRE & ACERO #3]Where stories live. Discover now