Aleación [SANGRE & ACERO #3]

Capítulo 37 - A dos bandas

La luz del Sol iluminó la habitación débilmente mientras Sweet Child O' Mine de Guns N' Roses sonaba a todo volumen. Acabé de vestirme y me dirigí al baño, allí contemplé mi desastroso aspecto en el espejo durante unos segundos. Entre tanto drama había dejado de cuidarme, literalmente. Hice una mueca y salí del baño, y nisiquiera me iba a molestar en arreglarme. Cogí mi mochila y salí de la habitación para después bajar por las escaleras, dirigiéndome a la cocina.

Por el camino pude observar a Markell en el salón junto con Anna.

- Buenos días.- Saludé, ambos me saludaron de la misma manera. - ¿Que planes hay por aqui?

- Ya que Markell no va a la universidad va a ayudarme con unas cosas en casa.- Contestó Anna con esa sonrisa tan característica en ella.

- Genial, pasaoslo bien. - Me despedí, dirigiéndome hacia la cocina.

Se encontraban todos allí, desayunando mientras charlaban animadamente.

- A buenas horas. -Murmuró Aiden al verme entrar.

-Buenos días a ti tambien.- Contesté mientras le daba un mordisco a una de sus tostadas, provocando una queja por su parte.

Llegué hasta Ryan y dejé un corto beso en sus labios.

- Me voy con Luke, nos vemos por clases - Anuncié a modo de despedida.

No dejé tiempo para preguntas y desaparecí de la cocina, esquivando cualquier comentario. Atravesé el pasillo y salí de casa.

Los débiles rayos de sol que asomaban entre las nubes no tardaro en impactar mi piel, debilitándome sutilmente.

Atravesé el pequeño jardín delantero y llegué hasta el coche que ya esperaba en la puerta.

Abrí la puerta rápidamente y me introduje en el mismo, dejándo mi mochila en la parte de atrás.

- Arranca. - Dije una vez posicionada.

- ¿Y esas prisas? - Preguntó Luke desde el asiento del piloto.

- Sólo arranca.

- Como ordene su majestad. - Encendió el motor y pisó el acelerador.

Mi cuerpo se relajó y mi mente se despejó nada más abandonar esa casa.

- ¿Estás bien? - Preguntó poco después

- ¿Es normal que me sienta culpable? - Contesté su pregunta con otra pregunta.

- ¿No se lo has dicho? - Me miró de reojo para después fijar su mirada en la carretera.

- No, no sabía cómo se lo iba a tomar.

- ¿Y que piensas hacer?

- Rezar para que decida no venir.- Centré mi mirada en la carretera.

No dijimos nada en todo lo que quedaba de camino sobre el tema, podríamos decir que ambos necesitábamos descontectar un rato de los problemas y los líos amorosos.

Después de unos minutos escuchando la radio y hablando sobre cualquier tontería que se nos ocurriera llegamos hasta el aparcamiento de la universidad, nos bajamos y comenzamos a vagar por los pasillos de camino a la cafetería.

- ¿Que pasó después de que me fuera? - Pregunté, volviendo al tema.

- Bueno, después de que nos dejaras a todos con la boca abierta al salir de ese sótano con Hunter simplemente hablamos un poco con él, me fuí un rato después.

- ¿Estaba animado? - Pregunté mientras nos sentábamos en una de las mesas.

- Demasiado para haberse intentado suicidar diria.