Capítulo 16 - Libre

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Me encogí más en mi misma, arrugando las sábanas bajo mi débil y entumecido cuerpo. Cerré los ojos, centrando todos mis sentidos en Dark Paradise, de Lana Del Rey, la cual sonaba en repetición desde hacía horas.

Acerqué la sudadera que tenía en mis manos a mi nariz de nuevo, aspirando su fragancia, aún impregnada en toda su ropa y acaricié las sábanas de su cama. Podría estar llorando, pero las lágrimas se habían acabado hacía horas.

La puerta sonó, y después de unos precavidos y flojos golpes, se abrió unos centímetros.

El pelo medio rubio medio castaño de Ryan asomó por la misma.

- ¿Puedo pasar?- Pidió permiso.

Me limité a asentir.

Abrió la puerta lo suficiente para que su cuerpo pudiera pasar y la cerró detrás de él. Posó sus ojos en el pequeño altavoz situado sobre la mesa, dónde sonaba la música y se acercó a mi.

Se dejó caer sobre la cama suavemente, observando la habitación unos segundos.

- Los demás están preocupados. - Comenzó. - Llevas desde que llegamos hace dos días sin salir de aquí, sin alimentarte, sin comunicarte con nadie, absolutamente nada.

- Estoy bien. - Mi voz sonó áspera y ronca, debido al largo tiempo sin utilizarla.

No dijo nada, y simplemente me miró por unos segundos. Se quitó los zapatos y se tumbó a mi lado, con sus ojos azules mirándome a centímetros justo delante de mi.

- Es difícil para todos, Sophie. Es más fácil si compartes el dolor.

Y justo cuando pensaba que no me quedaban lágrimas, volvieron a mis ojos al recordar su sonrisa.

- Vivió toda su vida como un esclavo. - Comencé a desahogarme. - Sin poder pensar por él mismo, prisionero de Kylie. Justo ahora estaba comenzando a vivir su vida, a ser él mismo, a tomar sus propias decisiones, a ser feliz .. Y entonces ..

No me dejó continuar y pasó su brazo por mi cuello, acercándome a él.

Reposé mi cara entre su cuello, dónde las lágrimas comenzaron a fluir.

Agarré su camiseta y me refugié en su cuerpo, sintiendo que tenía a alguien con quien compartir mi dolor, sintiendo que no tenía porque llevar todo el peso yo sola.

Después de un buen rato se colocó mejor sobre la cama, mirando hacia el techo. Apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos, sintiéndome como en los viejos tiempos.

Ninguno de los dos dijo nada, simplemente nos encerramos en nuestros pensamientos, y por una vez me hubiese encantado saber que pasaba por su cabeza en ese mismo instante.

- Tenemos que bajar. - Susurró unos minutos después.

Hice un extraño sonido, negándome, y me abracé más a su cuerpo. Era el contacto más íntimo que habíamos tenido en meses, y no quería que acabara.

- Pueden esperar.

- Son las cenizas, quieren que tú elijas que hacer con ellas.- Susurró lentamente.

Tragué saliva, ya se me había olvidado.

Marie aseguró que no se podía hacer nada, su mente había acabado en las sombras, lo que significaba que viviría sus propias pesadillas para siempre, ya que esta vez nadie podía entrar a salvarlo, estaba totalmente perdido. Decidimos quemar su cuerpo, acabando así con ese sufrimiento.

- Está bien. - Cedí.

Me levanté de su pecho, dejándole espacio para poder ponerse de pie.

Mis ojos volaron a su espalda mientras que se levantaba, y después a sus ojos, los cuales me miraban con decisión.

Aleación [SANGRE & ACERO #3]Where stories live. Discover now