Capítulo 18

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—Joder Kasia, no lo vuelvo a repetir, ¿como mierdas crees que te dejare trabajar? — habló enojado Elian.

—Pero Elian, sabes que no me acostumbro a esto, no me gusta que me des dinero, no eres mi esposo para mantenerme — le hable mientras me sentaba a su lado en el sofá de el departamento. 

—No, no soy tu esposo pero pronto lo seré y te callas — me dio un corto beso — aparte vives conmigo y yo te tengo que mantener, sabes que no es ningún problema para mí — sentenció mientras tomaba mi mano para acariciarla.

—Yo sé que no es problema para ti, pero para mí si, tu más que nadie sabes que siempre me he esforzado en conseguir todo y no quiero que tú me des todo así de fácil — acaricie su mejilla con mi mano — ¿sabes que te amo verdad?

—Te amo muchísimo más Kasia y por qué te amo quiero darte todo, toda tu vida te has esforzado para conseguir lo que quieres y es hora de que vivas como una reina, por favor Kasia déjame consentirte — suplicó mirándome a los ojos. Me acerqué a el y lo bese tiernamente.

—Te amo Elian, mucho mucho — bese su cicatriz con cuidado, el era el hombre de mis sueños, mi príncipe azul y perfecto, el amor de mi vida, era la mujer más feliz a su lado.

Acomodaba mi poca ropa en el gran closet que se encontraba en el departamento en el que vivíamos mi Elian y yo. Era un departamento asombroso, tenía una gran vista a toda la ciudad, era muy moderno y minimalista, tenia una gran cocina moderna, la cuál le encantaba a mí madre, una sala de piel en tonos blancos, el piso tipo madera se enfundaba en una alfombra gris, tenía dos grandes habitaciones, ambas con baño propios, era un departamento que ni en sueños me imaginé vivir.

1 año después

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1 año después.

Esperaba impaciente en la casa de mi suegro a qué mi Elian llegará después de casi una semana fuera de la ciudad, Elian había ido con su padre a arreglar unos negocios a Las Vegas, Elian me había suplicado para que fuera con ellos pero yo no había podido ir ya que mi madre había enfermado y no podía dejarla sola.

—Vamos Kasia, deja de estar de impaciente y apresúrate con la comida — habló Kyan mientras me veía como cocinaba el espagueti con mariscos, la cuál era su comida favorita.

—Sabes que no puedo vivir sin mi bebe — hice un puchero y el río a carcajadas.

—Ugh, que empalagosa eres, mejor me voy — gritó saliendo de la cocina.

Kyan era algo así como mi mejor amigo, éramos muy unidos y siempre nos molestábamos, Jilom era un poco más serio pero igual nos llevábamos muy bien, él había terminado con Kathia hacia ya algunos meses y ahora era un mujeriego de lo peor.

La puerta de la gran mansión se abrió y yo salí corriendo para encontrarme con mi suegro y con Elian entrando por ella, a los pocos segundos estaba colgando como un mono de los brazos de mi Elian.

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