Smell like Cologne.

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Dipper no sabía cómo sentirse, se sentía terriblemente mal por no abrirle la puerta hacía ya un par de noches, y tristemente esa era la primera vez que lo veía desde entonces.

Para el colmo ahora se encontraba viéndolo, él estaba parado en unos de los lugares de adelante animando a Jack con Jackie y Tom a un lado. No estaba seguro de que le disgustaba más, que Tomás hablará con él y Dipper no estaba enterado o el hecho de que Jackie lo estaba haciendo reír.

Podía ver a Star gritando efusivamente junto con Mabel, apoyando el equipo de la Bestia, mientras Marco se encontraba junto a Star riendo por sus compañeras.

A su lado se encontraba Wirt, pero estaba discutiendo con Beatrice sobre algo que había decidido no le importaba lo suficiente como para prestar atención.

Tal vez debería ir con Marco, Star y Mabel, después de todo ahí no había un par de enamorados que estuvieran coqueteando entre peleas y mucho menos formaría un mal tercio, podía hablar con su hermana respecto a varios asuntos.

Así que se levantó de su asiento, pero a diferencia de lo que planeaba terminó bajando para buscar alguna bebida o algo que le quitará la desagradable sensación que le producía ver a Bill tan cerca para poder hablarle y, aun así, ser tan cobarde de no hacerlo, cuando regrese con su bebida hablaría un rato con Mabel.

Pero era Dipper Pines, y Wirt tenía razón, no lo necesitaba a él para avergonzarse a sí mismo.

Mientras bajaba las escaleras dejó de sentir el suelo, y esperó el golpe que nunca llegó.

Había caído en sus brazos.

No hacía falta levantar la cabeza para reconocer a quien lo había atrapado, esa fuerte e imponente colonia jamás pasaría desapercibida para Dipper y de pronto la nota golpeó su cabeza y miró dudoso al chico que sujetaba.

"Phil tenía razón respecto a mí, soy un desastre Pino, lo siento."

Dipper lo miró suavemente sintiendo como las manos del rubio se hallaban en su cintura evitando que el chico se golpeará a través de las escaleras.

El castaño frunció el ceño, no, Bill no era un desastre, y jamás lo sería, el verdadero desastre era Phil, un alcohólico, un maltratador, un sociópata, un abusador y en pocas palabras: un pésimo padre.

—¿Te encuentras bien? —Preguntó con dulzura aquel joven.

—Bill... —murmuró el castaño realmente sin saber que decir.

—Yo... —Bill iba empezar una vaga disculpa cuando sintió el pequeño cuerpo de Dipper entre sus brazos.

—No eres un desastre Bill, Phil jamás podrá tener razón en algo que diga de ti —murmuró levemente enterrando su cabeza en el pecho del rubio, aferrándose al chico.

Fueron esos efímeros minutos en los que Bill abrazó con fuerza al castaño que Dipper sintió como el mundo lo abandonaba, dejándose cautivar por ese delicioso aroma a la colonia de Bill, por su parte, Bill no necesitaba más que los delicados brazos del castaño a su alrededor para hacerlo sentir mejor, los abrazos de Dipper siempre fueron los mejores.

Realmente no les importaba el tiempo en el que se mantuvieron abrazados, a Dipper se le había quitado el mal sabor de boca y a Bill, todo motivo para dejar el lugar para estar solo, ese sentimiento se había modificado ligeramente al final, ya no quería irse de ahí... al menos no solo.

—Lamento haberte tratado así el otro día —Bill agachó la cabeza separándose ligeramente del castaño.

Dipper suspiró sintiendo su cuerpo temblar ligeramente.

—Está bien —el castaño susurró.

—Ese día estaba bastante tenso, Francis me hizo recordar cosas que realmente detesto y yo...—murmuró bajando la mirada —. Había recibido una llamada esa tarde que...

Dipper lo miró seriamente, ya se imaginaba dónde iba a tomar rumbo el asunto así que tomo la mano del chico sonriéndole y llevándole fuera del campo de futbol americano.

Cuando estuvieron fuera, ambos decidieron tomar asiento en una de las bancas que acompañaban el campus de la universidad, para su suerte, casi toda la universidad se encontraba viendo el partido y nadie se encontraba cerca.

Al momento en el que ambos compartieron miradas y el castaño le sonrió dulcemente, impulsándole a seguir, tranquilizándole y haciéndolo sentir seguro, haciéndolo sentir esa calidez, esa sensación de cariño... Bill se dispuso a continuar.

—Lo odio, ¿sabes? Se la ha pasado toda mi vida intentando arruinármela por un motivo completamente estúpido —Bill gruñó frustrado.

No había que mencionar a alguien para saber perfectamente que se refería a una sola persona en el mundo... Phil Cipher.

Sí, Bill era muy difícil de entender y era bastante complicado sacarle algo de información acerca de lo que le pasaba, a Dipper le había costado mucho tiempo, por no decir que años en entenderlo... tardó tanto en poder comprender algo del rubio a pura lógica y observación en su comportamiento, pero en ese momento, el rubio le estaba contando todo lo que le pasaba por la cabeza.

Sin dudarlo, ahí se encontraba mirando los hipnotizantes ojos del rubio y lo abrazo sin dudarlo en algún momento.

Dipper sabía que Bill quería estar lo más lejos de su padre, y lo entendía, él también quería mantener a Bill lo más lejos de ese hombre.

—Estaba frustrado y realmente no quise llamarte por tu nombre ... se lo mucho que lo odias y no me gustaría que terminarás odiándome a mí por eso y mucho menos quería alzarte la voz —Bill murmuró suavemente, con algo de miedo, temiendo que el castaño lo odiará toda la eternidad por ello.

Dipper se separó regalándole una sonrisa en un intento de tranquilizarlo.

—No te preocupes por eso —contestó el castaño sonriendo levemente —, aparte, este Pino no está molesto contigo y jamás sería capaz de odiarte.

Bill dejo salir el aire que estaba conteniendo.

—Y menos por algo tan tonto como eso, Bill —el rubio lo miró antes de sonreírle tímidamente.

—¿Sin rencores? —Bill preguntó dudoso sintiendo su labio temblar ligeramente.

—Sin rencores —afirmó el castaño riendo.

Y sin pensarlo demasiado, ambos se sumergieron en un abrazo, querían cambiar el tema, relajarse un poco, Bill quería olvidar por unos segundos su desagradable situación, esa platica que les tomaría gran parte del partido los había hecho sentirse bien de nuevo con una facilidad sorprendente, una facilidad que ambos compartían para hacer sentir mejor al otro.

Essences. [Billdip]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt