Smell like Alcohol.

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Era la fiesta que toda la universidad estaba esperando, por fin podrían festejar sin preocuparse realmente por el día siguiente, las fechas entre navidad y año nuevo eran las favoritas de la universidad.

Bill estaba cansado, había tenido una larga noche en la casa de los Gleeful, y aunque no había sido tan malo como había pensado en un principio, el viaje de vuelta a la universidad lo había dejado agotado.

—Esta vez no puedes faltar Cipher, te tengo una sorpresa —Jack le sonrió ampliamente.

—No lo sé, estoy cansado —murmuró enterrando su cabeza en la almohada.

—¡Te dije que vas a ir! —Exclamó Jack tirándolo de la cama —. Pudiste haber faltado a la de Xólotl, pero no puedes faltar a la mía.

Su cuerpo dolió terriblemente, no sólo por el impacto, sino más bien por los múltiples moretones que su padre le había dejado la noche anterior.

—¿Estas bien? No pudo haberte dolido tanto —el rubio se levantó y negó suavemente con una ligera sonrisa—, por cierto, no me has dicho quién te hizo en el ojo, ¿de quién me encargo ahora?

—De nadie —contestó Bill rápidamente, no necesitaba involucrar a Jack en eso.

—Eventualmente me enteraré, Cipher, estamos hablando de mí —Bill rodó los ojos.

—Ya voy a cambiarme, te veo en la fiesta, ¿así me dejarás en paz? —le preguntó Bill mientras veía como el azabache asentía y se alejaba por la puerta.

***

Bill no había mentido respecto a ir a la fiesta, ahí se encontraba, sentado afuera debajo de un árbol, lejos de todas las luces y el sonido estruendoso.

El raro de Xólotl se encontraba cantando en el escenario terriblemente borracho, Bill podía asegurar que estaba cantándole a todas las chicas a la vez, aunque estas creían que era únicamente para una de ellas.

Veía a un par de rostros familiares bailando, ignorando por completo el show de Xólotl, entre ellos Mabel con su novia la Noroeste y a Star con Marco Díaz, Bill sabía perfectamente que esos dos llevaban saliendo desde hacía un tiempo, Jack le había contado a él, y a Jack le había contado Tomás, mejor amigo de Marco, por lo que supuso que Marco le había dicho a Tomás y así sucesivamente.

Estaba buscando con la mirada a su hermano, pero supuso que había preferido quedarse en la habitación con su novio, ya que ninguno era fan de las fiestas.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó que un par de chicos se le habían acercado, y no despertó de su ensoñación hasta que escucho como un castaño se aporreo contra el piso.

Giró su cabeza hasta encontrar a Dipper tirado en el piso, con una venda en sus ojos y riendo estruendosamente.

—¿Pino? ¿Estás bien? —Preguntó Bill ligeramente preocupado.

—¡Bill! —el castaño reaccionó levantándose y abrazando a Bill por el cuello—, estoy tan feliz de verte, bueno, ahora no te puedo ver por la venda, pero, en fin, no tienes idea de cuánto te extrañé.

Ese extraño olor llegó a sus fosas nasales, ese olor que Bill repudiaba con cuerpo y alma.

—¿Estás ebrio? —Bill preguntó por el simple y mero hecho de asegurarse.

Dipper soltó una suave risa para separarse un poco del rubio, quien le quito la venda de los ojos para verlo mejor.

—Un poquito —rió levemente.

—¿Cómo te emborrachaste? Tu no tomas alcohol —Le preguntó preocupado el rubio.

Él sabía perfectamente que Dipper no tomaría ni una sola gota de alcohol por su cuenta, así que alguien debió haberlo hecho por él, pudo haberse confundido con alguna bebida o algo por el estilo para tomar alcohol a tal punto para que el castaño estuviera así.

Essences. [Billdip]Where stories live. Discover now