Todo lo que sube tiene que bajar

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Eran las cuatro de la madrugada cuando la puerta del cuarto de Sherlock Holmes se abrió con brutalidad haciendo que se levantará con rapidez viendo a Wayat agitado con solo su pantalón de pijama, descalzo y más pálido que de costumbre.

Al ver sus ojos llenos de lágrimas supo de inmediato que se trataba de Marissa.

-¿Que sucedió?-pregunto no queriendo siquiera deducir lo que el chico pensaba, simplemente no deseaba hacerlo.

El muchacho jadeo en busca de aire y temblando se recargo en el marco de la puerta.

-Su casa...- su voz era entre cortada y el corazón del detective se detuvo-Su casa explotó, Sherlock.

-¿Como te enteraste?

Wayat suspiro viéndole con una infinita preocupación, apretando el celular en su mano derecha queriendo contenerse de soltarse en llanto.

-Lestrade me llamo...iba hacia allá, quería que te avisara.

El detective asintió algo ido, no queriendo creer lo que oía. Se sentó en la cama aún sin asimilarlo.

-¿Esta muerta?- su voz sonó amarga, monótona. Quería evitar ese sentimiento que se poso en el medio de sus costillas.

-No lo se- negó el chico apretando la mandíbula.El silencio inundó el cuarto y Wayat se atrevió a preguntar temiendo la respuesta-Sherlock-balbuceo-¿que posibilidad hay de que haya sobrevivido?

El aludido pensó, en verdad pensó y busco posibilidades en su palacio mental de alguien que haya sobrevivido a tal explosión sin salir completamente herida y solo encontró un porcentaje del 20%.

Su mundo se comenzó a oscurecer ante la idea de perder a su querida mini detective como le llamaban los Holmes de cariño.

El joven al ver que el detective le vio seriamente negó retrocediendo, sintiendo el dolor en su corazón expandirse por todo su pecho.

-¡No!- grito cegado por el dolor-¡No puede ser verdad!

La señora Hudson llegó corriendo hacia el cuarto amarrando su bata algo somnolienta; encontrando al joven llorando mientras que Holmes mantenía sus ojos cerrados.

-¿Que ha pasado?- pregunto ajena al dolor de Wayat, que cayó sentado en la alfombra de la sala cubriendo su rostro, dejando salir sus sollozos-¿Sherlock?

El no contesto, solo se encerró en su habitación de un portazo, la anciana se acercó al joven castaño y le abrazo aún sin saber completamente lo que le sucedía.

Wayat se aferró a la mujer, no queriendo pensar en lo que su corazón había perdido.

Era un dolor tan punzante que lo dejaba sin aire, sus sollozos eran desgarradores tanto para el como para la anciana que preocupada lo consolaba.

Unos minutos después Sherlock salió de su cuarto vestido para salir y tomo la gabardina colocandosela rápidamente.

-¡Necesito que me digas que estás sucediendo!-demando la señora aún con Wayat a su lado.

El de rizos se detuvo en la puerta dándoles la espalda.

- No confirmaré nada, hasta verle muerta.- hablo con voz ronca haciendo que la mujer se alarmara.

- ¿Quién está muerta?!

-Aun nadie, señora Hudson- comento Sherlock antes de salir y dejarle con las palabras en la boca.

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Quince patrullas, un camión de bomberos, dos ambulancias, cincuenta policías y muchos curiosos alrededor de la casa fue lo que vio al bajar del taxi.

Estudiando a Sherlock Holmes.Onde histórias criam vida. Descubra agora